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Para leer las elecciones en la CTA

La elección de la CTA no sacará del impasse a los sindicatos de docentes y estatales, porque ninguna de las dos alas en que está fraccionada su dirección podrá lograr hegemonía. El resultado no cambiará lo sustancial: está a la orden del día retomar la movilización independiente por el reclamo de la personería gremial para el nuevo sindicato al subte, la convocatoria a un congreso de delegados de base de toda la central y la movilización hasta arrancarle a Tomada y Kirchner plenos derechos sindicales para los trabajadores.

Manolo Romano

23 de septiembre 2010

La elección de la CTA que se dirime al día siguiente del cierre de esta edición, no sacará del impasse a los sindicatos de docentes y estatales, porque ninguna de las dos alas en que está fraccionada su dirección podrá lograr hegemonía. Una refracción de la situación más general del país, donde ni el gobierno ni la fragmentada oposición patronal, a la que responden cada uno de los sectores de la cúpula de la CTA, terminan de imponerse sobre la otra. Se verá si en los votos predomina la centroizquierda de Yasky que apoya al gobierno, es decir directamente al patrón de los trabajadores del Estado, o los que protagonizan el sorprendente caso de una dirección sindical como De Gennaro que apoyó el lock out patronal de una sociedad de terratenientes, al igual que el Momo Venegas de la derecha peronista. No es la batalla definitoria porque las dos alas seguirán conviviendo, como hace mucho tiempo, repartiéndose áreas de influencia gremial, la CTERA para los oficialistas y ATE para los opositores al gobierno nacional, incluso compartiendo su participación en el gobierno municipal de Neuquén mediante el UNE, y hasta participando de una lista de “unidad” de ambas alas en la seccional de la CTA en Villa Constitución, donde se juega la dura lucha de Paraná Metal.

Mientras la Lista 1 de Micheli y De Gennaro son partidarios de Pino Solanas y comparten un proyecto político con la Federación Agraria sojera de Eduardo Buzzi (quien podría postularse como candidato en Santa Fe por Proyecto Sur); la lista 10 de Yasky adhiere a la centroizquierda que dirige Martín Sabbatella, jugando el rol de auxiliares de segunda de los K.
Esta semana Cristina Kirchner reivindicó públicamente al diputado en un acto en Morón junto al propio Scioli: “Quiero agradecer a la fuerza política del diputado Sabbatella, que fue uno de los pocos que nos acompañó” en varias medidas del gobierno en el Congreso. La “fuerza política” es a la que pertenece también Hugo Yasky, Nuevo Encuentro, al que el kirchnerismo usará como “colectora” en la provincia de Buenos Aires para sumar votos “por izquierda” a la fórmula nacional mientras, en el otro flanco derecho, utiliza al gobernador bonaerense. El movimiento gubernamental de apoyar a Scioli y a Sabbatella al mismo tiempo, es análogo al de apoyarse en Moyano y en Yasky a la vez, y así atraer a sectores que le permitan disfrazarse para oponer a las tendencias que vienen de abajo. La crisis de legitimidad del régimen de partidos que la clase dominante hereda del 2001 no fue cerrada: el sindicalismo de base y, ahora, la izquierda estudiantil que ha surgido con tomas, cortes, asambleas y marchas masivas en la Capital son las expresiones más avanzadas. En tanto el sector de Michelli y De Gennaro que milita para la oposición patronal ha arrastrado al MST y al PCR que en la gesta de Kraft firmaron la paz social con el gobierno y la multinacional yanqui, Yasky utiliza de “colectora” en la lista para la CTA Capital a un sector de dirigentes de los trabajadores del subte, liderados por Pianelli y Segovia.

Más allá de los resultados de corto plazo, se aclara un balance del conjunto del período. Los que decían pertenecer, allá por el año 2004, a un “sindicalismo independiente” (MIC) y, en su nombre, se negaban a definirse independientes del gobierno; ahora, en el fin de ciclo kirchnerista, se transformaron en sus auxiliares. Se creen exitosos si conquistan cargos en la dirección progubernamental de la seccional Capital de la CTA (“cavar trincheras junto a sectores de la burocracia para acumular”, le dicen), cuando se subordinan al gobierno que impide que se conquisten plenos derechos para el nuevo sindicato que los miles de trabajadores del subte han reclamado con paros históricos y daría un vuelco el mapa sindical del país (“cambiar un lugar en la historia por puestos en los sindicatos”, le decimos nosotros). Los que venimos promoviendo, junto a los ceramistas de Zanon, la independencia política de clase, no sólo hemos defendido con la lucha las trincheras de gestión obrera conquistadas, sino que avanzamos en ocupar nuevas posiciones, como la Comisión Interna de Kraft junto a cientos de nuevos delegados agrupados en el Plenario de Trabajadores Clasista. Más de 550 trabajadores del subte han rechazado con su firma el intento pro-gubernamental de Yasky contra un emblema del sindicalismo de base.

Dos días antes de las elecciones de la CTA, quedó demostrado que el acta firmada por estos mismos dirigentes con Tomada en noviembre pasado (que incluía, como en Kraft, una cláusula de paz social) ha quedado a la derecha de los jueces, que es mucho decir, que acaban de fallar a favor de la inscripción para el nuevo sindicato. Sin duda, el fallo es parte también de un nuevo episodio de la “guerra” que en otros terrenos se libra por arriba entre la justicia y el gobierno. El resultado de la elección de la CTA no cambiará lo sustancial: gane quien gane, está a la orden del día retomar la movilización independiente por el reclamo de la personería gremial para el nuevo sindicato al subte, la convocatoria a un congreso de delegados de base de toda la central y la movilización frente al Ministerio hasta arrancarle a Tomada y Kirchner plenos derechos sindicales para los trabajadores.

Los nuevos aires que trajo el movimiento estudiantil que irrumpió rechazando el desfinanciamiento de la educación pública de Macri y los Kirchner, son un aliciente para la lucha del PTS de contruir una fuerza política por la unidad de obreros y estudiantes, con independencia de clase de los bandos patronales en disputa, anticapitalista y socialista, que se prepare para nuevos acontecimientos convulsivos de la lucha de clases.

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