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MOVIMIENTO OBRERO

JUJUY, TIERRA OBRERA

Los jóvenes zafreros vuelven a la lucha

La mañana del sábado 6 de octubre los jóvenes zafreros, denominados “cuartas”, que hoy se encuentran contratados por una tercerizada, tuvieron que afrontar una dura noticia: su compañero William David Lobos, “El Mendocino”, de solo 25 años, se había quitado la vida.

Miguel López

18 de octubre 2012

Los jóvenes zafreros vuelven a la lucha

La mañana del sábado 6 de octubre los jóvenes zafreros, denominados “cuartas”, que hoy se encuentran contratados por una tercerizada, tuvieron que afrontar una dura noticia: su compañero William David Lobos, “El Mendocino”, de solo 25 años, se había quitado la vida. La precarización laboral y la desocupación hacen de Jujuy la provincia con más altos índices de suicidios del país, y de los jóvenes de los sectores obreros, el sector más vulnerable. El principal factor de suicidio es la desesperanza que genera el capitalismo, usando a la juventud como material descartable, arrojándola a la miseria, condenándola a vivir como parias, al borde de la descomposición y autodestrucción.

El desprecio de las patronales y la solidaridad obrera

De lo más profundo de La Esperanza, surgió una enorme solidaridad de clase que abrazó y acompañó a la familia del “mendocino”. Los compañeros de inmediato le exigieron a la tercerizada Plantación y Cosecha del Norte, y a Roggio, que se hagan cargo del servicio de sepelio y el traslado del cuerpo. Los capitalistas dijeron: “la obra social no cubre este servicio, si no aportaba a un seguro de sepelio es un problema individual del obrero y su familia, no de la empresa”. Los zafreros masticaron la bronca pero no se quedaron con los brazos cruzados.
Decidieron costear los gastos ellos mismos, donando cada uno $40 de su salario. El féretro lo aportó el sindicato. Y el café, el pan casero, los cigarrillos y las hojas de coca para compartir en el velorio, salieron de manos solidarias obreras.

Un cortejo fúnebre obrero

Cientos de jóvenes cosecheros se hicieron presentes al velorio, y luego acompañaron en sus motos, a puro bocinazo, el cortejo. Tantos, que el padre del “mendocino” no lo podía creer, y no paraba de agradecer semejante solidaridad que no alcanzaba a entender. Es que los patrones fomentan la rivalidad entre los trabajadores locales y los trabajadores provenientes otros puntos del país, que confluyen en la cosecha, y ese prejuicio reaccionario se cuela en la conciencia de sectores de la clase obrera. Es común que el capitalista, sus partidos y sus medios, les digan a los obreros locales que el trabajador “golondrina” viene a robarle el trabajo, con el objetivo de evitar que estos estrechen lazos entre si.
“Los amigos se conocen en la desgracia”, decía el revolucionario Lenin. Y en el Ingenio La Esperanza, pese a las divisiones que siembra la patronal, vemos cuánto de cierto tiene estas palabras. Aquí, la desgracia de la pérdida de un compañero terminó por unir más a los jóvenes zafreros. Tanto es así, que ni bien terminaron de velar al compañero, los “cuartas” volvieron a identificar a sus enemigos, y, todavía con lágrimas en los ojos, empezaron a preparar la huelga.

La huelga

400 jóvenes volvieron al paro y al corte de portones el día miércoles 10 de octubre. Por 24 horas, ningún camión pudo ingresar a pesar sus toneladas de caña y la fábrica se paralizó. Los jóvenes exigen que Plantaciones y Cosechas del Norte, de un testaferro de Roggio, cumpla con lo acordado, y que la empresa deje de descontarles los $1.000 del subsidio gubernamental del Programa de Inserción Laboral. Además piden que no les cobren las machetas, que les brinden ropa y calzados y les cambien la obra social, por una que tenga más beneficios y de cobertura a toda la familia. Los Roggio difundieron por los medios que de seguir la huelga, iban a dar por finalizada la zafra, para intentar meter miedo y dividir.

Basta de trabajo en negro y a destajo

La vuelta a las medidas de acción directa debe servir para retomar el camino de lucha por el pase a planta permanente. En la lucha de 2011, los jóvenes zafreros le habían arrancado a Roggio y a los funcionarios la firma de un acta que establecía el fichaje progresivo como trabajadores del ingenio de los 435 jóvenes zafreros. Nada se cumplió, Roggio avanzó en la tercerización de la cosecha y los funcionarios de la Dirección de Trabajo tuvieron el descaro de decir que perdieron el acta.

Tanto la tercerización, como el sistema de “cuartas”, se basan en el trabajo no registrado y en el trabajo a destajo de los jóvenes. De ninguno de ellos vendrá una salida favorable a los obreros. Solo el pase a planta permanente, el trabajo bajo convenio, el fin de las tercerizadas, significarán una mejora sustancial para la juventud zafrera. La primer tarea del SOEA debe ser, para nosotros, la pelea por la sindicalización de los “cuartas”, para retomar el pliego de defensa de los puestos de trabajo, el salario, las condiciones laborales, y trabajo genuino para los jóvenes, para que se vuelva a soldar una unidad entre los trabajadores de campo, fábrica, transporte y los jóvenes zafreros contra los planes explotadores de Roggio.

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