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Neuquén

Nota sobre la Casa Marx de Neuquén

¡MARXIANOS AL ATAQUE!

20 de febrero 2006

Inaugurada hace tres años, la Casa Marx se ha convertido en uno de los pocos centros culturales y de esparcimiento que funcionan en nuestra capital todo el año y de corrido. Teniendo en cuenta esta realidad de trabajo inapelable, charlamos con sus coordinadores sobre este pequeño fenómeno cultural en expansión, sobre los impactos (pros y contras) de tener un nombre que evoque claramente una corriente del pensamiento tan amada como despreciada. Planes a futuro inmediato y tradición cultural, todo se mezcla. Pasen y vean.
Por Los (8300)
Por la Casa Marx (Diagonal Alvear 276) han pasado durante los últimos tres años decenas de agrupaciones musicales de los más variados géneros, videastas de distinta filiación estético/ideológica, artistas plásticos, gente ligada a la danza, al teatro, a la poesía, a las diferentes disciplinas del arte callejero. En el entreverado recorrido de sus iconográficas habitaciones han sido proyectadas películas, debatidos textos, impulsadas clases de ajedrez para niños o talleres de graffitis y arte urbano para los jóvenes interesados en expresarse en el paño inagotable de la calle (ver recuadro). Hasta una vez (durante el certamen denominado "América Latina Arde") sacaron la casa "afuera" y coparon la céntrica cuadra de la diagonal que los alberga y llevaron un par de escenarios alternativos al mismísimo Barrio San Lorenzo.
Alguien supondrá que esta manera de trabajar cultura desde el pensamiento socialista es nueva, algo inusual dentro del imaginario del militante de izquierda, tipificado (aveces justa, aveces injustamente) como un ser hiper responsable y -en su permanente desencanto crítico- un auténtico amargado de la vida. Nadie puede negar que ese es un estereotipo bastante instalado en el inconsciente colectivo de la gente. Solo por citar una mirada popular del asunto podríamos poner aquí el fragmento de la poesía de Joaquín Sabina que dice: "si en los escombros de la revolución creciera el árbol verde del placer..." ("Si volvieran los Dragones", 1998), una metáfora bastante sabrosa que ejemplifica muy bien esa crítica constante que suele hacérsele a la izquierda vernácula: mucha militancia programática, poca piel con la gente.
Lo bueno, lo malo, lo nuevo, lo viejo
La gente de la Casa Marx está en al vereda de enfrente de ese estereotipo; pero ésta manera de acercar cultura no es nueva. Los mismos organizadores de la Casa lo explican a través de su mirada... marxista, claro: "de alguna manera retomamos una tradición de la clase obrera que en sus comienzos fundaba bibliotecas, coros, elencos teatrales, clubes sociales, entendiendo que la lucha por su emancipación abarcaba también estos aspectos".
Con respecto a la carga fuerte –inevitable- que debe sobrellevar un centro cultural y de estudios que lleve el nombre de Marx como elemento único y reconocible ellos dicen: "La crisis del capitalismo, que sólo puede garantizar hambre, desocupación y guerra para millones a cambio de negocios para muy pocos, está provocando un proceso de reversión ideológica. Las teorías que justifican lo ‘negativo’ del marxismo han empezado a hacer agua. Para muchos trabajadores y jóvenes se hacen necesarias nuevas herramientas para explicar la realidad y transformarla".
Las horas
En la redacción sabíamos que es difícil medir en cantidad de horas diarias la dedicación que un militante de la izquierda local le pone al trabajo constante de recrear su entorno social, pero igual nos animamos a preguntar en la Casa Marx cuánto tiempo le dedican a la actividad: "tanto como podemos, al igual que a nuestros afectos, hobbies… tanto como cualquier persona cuando es capaz de apasionarse por algo. Y la lucha por la revolución, por transformar esta sociedad de explotación y miseria es algo verdaderamente apasionante". ¿Qué tal?
Proyección
En relación a los planes inmediatos de la peculiar casa de cultura ellos auguran: "tenemos que darle continuidad a los talleres, charlas, debates, cursos, ciclos de cine, muestras, jornadas artísticas, y otras movidas. En el marco de desarrollar los cursos, queremos destacar el que están preparando compañeros ceramistas sobre Historia del Movimiento Obrero, que contará con material gráfico y audiovisual de apoyo". Entre los planes para este año también está el de poner al día la biblioteca de la Casa, que cuenta con más de 500 títulos. Pero el gran plan para ellos –allí donde han apuntado los cañones gruesos- es el que abriga un proyecto que ya ha sido llevado a cabo en Capital Federal durante 2005: una sede del Instituto del Pensamiento Socialista, "una institución ideológica con el fin de reivindicar, difundir y recrear el pensamiento marxista". Como verán, tendrán que laburar tupido.
Enemigo
Mientras ellos se desenvuelven de manera socialista en las aguas culturales que el establishment tomó para sí, a nosotros nos resultaba importante hacerlos fantasear en un sentido pesimista y preguntarles qué consideraban peor para los fines de la Casa Marx, que algún gobierno los proscriba o que la gente elija definitivamente pasar por alto su propuesta sin pena ni gloria. La respuesta no se hizo esperar: "La gente nunca va a dejar de pensar ni de luchar. Los gobiernos no van a dejar de perseguir y reprimir. En este sentido, el destino de la Casa está ligado y es parte del desarrollo de la lucha contra la opresión, la explotación, la miseria y por el destino socialista de la humanidad".
En torno a esta idea de continuidad, los hacedores de la Casa Marx tendrán que entrar en un terreno donde la heterogénea izquierda argentina muchas veces no quiere entrar: la autocrítica. Al respecto ellos dicen: "el poder de autocrítica es una condición indispensable para construir este proyecto. No tener poder de autocrítica no es de revolucionarios".
Dibujando cultura ellos son conscientes de que hay una probabilidad de que el trabajo que están llevando adelante alimente "movimientos artísticos que hagan cuestionamientos radicales de la sociedad, que reaccionen contra la domesticación del arte por parte de ‘las academias’. En la Casa Marx realizamos talleres abordando esta cuestión y la verdad es que surgen debates muy interesantes. La relación entre vanguardia artística y vanguardia política es una discusión que está abierta".
Así la casa –todo lo indica- seguirá este año nucleando a músicos, videastas, actores, poetas e inquietos espíritus agitadores que se atrevan a pasar por el "eucaliptado" bulevar que alberga el viejo edificio. "Hay que seguir –dicen- creemos que en momentos donde los gobiernos "copan las paradas del arte" y a los jóvenes los levanta la policía por tomarse una birra en el kiosco, se torna importante seguir construyendo un espacio donde trabajadores, jóvenes y artistas puedan organizarse, intercambiar y expresarse". Sea.
 

Prensa

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