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RESPUESTA A LA REVISTA DE LA JUVENTUD SINDICAL PERONISTA

Los Moyano debaten con la Interna de Kraft

La revista de la Juventud Sindical Peronista “Común y Corriente” impulsada por Moyano hijo polemiza entre otros puntos en relación a la Libertad Sindical. Allí se intenta un debate con los trabajadores de Kraft.

Javier "Poke" Hermosilla

23 de septiembre 2010

Los Moyano debaten con la Interna de Kraft

La revista de la Juventud Sindical Peronista “Común y Corriente” impulsada por Moyano hijo polemiza entre otros puntos en relación a la Libertad Sindical. Allí se intenta un debate con los trabajadores de Kraft.
Se nos acusa de tener una lógica que “en sus acciones terminan subordinados al plan de la oligarquía”. Para demostrar esto se dice que si se analiza el caso de Kraft “notamos una hegemonía en los mismos por parte de las reinvindicaciones puramente corporativas y sectoriales y donde prima la lucha por la reinvindicación inmediata, es decir la lucha en el plano de lo espontaneo. Más alla de las consignas y declamaciones revolucionarias prima en su accionar la lucha por mejores condiciones laborales en específico. Lo que nos muestra el ejemplo de Kraft es un accionar que lleva implícito el razonamiento y la esperanza que la multiplicación de hechos en la que sólo se pelea por la reproducción inmediata de los trabajadores (sic) llevará con el tiempo al cuestionamiento del sistema económico...es decir que el fogoneo continuo y la radicalización de lo espontáneo sin un planteo político- estratégico que se pare desde los intereses históricos de la clase obrera y tenga arraigo real en las masas trabajadoras, comprendiendo el desarrollo histórico del país suele ser utilizado por la fuerza enemiga”.

Lejos de esto, la corriente de Moyano entiende que es necesario tener un proyecto político para enfrentar a la oligarquía como el que tienen. Ellos, dicen, son parte de un proyecto “nacional y popular” y al mismo tiempo son los garantes de la “unidad del movimiento obrero”. De esta manera, plantean que quienes impulsamos la libertad de organización de los trabajadores cumplimos así un papel doblemente oligárquico porque, ni impulsamos el proyecto político popular que enfrenta a la oligarquía y a su vez, dividimos al movimiento obrero colaborando con la mismísima oligarquía nuevamente.

En primer lugar llama la atención el desprecio de los dirigentes de la CGT por las luchas que hacen a las condiciones de vida de los trabajadores. Desde un cómodo lugar debe ser bastante sencillo levantar el dedo y señalar a quienes de forma cotidiana peleamos en nuestros lugares de trabajo por los derechos de los trabajadores, por la defensa de la organización gremial de base, utilizando el método de asamblea, donde los dirigentes hacen cumplir el mandato de los trabajadores, luchando contra los bajos salarios, los atropellos patronales que se pagan con enfermedades laborales, accidentes también con la muerte de trabajadores. En nuestra fábrica, más aún luego de la lamentable muerte de una trabajadora por la falta de una atención médica adecuada, escuchar que un dirigente sindical hable con desprecio de las peleas por las condiciones de trabajo, no podría provocar más que un rechazo generalizado.

Que esta tarea no es suficiente es más que obvio para todos nosotros. Es por eso que las iniciativas de la CI de Kraft no se limitan a esto. Quien haya visto TV nos habrá visto junto a los compañeros tercerizados del Roca y de Felfort en las calles denunciando la precarización laboral. Cuestionamos nada más y nada menos que las condiciones de trabajo que se impusieron en los años 90 gracias al rol traidor de nuestro Secretario General Rodolfo Daer. Formamos por ello una corriente que se propone recuperar el Sindicato para los trabajadores. Llamar a una lucha de este tipo “corporativa” es sin duda una mentira. No puede ser corporativa una pelea que busca terminar con las “conquistas” de los empresarios conseguidas desde la dictadura militar y consolidadas y aumentadas durante los 90. Son esas conquistas las que les permiten ganancias extraordinarios y generan una división en la clase obrera que nos debilita a todos los trabajadores. La CGT se calla sobre estos hechos porque su rol es sostener al “gobierno nacional y popular” que luego de 7 años en el poder se encargó de garantizar la continuidad de las condiciones de trabajo flexibilizadas de los 90. Cierto es que Moyano fue opositor al menemismo en ese momento (no así sus jefes políticos), tan cierto como que ahora es el que permite que la flexibilización menenista siga con millones de tercerizados, por agencia, con contratos abiertos, trabajadores en negro, miles de desocupados a los cuales la CGT les da la espalda.

