A propósito de un nuevo aniversario de “El Apagón” y el reclamo de tierras de las familias obreras

Lecciones de la experiencia obrera en los 70´

por Miguel López y Gastón Ramírez.

Luego del desalojo que ordenó la empresa Ledesma, las familias se asentaron sobre tierras fiscales y esperan una respuesta de la intendencia y el gobierno provincial (FPV). No podemos descartar otro desalojo. Es necesario que los sindicatos, las organizaciones sociales, organismos de DDHH y centros de estudiantes extiendan su apoyo.

Habiendo pasado días del aniversario de “El Apagón” en este artículo aportamos la experiencia de recuperación del sindicato de los obreros de Ledesma de manos de la burocracia y su lucha por vivienda digna y otros reclamos en los 70´. Este es un aporte a la reconstrucción de la historia de la clase trabajadora de manera de que cada lucha no empiece de cero y armarnos de las conclusiones necesarias para triunfar.

Cuando los trabajadores se pusieron de pie

En 1972, luego de más de 20 años, los trabajadores del Ingenio Ledesma vuelven a la huelga y frenan el despido de su delegado y futuro secretario general, Melitón Vázquez. En 1973 con la recuperación del sindicato iniciaron una experiencia de organización combativa 1. Era el fruto de un trabajo clandestino. Se llamaba, el Grupo de Obreros de Ledesma (GOL), en el que participaban trabajadores de distintas organizaciones 2 . Vázquez relata, “la gran cantidad de tiempo que trabajábamos éramos un grupo reducido, grupos que posiblemente nunca pasaban de cinco. Y trabajamos tres o cuatro años en la clandestinidad. (…)Este grupo crece cuando aparece ya en la lucha. Aparece al frente como un grupo claro, crece ahí y toma influencia. (…)

Aparecemos ya como delegados, tomamos prestigio ante una gran cantidad de compañeros 3”. Esto muestra como el trabajo clandestino y paciente que hicieron en un principio fue fundamental, para luego en tiempos de mayor radicalización lograr influencia y prepararse para recuperar el sindicato y doblegar el miedo que genera la patronal y la burocracia

El sindicato se movilizó exigiendo que la empresa cumpla con las leyes 4 que la obligaban a construir casas para los trabajadores y dar atención médica a estos y a sus familias. Así conquistaron que se construyan 5000 viviendas en 1973, barrios como San Francisco, 18 de Noviembre, 9 de julio y Patricias Argentinas fueron los que albergaron a las familias que en su mayoría dejaron los lotes donde vivían hacinadas. La empresa se hacía cargo del pago de una suma mensual para cubrir una cuota destinada a la vivienda 5. Además se conquistaron aumentos salariales, la efectivización de los temporarios y las 6hs por trabajo insalubre.

El sindicato combativo ante la intendencia del Dr. Aredez

El sindicato sumó el apoyo del Aredez y Cardozo como médicos que habían sido despedidos del ingenio por denunciar las fallas del sistema de salud y solidarizarse con las familias obreras. Aredez, con el apoyo decisivo del sindicato llega como candidato del FREJULI a la intendencia. Propone cobrar impuestos al Ingenio y con ellos realizar obras públicas. Esta propuesta de solucionar los problemas del pueblo a través de impuestos a la gran propiedad mostró sus límites inmediatos, ya que se le cobró sólo un mes de impuestos al Ingenio y apenas se iniciaron las obras. A pesar de las expectativas generadas de cambios por arriba a través de Aredez, los trabajadores continuaron luchando por sus reivindicaciones.

El Golpe (en democracia)

En 1974 los trabajadores reciben un primer golpe con la detención del abogado Patrigniani y el ex delegado Jorge Weisz 6. Luego intentan detener a Vázquez en una emboscada en la administración del ingenio, en momentos en que bajo el gobierno de Isabel Perón, el Ejército, la Gendarmería y la policía se dirigieron a intervenir el sindicato y desataron una feroz represión llegando a disparar balas de plomo. La resistencia de los trabajadores no pudo frenar la intervención, muchos fueron detenidos y Vázquez pasó a la clandestinidad.
Este fue un anticipo de la represión que solicitaban empresarios como Blaquier y aplicaron en forma abierta los militares en 1976 7 . El secuestro y desaparición de 33 trabajadores y estudiantes en julio de 1976, conocido como “El Apagón”, fue la respuesta local de los golpistas.

Algunas lecciones de la batalla

La directiva del sindicato, aunque logró importantes conquistas y buscó la unidad junto a dirigentes antiburocráticos y del clasismo, por un lado, no tuvo en sus planes desarrollar una efectiva coordinación desde las bases con otros sindicatos combativos en la provincia 8. Esto en momentos en que las huelgas contra el pacto social entre los empresarios, Lanusse y luego el gobierno provincial de Snopek, pasaban a un enfrentamiento directo contra el gobierno de Isabel Perón que había intervenido los sindicatos en Villa Constitución, Córdoba y Tucumán, dejando aislada esta experiencia.

Por el otro, la directiva no fue más allá de las cuestiones sindicales, dejando la política en manos de políticos pro patronales del peronismo. La falta de una política de independencia de clase, los llevó a apoyar al progresista Aredez a nivel local y al mismo tiempo, oponerse al gobernador Snopek, también del FREJULI. Esta oposición era sindical, ya que Snopek había presentado una lista propia en las elecciones del sindicato, y una vez, recuperado el sindicato pasan a presionar sobre el gobernador para que aplique la ley de viviendas.

Esta política que cedía a la conciliación de clases del peronismo entró en la trampa electoral y en el desvío que significó el retorno de Perón. Esto trae consecuencias trágicas, ya que una vez terminada las concesiones del gobierno, Snopek aplica una política represiva contra la vanguardia que termina con la intervención en el sindicato.

Por su parte, las organizaciones de izquierda 9 que influenciaron y tuvieron responsabilidad en la directiva y el cuerpo de delegados, no fueron un contrapeso al sindicalismo y las expectativas en la vuelta en Perón y su armado electoral que incluyó la candidatura de Aredez 10 . Esto da cuenta de la ausencia de un partido revolucionario que planteara una política de independencia de clase frente al desvió que traían las elecciones y luego la trampa del retorno de Perón, que planteara la necesidad de la coordinación con los sectores combativos y medidas de autodefensa para dar una respuesta política-militar frente a la represión desatada. Esto hubiese fortalecido a este sector al momento de enfrentar los planes económicos de Isabel y el accionar represivo del Operativo Independencia de Bussi y Cía.

La patronal y los militares impusieron con el golpe el miedo y el terror garantizando un aumento de la productividad entre 1970 y 1990 del 60% en el azúcar, 65% en el papel, 41% en el alcohol, en base a la superexplotación obrera, ya que como planteaba Marx, “La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”. Sin embargo, no dejó de manifestarse la resistencia a los planes patronales con los paros del 1988-89 de los azucareros y papeleros y los piquetes en 1997 por trabajo genuino. Actualmente en el reclamo de las familias se expresa el odio de clase, que también esta latente en los trabajadores del ingenio que cobran salarios de pobreza y se les niega la posibilidad de la vivienda digna. Se trata de canalizar este odio en una organización dentro del ingenio y en lograr la unidad con las familias del asentamiento y sectores populares.