Durante mucho tiempo pensé que la mística era otra cosa. Las banderas, las trompetas los bombos con platillo, los redoblantes, las insignias, los trapos, las canciones el folclore donde se fusiona el fútbol con la calle, con el rock, con el sentimiento. Esta lógica mía la defendí a capa y espada, como si en algunas situaciones o cierta acción o movimiento le faltara mística porque le faltaban estas cosas. Siempre hay algo que me termina cambiando, creo que todos tenemos que prepararnos para cambiar, para dejarnos convencer. Una ves más la realidad me tumba la base de mi pirámide de naipes. Que es la mística me pregunto una y otra vez? Cuando hay una lucha de trabajadores, cuando esa lucha presenta desafíos grandes y cuando se presenta como una batalla compleja, pasan cosas. De seguro hay una cuestión de condiciones de vida y de luchar por lo que a uno le corresponde cansado de que una y otra vez en esta sociedad nos vayan sacando esas cosas que son nuestras. En ese contexto se dio una de esas peleas, de esas que se va al frente y se juega todo por el todo, rojo o negro. Y es ahí donde toman la fábrica compañeros despedidos de una autopartista llamada Gestamp, arremeten contra la policía que quiere impedirlo, afuera piquetes y trabajadores de todos lados bancando la parada. Estos entran, esquivan los bultos de los sin dignidad, trepan como si fuera un árbol ahí, ahí donde los lobos no pueden alcanzarlos. Suben y suben sin parar hasta un techo para nosotros, para ellos que conocen la fabrica como si fuera de la palma de sus manos porque pasan más horas ahí que en sus casas es el “puente grúa” Desde ahí arriba y desde afuera con los piquetes y una fortaleza pocas veces vista se plantea la batalla, acá estamos, no nos movemos, vengan a buscarnos. Son esas cosas que te emocionan hasta un límite que la lágrima se convierte en pocos segundos en una sonrisa, y esa adrenalina que te corre aunque lo estés leyendo en una carta que manda un trabajador de Gestamp desde el “puente grúa” se hace fortaleza. En eso llegan mails, es contradictorio decir mails, porque con mi lógica de la mística el mail a diferencia de la carta carece de esta. Siguiendo el relato, llegan mails de compañeros de todos lados, contando el minuto a minuto, la batalla, lo que pasa en la primera línea, que forma vienen tomando los piquetes, lo orgullosos que se sienten de ser militantes, como están los trabajadores, como el gobierno mete la cola y amenaza, los lobos esperando que baje un pedazo de carne para despedazarlo y así alimentarse, el sindicato clavando el puñal de la traición una vez más, los medios indignados por que como producto de esta lucha las grandes generadoras de trabajo, terminales como VW, Peugeot o Ford están paralizadas. Tocamos un nervio, si, lo tocamos, y que bien se siente. Llega la conciliación obligatoria, llega con todos adentro. Los 9 salen a la puerta a cantar con sus compañeros y a festejar, no está muerto quien pelea. La batalla toma un respiro, pero no está ganada todavía y los trabajadores así lo sienten. Tomando fuerzas de donde no tienen para convocar, una vez más, a la puerta de la fábrica para garantizar que entren todos y que no inventen nada. Pero inventan, se cae la conciliación, se muestran los enemigos como lo que son, y un hijo de Pedraza vuelve a mostrarle a todo el mundo que su legado está intacto, que se puede ser patota, amigo del gobierno y defender a las empresas pidiendo que nunca más entren los trabajadores.
 Entonces, Que es la mística? Este relato es mística, estos trabajadores son la mística, la fuerza de la lucha, las decenas de fábricas solidarizándose y apoyando la lucha, los choferes de colectivos tocando bocina y aportando al fondo de lucha, los piquetes que no dejan salir ni una mosca, despertarse a las 3 de la mañana para movilizar a la puerta de la fábrica o para garantizar que se cumpla una promesa. Los estudiantes que se la juegan tirando al tacho la concepción social de para que estudiar. La militancia y una frase de una compañera de Kraft que se queda en mi cabeza para siempre: “de la casa al trabajo, del trabajo al piquete, del piquete a la casa”. Simpatía obrera, los dientes apretados y un corazón enorme, pero una mente fría, que calcula que prepara paso a paso, que espera y que se lanza a la lucha aunque a veces no se gane pero también para enseñar lo que seremos, a lo que vamos, como vamos a reaccionar de acá en más. No estamos jugando, nadie lo hace.
Las banderas, las trompetas los bombos con platillo, los redoblantes, las insignias, los trapos, las canciones, todo esto es solo un condimento más. Mística es otra cosa.

Lucho