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CRIMINALIZACIÓN DE LA POBREZA Y LA PROTESTA

Paremos la nueva impronta fascista de Macri

Con una ordenanza del 13 de julio de 1777 el Rey de Francia, Luis XVI, mandaba a la cárcel “a todo hombre de buena salud entre los 16 y los 60 años, carente de medios de subsistencia y que no ejerciera ninguna profesión” . El mismo espíritu tuvo una ley nacional expedida en el año 1815 y realizada a medida de los terratenientes que por aquella época se expandían y pretendían convertir a los gauchos en hombres al margen de la sociedad. Esta norma disponía que “quien no tuviera propiedad legítima sería considerado sirviente”, y todo sirviente que no llevara consigo la papeleta de conchabo de su patrón -que era válida sólo por tres meses- era declarado vago.

Virginia Pescarmona

1ro de abril 2010

Con una ordenanza del 13 de julio de 1777 el Rey de Francia, Luis XVI, mandaba a la cárcel “a todo hombre de buena salud entre los 16 y los 60 años, carente de medios de subsistencia y que no ejerciera ninguna profesión” . El mismo espíritu tuvo una ley nacional expedida en el año 1815 y realizada a medida de los terratenientes que por aquella época se expandían y pretendían convertir a los gauchos en hombres al margen de la sociedad. Esta norma disponía que “quien no tuviera propiedad legítima sería considerado sirviente”, y todo sirviente que no llevara consigo la papeleta de conchabo de su patrón -que era válida sólo por tres meses- era declarado vago.

Así fue como la población campesina, que había sido expulsada, violentamente, de sus tierras, y convertida en vagabunda en la ciudad, fue criminalizada por medio de leyes grotescas que pretendían disciplinar a las clases más pobres y justificaban su exclusión, su tortura y hasta su muerte. “Una persona que ande robando y mendigando será declarada trashumante y vagabunda…los jueces de paz están autorizados a azotarlos públicamente y, la primera vez que se les sorprenda a condenarlos a 6 meses; por la segunda a dos años de cárcel… Los vagabundos incorregibles y peligrosos deben ser marcados a fuego con una R el hombro izquierdo y sometidos a trabajos forzados… y cuando se los sorprenda nuevamente mendigando serán irremisiblemente ejecutados…”

Cualquier parecido con la realidad de la Ciudad de Buenos Aires…no es pura coincidencia. Con el mismo desprecio por los/as trabajadores/as y pobres, pero 200 años después, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, vuelve a insistir con la modificación del Código Contravencional, imponiendo duras sanciones a trabajadores precarizados como los cuidacoches, quienes podrán ser castigados, sólo por el hecho de realizar esa actividad, y aunque no se les pueda probar que exijan dinero a cambio de su tarea. Al mismo tiempo que da impunidad al jefe de Investigaciones de la Metropolitana, Miguel Colombo, en cuyo prontuario data hace años la causa abierta por proteger a proxenetas y tratantes de mujeres y niñas para la explotación sexual, Macri pretende ahora endurecer las penas contra quienes se encuentran en situación de prostitución. Y no es todo: el Gobierno porteño también pretende prohibir la actividad de los "trapitos" y "limpiavidrios", imponiéndoles pena de arresto de 1 a 5 días, o una multa que va de los $200 a los $2.000. Si el proyecto del Ejecutivo prospera en la Legislatura porteña "trapitos" y “limpiavidrios” serán sancionados con arresto, al igual que aquellos que marchen o se manifiesten “encapuchados”, que podrán recibir hasta 20 días.

