La película Petróleo sangriento se estrenó hace pocos meses. Su personaje principal, Daniel Plainview (protagonizado por Daniel Day-Lewis), refleja el prototipo del empresario capitalista de principios de siglo XX, dispuesto a todo para montar su imperio del petróleo en un pueblo perdido del oeste norteamericano.

Colonia 25 de Mayo queda en La Pampa y era - hasta hace unos años - también un pueblo perdido. Pero en los últimos años se transformó en un oasis para las multinacionales del petróleo y sus socios locales. De 4 mil habitantes, en poco tiempo la colonia llegó a 14 mil. La bonanza vino acompañada de nuevos conflictos.

La batalla. Jueves 19, 5 de la mañana. Un grupo de la UOCRA corta el Puente Dique, junto al Río Colorado. Esperan a los obreros que llegan desde el yacimiento El Corcovado, escoltados por un grupo del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro y Neuquén. El enfrentamiento no tarda en llegar. Golpes, palos, tiros. Las fuerzas eran desiguales y el resultado fatal: Ariel Quiroga, de la UOCRA Mendoza, aparece ahogado cuatro horas más tarde. Completan el cuadro varios heridos y 14 detenidos.

“Fue una cacería” denuncian los de la construcción. “Hace dos meses nos balearon la camioneta”, contestan los del petróleo. La disputa por el encuadramiento y los aportes sindicales de más de 1000 obreros de los yacimientos de la zona ha desatado una guerra de aparatos. De un lado, la UOCRA Mendoza y el Sindicato Petrolero de Bahía Blanca; del otro, el sindicato de Río Negro y Neuquén, dirigido por Guillermo Pereyra.
Pereyra, fuertemente ligado al MPN de Sobisch y Sapag, cultiva relaciones con funcionarios nacionales. Y también cultiva la ironía: “el compañero se largó al agua y desgraciadamente se lo llevó la corriente”, asegura.

¿Qué defienden? Por estos días, la colonia y sus alrededores son pura tensión. La UOCRA veló a Ariel Quiroga y realizó un paro de duelo. El sindicato petrolero marchó pidiendo la libertad de los 14 detenidos. El Ministro Tomada busca interceder pero por las dudas llegaron más policías y el Grupo GEO.

Los medios burgueses citan de memorias los nombres de los sindicalistas enfrentados. Pero nadie nombra a los Daniel Plainview del siglo XXI. A Petrobras, Petro Andina, los Werthein y Petroquímica Comodoro. Los amigos de los Kirchner que se llevan 6 millones de barriles de crudo y 350 millones de metros cúbicos de gas, dejando al pueblo $ 12 millones miserables en regalías, por todo un año.

La ‘batalla de 25 de mayo’ desnuda el papel reaccionario de los viejos aparatos sindicales. Aferrados a sus sillas, no levantan un dedo para pelear contra los primeros despidos, ni para denunciar el saqueo petrolero y la explotación a los obreros de los yacimientos. Sólo defienden a muerte sus rentas y prebendas, dividiendo las fuerzas de los trabajadores.