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Debates

Los "intelectuales" en la escena contemporánea

Los cambios y el silencio de los intelectuales autonomistas

30 de julio 2004

“La Toma”, según sus autores, busca una “respuesta a la globalización”: allí se dice que con el “modelo” neoliberal “una fábrica cerrada es el fin de la historia… en Argentina es el comienzo”. El hilo del documental son los obreros de Forja San Martín. Allí veremos algunas situaciones -desde el reingreso a la fábrica cerrada; los viajes al parlamento esperando un fallo que les dé la fábrica, etc.- por las que pasan los trabajadores que quedaron desocupados. Vemos que además hay en este fenómeno astilleros, institutos y clínicas además de las fábricas y empresas gestionadas por sus propios trabajadores. Vemos también una reivindicación de “la acción directa y la democracia directa” con Zanon como gran ejemplo -presentada como “la veterana de este nuevo movimiento”-. Forja busca escapar del “embrujo” de la desocupación; dirá un obrero: “Zanon es nuestra inspiración”.
El documental deja en claro los “bandos” principales de esta sociedad: por un lado el gobierno, con su policía y el resto de instituciones estatales; y por otro los trabajadores y su deseo de luchar2 ante una “nostalgia” (palabra repetida varias veces en el guión) –imposible-, de que vuelvan el trabajo y tiempos mejores con algún gobierno. En suma, es un documental breve, bueno y vivaz, donde se destacan las emocionantes imágenes de “La Batalla de Brukman” y del apoyo de la Bersuit y de la población neuquina a Zanon; “introductorio” del proceso que despuntó con la debacle política y económica de diciembre de 2001. Señalemos también que peca de superficial, en tanto y en cuanto no plantea alguna perspectiva política, estratégica para que el movimiento obrero pueda avanzar verdaderamente como actor central, siendo éste el protagonista del proceso. Lo único que queda como mensaje es la perspectiva autogestionaria de “resistir y producir”.

Autonomismo y marxismo

El planteo de Lewis de este proceso como “un fenómeno del nuevo autonomismo. La verdadera democracia de los obreros en cada fábrica” en realidad no es nuevo. Ya lo planteó Marx hace más de un siglo y medio: si los trabajadores toman los medios de producción, está en sus manos la posibilidad de transformar la sociedad profundamente, en forma revolucionaria. El proletariado, desde su nacimiento –y tras superar primeros estadios elementales-, ha desarrollado su propia actividad para combatir al capitalismo. Ante la enorme desocupación de Argentina, ha retomado ese programa histórico de lucha, organizándose a través de asambleas y tomando la producción y la política en sus manos. Un programa de independencia de clase es el que preserva y mantiene vivas justamente las organizaciones revolucionarias.
El autonomismo por el contrario hace de la necesidad, virtud, y sostiene que los movimientos son todo, los partidos nada. Dice Lewis: “éste es un movimiento pragmático, que tuvo éxito sin atarse a ninguna ideología”. “Después de ocupar, resistir y producir… volver a resistir otra vez”. La ocupación de fábricas tiene un profundo contenido ideológico: cuestiona el derecho de propiedad privada y la dirección burguesa de la producción; y ante la acción estatal se plantea el problema del poder. Por lo tanto, hay una necesidad de ideología revolucionaria, que dé contenido y prepare las condiciones para que el movimiento de la clase obrera se oriente hacia el derrocamiento del capital. El pragmatismo que predica Lewis es la eliminación de la ideología y de la historia –el programa que plantean las fuerzas revolucionarias- de la clase trabajadora, en función de “ocupar y resistir”, es decir, no plantear una lucha de clases por el derrocamiento del orden burgués.
Los autonomistas reivindican los movimientos tal cual se dan3. Pero si los movimientos de lucha no avanzan en organización y conciencia de preparar una lucha generalizada, de enfrentamiento al estado burgués, terminan cooptados e incluso pueden ser derrotados. Dos ejemplos: los piqueteros quedaron aislados administrando planes sociales, con lazos cada vez más débiles que los unen al conjunto del pueblo. Las fábricas recuperadas en su gran mayoría se ven obligadas a ejercer la (auto)explotación para subsistir frente a la competencia del mercado capitalista.
Los autonomistas no ven entonces esa relación fundamental que hay entre la clase, los partidos y una dirección revolucionaria, que sólo podrá surgir de la acción conjunta de los militantes e intelectuales marxistas con los elementos avanzados de la clase trabajadora. El marxismo, como teoría (generalización) de las prácticas del movimiento obrero a nivel internacional, es una “guía para la acción” (Lenin) al concentrar siglo y medio de luchas y experiencias. Si la espontaneidad y acción de la clase es un paso necesario para combatir a la burguesía, se hace también necesaria una dirección política que aporte un programa que haga de la clase obrera dirigente de una alianza con el resto de las clases oprimidas y explotadas hacia la victoria.

Una izquierda revolucionaria

Se oculta justamente que es la acción política de los partidos de izquierda sobre sectores de la clase trabajadora muchas veces determinante para hacer de la acción obrera un triunfo o una derrota4: y por ello da igual en su documental Zanon o cualquier fábrica tomada; a fin de cuentas si el gobierno burgués cede con expropiaciones transitorias y da aval legal para hacer de una fábrica cooperativa, nuestros autonomistas quedan igualmente satisfechos5.
El PTS lucha por poner en pie un gran partido revolucionario e internacionalista de la clase obrera (en palabras de Gramsci, un “nuevo intelectual” –un partido revolucionario-, debe tener “participación activa en la vida práctica, como constructor, organizador, [ser] ‘persuasivo permanentemente’”6. La fusión entre la intelectualidad marxista y lo mejor de la vanguardia de la clase trabajadora en un partido revolucionario está en nuestro norte político. Como ya le contestara Raúl Godoy a la misma Klein (¿Quién hizo el proceso de Zanon... trotskistas ortodoxos o la clase obrera?), en una parte de la entrevista para “La Toma”, que no apareció en el film: “Naturalmente, le dije que el proceso lo habían hecho los obreros de Zanon, pero que sin un partido revolucionario que aportara en parte la estrategia, el proceso de los ceramistas no hubiera sido tal y como se dio. Entonces fue esa combinación la que dio ese proceso”7.

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