Los trabajadores de FADEA (Fábrica Argentina de Aviones, ex Lockeed Martín) vienen protagonizando, desde hace más de 20 días, una dura pelea en contra del vaciamiento de esta empresa por parte de la administración kirchnerista.

Esta empresa fue nacionalizada en el 2009 por el gobierno de Cristina Kirchner y se lo presentó como parte de un proyecto de recuperar la industria aeronáutica nacional1.

A un año de aquellos rimbombantes anuncios, los trabajadores denuncian el vaciamiento de la empresa y que los puestos de trabajo se hallan en riesgo. Los contratos prometidos no se garantizaron, mientras se firmaban acuerdos con sectores de las FFAA para realizar trabajos que podía realizar Fadea.

Hoy los trabajadores llevan más de 20 días de lucha con piquetes en la puerta de la empresa y realizando cortes en la Ruta 20. Frente a esta pelea, se desnuda el verdadero carácter de los funcionarios K, que dejan de lado su doble discurso. El “progresista” Horario Viqueira (parte del directorio y que también pasó por la municipalidad de Giacomino) salió a enfrentar a los trabajadores y a anunciar que se descontarán todos los días de huelga, una medida típicamente menemista.

Desde el Ministerio de trabajo de la nación, a cargo del “progresista” Carlos Tomada, se decretó la Conciliación obligatoria y se amenazó a APTA con cancelar su personería gremial si seguía adelante con la lucha. Una medida realmente escandalosa que ataca abiertamente el derecho a huelga.

La actual administración a pesar de anunciar en los medios que hay trabajo hasta fines del 2011, no puede mostrar nada concreto. Como lo certifica un columnista del diario La Voz, hay negociaciones que “aparecen como promisorias perspectivas de negocios, pero de allí a que se concreten hay un largo trecho”2.

Los trabajadores pueden dar una salida

No son los funcionarios K, como Viqueira que ayer estuvo en la Municipalidad y hoy en Fadea, sino los trabajadores los que verdaderamente quieren preservar sus puestos de trabajo. Muchos de ellos llevan más de 10 años en la planta.

La única forma de impedir el vaciamiento, los negociados y la corrupción de los funcionarios K es imponer una auténtica administración obrera de la fábrica. El estado tiene que garantizar el conjunto de los puestos de trabajo y el salario de todos los trabajadores. Tiene recursos para hacerlo: son los millones que le regala en subsidios a las grandes empresas o los que paga de Deuda Externa.

Son los mismos trabajadores que hoy están luchando los que tienen que elegir a los integrantes del directorio y establecer mecanismos democráticos de control que permitan que hasta el último trabajador pueda discutir y decidir el futuro de la planta.

Pero hay que profundizar la movilización y los piquetes, hasta lograr una respuesta, siguiendo el ejemplo de la dura pelea de los compañeros Paraná Metal.

Desde el PTS llamamos a apoyar la lucha de los trabajadores contra este vaciamiento. Al igual que lo hacen los trabajadores de Paraná Metal en Rosario, estos obreros enfrentan los negociados capitalistas que siempre amenazan con dejar a las familias obreras sin un sustento.

Corresponsal