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Editorial

Los sindicatos, ¿de quiénes son?

Hugo Moyano encabezó un acto de la CGT para apoyar la Ley de Medios del gobierno, junto a los ministros Tomada y De Vido. “Los trabajadores tendrán una actividad y una presencia protagónica, especialmente el Sindicato de Trabajadores de Televisión, la Asociación Argentina de Actores, los compañeros de FOETRA, de la Publicidad”, les prometió el ministro de Planificación.

Manolo Romano y Ruth Werner

3 de septiembre 2009

Hugo Moyano encabezó un acto de la CGT para apoyar la Ley de Medios del gobierno, junto a los ministros Tomada y De Vido. “Los trabajadores tendrán una actividad y una presencia protagónica, especialmente el Sindicato de Trabajadores de Televisión, la Asociación Argentina de Actores, los compañeros de FOETRA, de la Publicidad”, les prometió el ministro de Planificación. La presencia del sindicato de los telefónicos, FOETRA, entre los nombrados es sin duda la muestra de la colaboración requerida a la burocracia sindical por el proyecto que, contra el monopolio Clarín, los Kirchner impulsan favoreciendo a los monopolios Telefónica y Telecom (ver páginas 4 y 5). Cuando las telefónicas despiden tercerizados en los call center como ICT Personal, y amenazan a quienes tienen juicios por pasantías y remuneraciones con las multinacionales, la dirección de FOETRA, que años atrás aparecía en la puja salarial del lado de los trabajadores, se muestra cada vez más como auxiliar en los negocios de los grandes capitalistas con el Estado. Con esta perspectiva, Moyano se prepara para lanzar una “corriente político sindical” oficialista: “si Kirchner se presentara como candidato, lo votaría”, declaró en un acto en la Federación Nacional del Transporte. El respaldo del gobierno para el proyecto, viene acompañado de la designación de un hombre de Moyano en el manejo de 968 millones de pesos de las obras sociales. En tanto, ante la crisis del peronismo bonaerense con la derrota electoral del aparato de intendentes del conurbano y un debilitado Scioli, Hugo Moyano juega con la idea de su propia candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires.

“No tenemos el mesianismo de pretender un Partido Laborista que lleve a un candidato del movimiento obrero”, retrucaron los Gordos de la CGT.
Las declaraciones fueron de la fracción disidente que encabezan West Ocampo y Héctor Daer, el hermano de Rodolfo que dirigió la CGT bajo Menem y ahora es el jefe del sindicato de la alimentación que se bajó de la lucha de los obreros de Terrabusi contra los despidos de la patronal de Kraft, a pesar que la multinacional yanqui pisotea las leyes laborales y sindicales del país. Los Gordos critican a Moyano y Kirchner porque la CGT “nunca tuvo tan escasa representación parlamentaria como la actual.” Proclaman “un papel protagónico como parte de la política surgida de los partidos, y no de candidatos que bailen bien en programas de televisión (por De Narváez) o que anden bien en lancha (por Scioli) o se hayan destacado en carreras de automóviles (por Reutemann)”. Detrás de los anuncios de Duhalde de volver al ruedo para reorganizar el PJ, esta ala de la burocracia sindical se postula como su pata sindical en la interna del peronismo.

La burocracia sindical peronista

Esta “participación” de las direcciones burocráticas del peronismo en la política patronal va de la mano de un discurso hacia los trabajadores de que “en los sindicatos no se debe hacer política”. “La política y las ideologías extrañas que suelen ensombrecer a las masas son como bombas de tiempo, listas para estallar y llevar destrucción al gremio, que no debe ocuparse de cuestiones ajenas a sus intereses y a sus necesidades”, restringidas al reclamo gremial, fue una de las máximas del propio Perón (discurso de febrero de 1945). Estos preceptos se basan en que “la política” del peronismo ha sido domesticar los sindicatos, anularlos como herramientas para la acción independiente de la clase trabajadora: “buscamos suprimir la lucha de clases, suplantándola por un acuerdo justo entre obreros y patrones al amparo de la justicia que emana del Estado” (Discurso de Perón del 1° de noviembre de 1943).

La verdadera “ideología extraña” a los intereses de la clase obrera es la propagada por el peronismo, de que es posible un “acuerdo justo” entre obreros y patrones. Aunque parece serlo en momentos de crecimiento económico, la idea de “suprimir la lucha de clases” es una trampa porque los empresarios viven de explotar a los trabajadores, de apropiarse de una parte de su trabajo. Ni siquiera en un momento de distribución del ingreso alto, los trabajadores dejan de estar en una posición desventajosa con respecto a los capitalistas: aunque por la fuerza de trabajo los patrones deban pagar un precio más elevado que el habitual, éstos no dejan de robarle trabajo no pago al obrero. En momentos de crisis –como la que comenzó– lo que quieren hacer pasar como un “acuerdo justo” han sido los más de 200.000 despidos desde septiembre de 2008, el salario por debajo de la persistente inflación y el congelamiento de planes sociales para los desocupados, la sobreexplotación del trabajo en negro y precario, los mayores ritmos de trabajo que aumentan la “productividad” de las patronales que producen lo mismo con menos trabajadores. Como acaban de anunciar los empresarios de las multinacionales Renault, Ford, Mercedes, Toyota y FIAT, luego de las suspensiones con rebaja salarial y despidos de contratados, festejan que van a producir 500.000 en el 2009. Es esto en realidad lo que ocurre “al amparo de la justicia que emana del Estado”.