La CGT hace un llamado a mantener la unidad del movimiento obrero. En su lógica esto se garantizaría si los sindicatos no se dividen. No importa que el 87% de los establecimientos no tenga delegados ni que el 40% esté directamente en negro. No importa en el caso de los efectivos la circunstancia concreta, por ejemplo en el Subte los compañeros deberían quedarse en la UTA pese a que los dirigentes de ese sindicato sólo les ofrecen una patota cada tanto, firman convenios perjudiciales y desconocen a los delegados elegidos democráticamente.

Cada sector de la clase obrera debe pensar en cada caso que es lo que le conviene para avanzar en la verdadera unidad, si pelear dentro de su propio sindicato, si es que existen condiciones o luchar por una nueva organización si de esta forma se fortalece la lucha y la organización independiente de los trabajadores. Los Moyano son parte de una tradición que identifica al “movimiento obrero” con los Sindicatos y a estos con sus dirigentes. Pero el movimiento obrero está dividido en la base gracias a la acción (e inacción) de la enorme mayoría de los dirigentes sindicales y el gobierno de los K. De manera extendida, con Moyano conducción, en la mayoría de los establecimientos conviven trabajadores en blanco, en negro, tercerizados, convencionados y no, por agencia y contratados.
Por fuera de esto, hemos sido nosotros partícipes de una lucha que si no hubiera tenido un fuerte contenido político no podría haberse desarrollado.
Fuimos atacados por la empresa, pero tuvimos que luchar también contra la dirección de nuestro sindicato, enfrentamos al Ministerio de Trabajo que se jugó a que seamos derrotados, sufrimos la ofensiva de la COPAL, la UIA y la Embajada de EEUU, la represión de la Bonaerense, los desafueros de la Justicia y (¿por qué no decirlo? A pesar que después se “disculpó”), las acusaciones de Belén y Moyano que nos llamaron “ultraizquierdistas” facilitando la represión. Nos unimos a los desocupados y a los estudiantes, recibimos el apoyo de miles y miles que marcharon con nosotros y de millones que nos apoyaron. Que luchar contra estos actores y concretar estas alianzas excede un tanto la lucha corporativa-espontanea no es muy necesario de ser explicado. El que acusa a los obreros de Kraft, por su parte hizo “política” a lo grande y meses después de nuestros conflicto recibió a la Embajadora de EEUU, VIlma Socorro en la CGT con un rico asado en un gesto político inédito.

Esta lucha dejó a las claras que los trabajadores necesitamos hacer política, no sólo para los conflictos. Mostró que es posible construir una alianza de clases poderosa como la que se insinuó en la lucha, obreros, trabajadores desocupados y estudiantes enfrentando a los grandes monopolios apoyados por la UIA y el gobierno. Esa unidad es la que puso nerviosa a la clase patronal porque ahí está el germen de una unidad capaz de enfrentarlos. La clase trabajadora para nosotros podrá organizar una fuerte alianza de clases para terminar con la explotación capitalista por lo que estamos lejos de creer que nuestro papel es el del apoyo subordinado a las políticas de algún sector patronal como hace Moyano con su apoyo a los K y su rol político como presidente del PJ de la Provincia de Buenos Aires, “conduciendo” a los intendentes. El problema no es la falta de política sino el rol que cada uno le asigna a los trabajadores en la política.

Somos parte, por esto, junto con los compañeros de Zanon y PepsiCo del Plenario de Trabajadores Clasistas que se plantea de forma abierta la construcción de un Movimiento Político de Trabajadores independiente del gobierno y de la “oposición oligárquica”. Como se vé, definiciones e iniciativas políticas no es lo que falta aunque están lejos de la idea K de construir un “movimiento policlasista” que nos una a los trabajadores con nuestros propios explotadores “nacionales y populares”. Hacemos política e impulsamos a los trabajadores a hacerlo. Pero a hacer una política propia de la clase obrera con una perspectiva de unirnos con el pueblo pobre y los estudiantes combativos para terminar con esta sociedad de explotación.

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