“Quiero hablar de la pobreza.¿Por qué el 27% de los argentinos padecen hambre?”, dijo el jefe de la Sociedad Rural Hugo Biolcatti en su discurso el pasado fin de semana. Son concientes de que ese es unos de flancos débiles del gobierno e intentan aprovecharlo. A coro con lo que en la campaña electoral pidieron De Narváez y Carrió, toda la gran patronal plantea la medida de un subsidio universal por hijo, que iría de $100 a $200. Esto implicaría unos U$S8.100 por año para unos trece millones de menores de 18 años que suman en el país. Mientras, con la baja de las retenciones del 35 al 25% que propone la Mesa de Enlace les tocarían U$S3.180 millones a poco más de 300 mil productores rurales (según el censo de 2002), incluidos los 4.000 dueños del 44% de las tierras. Esta política noventista le pertenece al Banco Mundial, que promociona los ajustes y subsidios a los pobres como lo hizo el FMI durante el 2002, con el financiamiento a los 2 millones planes Jefas y Jefes bajo el gobierno de Duhalde.

Encima, según la ministra de la Producción, Débora Giorgi, se entregaron a los productores rurales (entre subsidios y compensaciones) unos $21.700 millones. Y según la presidenta, entre el boleto al transporte público, los fletes y el gasoil, entre otros subsidios, el Estado gasta $ 49.000 millones al año (Clarín 30/07).