No somos piqueteros, yo quiero trabajar!". "¡Yo también quiero trabajar, y ustedes no dejan pasar el tren!". Así, a los gritos y a punto de pegarse, se cruzaron Víctor, uno de los líderes de los trabajadores que ayer cortaron las vías del ex Roca, con un usuario harto ya de esperar el tren a Glew. Por la mañana (en hora pico) y por la tarde, las vías fueron cortadas, a unos 50 metros de la estación Avellaneda, por empleados de una empresa de limpieza que cumple tareas para Metropolitano, la concesionaria del tren.

La protesta se realizó en un punto clave: Avellaneda es un nudo atravesado por todos los servicios (el diesel y el eléctrico), hacia el sur del conurbano (y llegan a La Plata). En total, mueven unas 400 mil personas por día. El corte de vías de la mañana ocurrió a cerca de las 9. Plena hora pico. Un grupo de pasajeros, ante la detención del tren, optó por resolver el conflicto por mano propia. Varios muchachos bajaron y empezaron a tirarles piedras a los trabajadores. La policía ferroviaria debió intervenir.

Víctor Pérez, uno de los trabajadores, se justificó por el corte de las vías: "A mí me despidieron sin enviarme telegrama. Lo único que queremos es trabajar".

Los "cortavías" son empleados de la empresa de limpieza Catering World que pedía ser incorporados a Metropolitano como ferroviarios para aumentar su sueldo. Uno de ellos le mostró a Clarín una fotocopia del Ministerio de Trabajo, donde 29 diputados nacionales reclamaron salarios y condiciones dignas de trabajo para empleados de Catering.

La lluvia de piedras matinal llamó la atención: en los recurrentes cortes de servicio, los usuarios apuntan sus quejas (y sus piedras) contra la concesionaria. Esta vez, la furia se dirigió contra un grupo de trabajadores.

El ministro de Interior, Aníbal Fernández, enmarcó al episodio como de lucha piquetera. "Nosotros estamos tratando de desarticular esas acciones que lo único que han logrado es perjudicar al resto (de los ciudadanos)", dijo.

Al mediodía, tres horas después de los incidentes, se regularizó el servicio. En la estación Constitución, representantes de los trabajadores negociaban con Metropolitano la absorción de un grupo de empleados de Catering.

Poco antes de las 17, las boleterías en la estación Avellaneda anunciaron que el servicio volvía a interrumpirse. Las vías estaban cortadas otra vez. "Estamos presionando las negociaciones", explicó Víctor. Doce policías con cascos y bastones, se alinearon en un extremo del andén. "¡Qué los saquen, qué los saquen!", gritaban los pasajeros desde un tren detenido. "¡Vamos a sacarlos nosotros!", propuso Andrés Trischitta, un pasajero que dijo estar "desde las 4 esperando el tren" para viajar a Calzada.

Cuando parecía que se repetiría el enfrentamiento, los trabajadores empezaron a festejar: les informaron que 23 empleados de Catering pasaban a Metropolitano. "¡No somos esclavos, la p... que lo parió!", cantaron. Claudio Romero, uno de ellos, dijo cobrar 500 pesos, y no tener ART ni aportes jubilatorios. "Todavía no me pagaron este mes", agregó.

El comisario Vicente Cinquemani, de la división Roca de la Federal, dio a sus hombres la orden de replegarse. "No hubo destrozos en la estación Avellaneda, ni heridos", afirmó a Clarín. También indicó que cortar las vías es un delito, tipificado por el artículo 194 del Código Penal.

Poco antes de las 18, los trabajadores de Catering dejaron las vías y subieron al andén para tomar un tren a Constitución. En eso empezaron a aplaudir a un hombre de barba que estaba en el andén de enfrente, de la mano de una nena con pintorcito de jardín de infantes, mochila y figuritas en la mano. Era Gustavo Lerer, el líder de los huelguistas del Hospital Garrahan. "Busqué a mi hija en el jardín y vine aquí a solidarizarme", explicó. A esa hora, el servicio del ex Roca ya se había normalizado.