Propuestas reaccionarias

Con esta nueva reforma al ya cuestionado Código Contravencional, el mismo que ya carga con decenas de luchadores procesados –como sucede con miembros de directivas de sindicatos docentes-, Mauricio plantea una nueva ofensiva política para reagrupar a los sectores de clase media y alta que se han desencantado de su gobierno PRO, después de las inundaciones y de los retrocesos de su Policía Metropolitana. Como venimos denunciando hay un avance de las políticas represivas del macrismo, quien viene ensayando medidas para desalojar violentamente a los pobres y se propone terminar con piquetes y manifestaciones en la Ciudad. Estamos ante un ataque directo al derecho a manifestarse. Si en distintas acciones de protesta hay quienes se deben tapar la cara es porque además hay persecución patronal en los trabajos. Además cada organización tiene el derecho a marchar con estandartes y símbolos propios. Macri ya cuenta con policía propia, ahora quiere darle más atribuciones. Si la Metropolitana sólo puede actuar en contravenciones… entonces se propone cambiar el Código Contravencional. La oposición volvió a la carga con las denuncias, pero sin plantear ninguna medida de lucha al respecto… le preguntamos a los kirchneristas: ¿qué pensaban que iba a hacer Macri cuando su bloque K avaló con su voto en la Legislatura la creación de la Metropolitana?

Todavía no termina de salir de los escándalos de la designación de Fino Palacios como Jefe de la Policía Metropolitana, involucrado en los atentados en la AMIA; de Chamorro y su red de espionaje y de Ciro James (hoy detenido en Marcos Paz por espiar a diputados opositores y a funcionarios de su gabinete), ¡que ya sale de nuevo con propuestas que pretenden superarlos! O el reciente escándalo con 14 nuevos oficiales de la Metropolitana, que vienen con causas de corrupción y abuso de poder desde la Federal. Macri endureció su propuesta general sobre “inseguridad” prometiendo dar batalla “hasta el final” contra los cuidacoches, los limpiavidrios y contra los manifestantes encapuchados y con palos. Además, fiel a su estilo PRO, negó que esta iniciativa "viole los derechos humanos y criminalice la pobreza”. Con los cambios que propone el Ejecutivo, la Federal y la Metropolitana hasta pueden actuar por presunción.

Y, por si fuera poco, Macri aprovechó la conferencia para ahondar en su estilo de empresario exitoso diciendo en su conferencia de prensa que "hay que dejar de lado los prejuicios ideológicos y la politiquería barata y votar algo moderno"… ¿Tan moderno como las normas reglamentarias de Inglaterra en el Siglo XVIII, utilizando las picanas PRO del Siglo XX?

Trapitos al sol

Mientras Macri anuncia su política represiva hablando de luchar consecuentemente “contra las mafias”, es sabido y comprobado que detrás de todos los delitos mayores y menores está de alguna manera involucrada la propia policía: desarmaderos, trata de mujeres, prostíbulos, droga, etc.
No es el primer intento ni mucho menos de avanzar contra los derechos de los trabajadores y el pueblo pobre. Macri anuncia su política represiva hablando de luchar. Consecuentemente. “contra las mafias” que organizan a estos sectores, en especial contra los barras bravas que regentean a los trapitos en los espectáculos deportivos, cuando él, como presidente de Boca Juniors, permitió que sus socios políticos de la barra manejen el negocio. Aprovecha esta ocasión para querer “regular” las manifestaciones populares, diciendo que sólo es contra los que marchan con capuchas y palos queriendo prohibir de conjunto todo tipo de manifestación.

Sabemos que no se trata de “regular” la actividad de los trapitos y limpiavidrios, sino de resolver toda forma precaria de trabajo y desocupación, ambos productos directos de los proyectos políticos y sociales del mismo Macri. Pedir más policías, mayor poder de fuego, es agravar el problema. Hay que luchar para acabar con la pobreza y la descomposición social que produce este sistema, peleando por trabajo para todos/as, por el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados manteniendo el salario, entre otras medidas.

Necesitamos volver a ganar las calles pare frenar este nuevo avance del macrismo, para impedir esta reforma reaccionaria del Código Contravencional y por su anulación definitiva, como también la disolución de su brazo armado, la Policía Metropolitana. No alcanza con denunciarlo desde los medios de prensa, con conferencias de la oposición legislativa, sino que debemos exigirle a ellos y a las organizaciones que representan, como el FPV y Proyecto Sur, como así también a la CTA a que convoquen a acciones callejeras hasta torcerle el brazo a Macri.

Los sindicatos, las organizaciones políticas y sociales y los estudiantes debemos volver a encontrarnos para dar batalla contra la criminalización de la pobreza y la protesta social.

Prensa

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