“Ya hemos perdido mucho”

“Dicen que con los piquetes se está perdiendo mucho pescado en el puerto”, le dijo el periodista de TN al filetero marplatense. “Perder hemos perdido nosotros en estos 25 años, trabajando en negro, fuera de la ley – responde–: nos ha costado mucho; no vamos a levantar los piquetes hasta tener respuesta. Perder han perdido nuestros hijos”. El 45 % de los niños son pobres en Mar del Plata, hasta algunos trabajan como cococheros: con sus manos pequeñas pueden filetear mejor el cuello de la merluza. Una red de la explotación que arranca en los astilleros y recorre la estiva, el salado, la harina, las plantas.

Esfuerzo, trabajo y producción

Madrid. Elegantemente vestida para la ocasión, Cristina le habla a los empresarios españoles: “Argentina ha tomado un camino definitivo y tenemos que perseverar en este camino de esfuerzo, trabajo y producción”. ¿Esfuerzo? ¿De quiénes? A las 2 de la mañana arrancan las obreras fileteras. Sus manos se congelan, el brillo del pescado lastima los ojos. En Santa Cruz, la provincia de la primera dama, el 100 % de las operarias ya tuvo algún tipo de enfermedad laboral. ¿Trabajo? Hasta 12 horas de pie frente a la mesa; 6 días a la semana, sacándole piel y cabeza al pescado. No hay máquina que lo sepa hacer. ¿Producción? En una jornada una operaria puede filetear 150 kilos de merluza. O más. Lo pagan 30 ó 40 centavos el kilo, y se vende a 15, 20 pesos. Si va a Europa, 2.000 euros la tonelada.

La herencia

Mar del Plata. Para encontrar el origen del conflicto hay que remontarse a 1990, cuando comienzan a surgir las “cooperativas truchas”. Ahí, los testaferros de los frigoríficos cerrados y los punteros políticos empiezan a organizar las cooperativas, legalizadas por los gobiernos de Menem y Duhalde. Hoy, son 8000 trabajadores bajo ese sistema; el 75 % en negro. No tienen garantía horaria y deben llevar su indumentaria de trabajo.

Tampoco tienen cobertura por accidente, enfermedades, ni mucho menos obra social. No hay aportes, o sea que no hay jubilación, seguro de desempleo, ni asignaciones familiares. ¿Salario mínimo? ¿Vacaciones? ¿Aguinaldo? ¿Derechos sindicales? En los puertos de Kirchner y Solá esos derechos son más raros que pescado que habla.

El oro rojo

Puerto Deseado. “Todos los años se viene depredando el mar. Hoy los empresarios le dan migajas a los marineros”, dice una de las esposas de los marineros. El feudo de Kirchner no se limita a la tierra, de donde saquean el oro negro, sino que se extiende al fondo del mar, para saquear el oro rojo. Así le dicen los marineros al langostino, que sale 120 dólares el cajón. Las empresas españolas se llevan millones, sin embargo, a los marineros de Puerto Deseado les roban un mes de sueldo por el “impuesto al trabajo”.

Más ganancias, mayor explotación y cada vez menos pescado

“Trabajamos 18, hasta 20 horas arriba de los barcos. Es el segundo trabajo más riesgoso del mundo”, dice Medina, de los marineros de Puerto Deseado. Reclaman mejores salarios y condiciones de trabajo. Las grandes empresas pesqueras capturaron el año pasado el 80 % de las 950.000 toneladas que se extrajeron del mar argentino. El 80 % se exportó; la mayor parte a España. Para el INIDEP (Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero), la sobrepesca alcanza el 250 %, con lo que las reservas de merluza cayeron un 75 %.

En Puerto Deseado rige la conciliación. Los marineros enfrentan a los empresarios pero también al intendente Arturo Rodríguez, custodio de los negocios de la zona. Como en Mar del Plata, la lucha es política. Por eso el gobernador Peralta maniobra la negociación, sin perder de vista las elecciones provinciales.

La herencia II y la continuidad

Aunque el negocio se inicia con la dictadura, el menemismo desarrolló el esquema de depredación pesquera/precarización laboral que hoy Kirchner continúa. Mediante la Ley Federal de Pesca, aprobada en 1997, se permitió a las empresas repartirse los recursos naturales mediante títulos de propiedad. Su impulsor fue el actual gobernador Felipe Solá, en ese entonces Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Menem. Los legisladores de Santa Cruz impulsaron la ley, que además constituía el Consejo Federal Pesquero, integrado por funcionarios y lobbystas. Uno de ellos era el Subsecretario de pesca de Santa Cruz, Gerardo Nieto; actualmente Subsecretario de pesca de la Nación. En su primer año de gestión, Santa Cruz pasó del 40 % de la merluza capturada en el país, a casi el 70 %.

Por estos días Solá suena como cabeza de la lista de diputados oficialistas. Daniel Katz, intendente de Mar del Plata, como futuro ministro de Scioli. Gerardo Nieto, con causas por corrupción y manejos turbios en la Subsecretaría de Pesca, es hombre de confianza de la coqueta ‘pingüina’.

En definitiva, el esquema de saqueo y precarización tiene lugar asegurado en el próximo gobierno.

Terminar con el fraude y la depredación

La dura pelea de los marineros de Puerto Deseado y los fileteros de Mar del Plata se enfrenta a las burocracias peronistas del SOIP y el SOMU, pero también al poder político que está enredado con las grandes multinacionales del sector. Cada derecho se conquista a huelga y piquete.

El trabajo en negro, a destajo, sin derechos, desmiente el doble discurso de Cristina Kirchner. El ataque a las oficinas, la huelga y el piquete desmienten el ‘pacto social’.

Para terminar con el impuesto y el fraude laboral, hay que exigir que se respete el convenio 161/75, se termine el ‘impuesto al trabajo’ y el salario mínimo parta del valor de la canasta familiar. Para terminar con la depredación, hay que derogar la Ley Federal de Pesca, anulando todos los permisos y acuerdos con el imperialismo, nacionalizando los recursos pesqueros bajo control de los trabajadores y el pueblo.