Como los Moyano y compañía no pueden “suprimir la lucha de clases” son los abanderados en combatir a quienes la encarnan. Ese es el significado del ataque a los delegados combativos, a los activistas y a la izquierda. Como el que en la UOM de Campana, orquestó el Secretario Adjunto Furlán que desertó del paro nacional convocado por su propio gremio mostrando obediencia al Grupo Techint, pero expulsó a los nuevos dirigentes metalúrgicos de Siderca que encabezaron el reclamo de los trabajadores por el salario, a pesar que su restitución es exigida por cientos de personalidades de los derechos humanos y dirigentes sindicales.

Un sindicalismo de “gestión”

El proyecto “alternativo” a la CGT que presenta la dirección de la CTA, distinto de la tradición peronista, viene bajo los rótulos de la “libertad sindical”, que “los trabajadores tenemos que hacer política”, y hasta que “tenemos que construir poder”. La dirección, tanto de Yasky como de De Gennaro, más allá de que el primero es más aliado al gobierno y a los semioficialistas como Sabatella, y el segundo impulsa la variante más opositora de Pino Solanas, tienen, como señaló el dirigente de ATE Pablo Michelli, “diferencias políticas pero no ideológicas”. La ideología de la Central es otra variante de conciliación de clases, solo que adaptada a los gremios donde el patrón es el Estado. En este derrotero, el dirigente del SUTEBA, Roberto Baradel, realiza un fraude a “la libertad sindical” desconociendo el triunfo de la oposición de los docentes clasistas y de la izquierda en la seccional de La Plata: cuanto mas se aferra al oficialismo de Kirchner y Scioli en una provincia jaqueada por el déficit fiscal más enfrenta a quienes luchan consecuentemente por los salarios y condiciones de trabajo de los maestros. La reciente jornada de lucha nacional de ATE levantó como consigna “más Coparticipación Federal”, con la misma lógica que un gobernador como Schiaretti de Córdoba la reclama como indispensable para pagar salarios y jubilaciones. Como si Macri, Scioli o Capitanich, utilizaran esos fondos para salud, educación o salarios, y no para armar la nueva Policía Metropolitana o subsidiar a las empresas en sus provincias. Un inédito programa para una Central de Trabajadores, que comparte hasta la Mesa de Enlace agraria, y despertó rechazo entre delegados y activistas del gremio. De conjunto, la perspectiva de “construcción de poder” de la CTA es la que han puesto en práctica en Neuquén con la participación de su partido, el UNE, en la gestión del gobierno municipal de la ciudad capital en alianza con radicales y kirchneristas, y el llamado a reconstruir “el MPN de los orígenes”, el partido patronal que en la provincia terminó, como el peronismo “de los orígenes”, impulsando las privatizaciones y la represión a la lucha de los desocupados bajo Menem.

Una corriente nacional con las banderas de Zanon

Las tendencias de una crisis capitalista internacional de magnitud histórica, los ataques como el que están batallando los trabajadores de Terrabusi contra la poderosa patronal norteamericana y la creciente actividad obrera, pondrán cada día más en evidencia la necesidad de superar a las direcciones burocráticas de los sindicatos y ponerlos al servicio de una política independiente de la clase trabajadora. Nuestra propuesta es agrupar a todas las organizaciones combativas y antiburocráticas en una corriente nacional que dé esta pelea en los sindicatos de la CGT y la CTA.

En una renovada tradición para el movimiento obrero en el país, los obreros ceramistas de Neuquén, que acaban de conseguir una ley de expropiación tras 9 años de ocupación y gestión de Zanon, dicen en el estatuto de su sindicato: “En la sociedad hay cada vez más una reducida minoría que disfruta de todas las ventajas del desarrollo económico, social y tecnológico; mientras el resto está condenada a la sobreexplotación, la desocupación y los bajos ingresos. La sociedad se desarrolla en el contexto de la lucha de las clases sociales. Por eso el SOECN reconoce, se orienta y basa su práctica en la lucha de clases y bajo los principios del sindicalismo clasista, conservando su plena independencia del Estado y sus instituciones, del gobierno y todas las organizaciones patronales (...) y en alianza con los sectores populares buscando elevar la conciencia de clase de los trabajadores y lograr una sociedad sin explotadores ni explotados”.

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