vencido de esa idea de que el peronismo de izquierda es un oxímoron, digamos que peronismo e izquierda tienen […] una larga posibilidad de debate […], pero peronismo de izquierda no constituye sino […] una contradicción imposible. […] el kirchnerismo me permitió asistir a una de las viejas posibilidades del peronismo […] que busca reivindicar la existencia de una entidad más o menos etérea llamada peronismo auténtico […].

La figura de lo auténtico es una figura muy cara al peronismo, […] un movimiento tan complejo, con tantas contradicciones, […] siempre buscar algún tipo de línea que ponga en escena algún tipo de originalidad absoluta, un tipo de esencia que estaría aletargada […]. El kirchnerismo viene a funcionar como […] la nueva puesta en escena de ese peronismo auténtico que sería en realidad y a pesar no solamente de sus contradicciones sino de sus decisiones políticas en contra, finalmente el gran ímpetu democratizador, transformador de la Argentina.

[…] Mi propia formación teórica dentro del populismo me fue llevando, y la formación de los marxistas ingleses, […] en la dirección de Gramsci […]
siempre me quedó esa idea del pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad […] hay que radicalizar el pesimismo de la inteligencia antes que caer seducido por la hipótesis del optimismo de la voluntad, […] aquello que aqueja […] esta joven izquierda peronista […].

[…] Lo que acabo de decir explica porqué tengo que firmar por un Frente de Izquierda […] el reclamo de la necesidad de la unidad de la izquierda como forma de crecer sistemáticamente, crecer en capacidad teórica y capacidad política, en capacidad de movilización, eso que aparecía como reclamo en el momento en que se ve realizado sería muy contradictorio negarse a acompañarlo […].