Estamos en medio de las paritarias que han comenzado a discutirse en varios gremios. El gobierno dice que no hay pautas fijadas pero todo el mundo sabe que propone que no se pase del 15% de recomposición salarial. El gobierno que dibuja los números de la inflación quiere frenar los reclamos de aumentos. Los dirigentes sindicales le hacen el coro. El año pasado Moyano firmó por el 19% para su gremio y ese fue el tope para el resto. Este año, el líder camionero dice que la CGT no pone ni tope ni piso. Deja librado a cada sindicato a su suerte. Se niega a luchar por un salario mínimo, un piso, que debería ser no de $860 sino de lo que vale la canasta familiar, o sea $2400.
En las actuales paritarias debemos imponer que los delegados paritarios sean elegidos en asamblea, donde también se discuta el salario a reclamar y el convenio. Nada puede ser resuelto a espalda de los trabajadores. Hay que incorporar a los contratados y tercerizados en la discusión de paritarias. No podemos aceptar trabajadores de primera y segunda. Todos a convenio.
Ante la desocupación que se mantiene alta hay que pelear por trabajo genuino para todos. La forma mas rápida de conseguirlo es repartiendo las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, de esta manera habrá trabajo para todos, y nadie se tendrá que matar laburando 12 horas o más. Este reparto de horas debe ser sin reducción salarial.
Para conseguir nuestras reivindicaciones debemos preparar un plan de lucha por gremio en el camino de unificar todos los reclamos en una gran acción y medida nacional que pueda torcerle el brazo a los empresarios.
La patronal quiere cambiar los viejos convenios porque dicen que “el mundo cambió”. Chamuyo. Quieren recortar las conquistas que aún mantenemos como las del convenio metalúrgico del ‘75. La burocracia está dispuesta a ceder en este terreno, como acaba de hacer Cavallieri al aceptar el trabajo dominical (ver nota). Ningún recorte a las conquistas logradas. Por convenios que mejoren y no que empeoren la situación de los trabajadores.