El jueves a la mañana, luego de lidiar toda la noche con los destrozos, como pudimos volvimos a trabajar. Se respiraba un aire tenso y sufrimos el malestar patronal por las llegadas tarde, algunos se quedaron ayudando a sus familias. A escondidas intercambiábamos cómo estaban los barrios. Los cortes de ruta brotan con la bronca en la principal avenida.
El panorama era desolador. Pero algo diferente sobresalía, la solidaridad que sólo nuestra clase posee.

Obrero metalúrgico de La Matanza

Se veía la desolación en familias enteras que perdieron su techo y su casa íntegramente. Estoy convencida, a este desastre natural se suma la desidia y la falta de mantenimiento de la ciudad por parte de los gobernantes. Hicieron que esto sea muy lamentable para el pueblo. Sólo se puede rescatar un 100% la solidaridad de los vecinos ayudando sin pensar.”

Nadia, profesora

El lunes a la noche llegó la gendarmería a los cortes y desalojó violentamente. En los barrios donde cada día la juventud trabajadora precarizada es perseguida ahora es reprimida por reclamar.

Mariano, joven de Virrey del Pino