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Informaciones Obreras

Continúa la huelga en Rincón de los Sauces

Los petroleros de Neuquén siguen por el salario

23 de noviembre 2006

Rincon de los Sauces no es cualquier lugar. Ubicado a 230 kms de Neuquén capital es el centro de la cuenca petrolera de la Patagonia norte. La comarca es famosa por el petróleo, por el viento y por lo brava de la patota sindical del “Caballo” Guillermo Pereyra. Bien merecido tiene el sobrenombre el corpulento Secretario General del Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Neuquén y Río Negro, ex - hombre de Sobisch y ahora ferviente ladero del presidente Kirchner, acostumbrado a cerrar acuerdos con los empresarios con “un asadito de por medio”, como le gusta decir.

Estalla la huelga
Todo se pensaba terminado después del paro nacional petrolero del 14 y 15, de la conciliación obligatoria y del compromiso del gobierno de eximir algunos ítems del impuesto al salario y un bono compensatorio de las empresas. Pero a los petroleros de la Pride el acuerdo no les cerró: volvieron al trabajo y a los pocos días (el 18) estalló la huelga por tiempo indeterminado. Un obrero del Equipo de Perforación 216 se subió a una torre de 30 metros y, cuentan los petroleros, “ese día empezó la lucha, paramos y dijimos: o nos arreglan o nos echan”. El sindicato los abandonó y repite por todos lados que la huelga es ilegal.
Pride se dedica a la perforación, la peor parte, la más peligrosa y riesgosa de la industria petrolera. La mayor parte de sus casi 3.000 empleados en Argentina son “boca de pozo”. Trabajan en turnos de más de 12 hs., en períodos de hasta 14 días corridos, y en locaciones que quedan a kilómetros de sus lugares de residencia. Día y noche, con lluvia o viento, con temperaturas bajo cero o con 40° de calor, trabajan hasta dejar el pozo perforado y pasar a nuevo destino.
Estos obreros, curtidos por la meseta y el trabajo duro, son conscientes de que están desafiando el poder de las petroleras y del sindicato. Ocuparon el pozo en medio del rico yacimiento de Puesto Hernández, destituyeron en asamblea a los delegados de la burocracia y eligieron 6 referentes para actuar frente a la patronal. Este comité de lucha se completó con la organización de comisiones como las de seguridad o prensa. La huelga se extendió al resto de los equipos de la Pride. Pozo por pozo fueron parando las actividades. La patronal contraatacó: cortó el sistema de comunicación por radio aislando a los trabajadores en la meseta. Pero la huelga se mantiene. Al cierre de esta edición Pride anunció “la suspensión en forma indefinida de toda su actividad en el área de Rincón de los Sauces hasta que se reestablezca la garantía de seguridad para su personal”. La burocracia sindical no se hizo esperar y cerró la amenaza sobre los huelguistas: “el gremio va a ser quien le dé a los trabajadores la seguridad para poder cumplir con sus funciones”. La patota se prepara.

Todo el apoyo a los petroleros
El paro de la Pride es el paro de los trabajadores más postergados de la industria petrolera, hartos de ver las superganancias de los empresarios y las agachadas de los burócratas. El paro, la ocupación de los pozos y el desafío a la burocracia de Pereyra es un acontecimiento de enorme importancia. Ya durante el mes de mayo muchos petroleros de Rincón habían apoyado a las docentes que cortaban el acceso a la ciudad por aumento de sueldos (aunque el sindicato había dado la “orden” en contra). Los docentes y la comunidad no olvidan. El lunes se realizó una caravana multitudinaria por el pueblo y el miércoles los docentes se sumaron apuntalando la huelga activamente mientras que en Neuquén Capital se reúne la Multisectorial de apoyo a la huelga.
Es una huelga difícil y dura por los intereses que toca. Un triunfo demostraría al conjunto de los petroleros que no hay porqué conformarse con el techo salarial impuesto por la burocracia y las petroleras. Extendería la rebelión a las otras empresas y cuencas petroleras y gasíferas. Hay que impedir el aislamiento rodeando de solidaridad a esta lucha y comenzar a abrir un debate a fondo sobre el saqueo y la expoliación que las multinacionales están llevando adelante con los recursos naturales y la explotación a que someten a los trabajadores. Desde la privatización de YPF no invirtieron un centavo en la exploración de nuevos yacimientos dejando las reservas en su piso histórico de 8 años. La única solución es la expropiación y estatización sin pago y bajo administración obrera del petróleo y el gas. Sólo así, y con las millonarias ganancias del sector, se podrá invertir en exploración, administrar racionalmente estos recursos no renovables y organizar un esquema de trabajo que genere más equipos, lo que redundaría en la creación de miles de nuevos de puestos de trabajo y una rotación de turnos para que los petroleros desarrollen una vida con tiempos más equilibrados.

Corresponsal desde Rincón de los Sauces

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