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INTERNACIONAL

Las medidas de Maduro polarizan la situación en Venezuela

La muerte de un joven estudiante durante una movilización de protesta contra el gobierno en la ciudad de San Cristóbal, estado de Táchira, aumentó la tensión política que se vive Venezuela tras el arresto del jueves 19/2 del alcalde de Caracas, opositor derechista Antonio Ledezma, acusado de ser parte de un plan golpista.

Diego Sacchi

26 de febrero 2015

Las medidas de Maduro polarizan la situación en Venezuela

La muerte de un joven estudiante durante una movilización de protesta contra el gobierno en la ciudad de San Cristóbal, estado de Táchira, aumentó la tensión política que se vive Venezuela tras el arresto del jueves 19/2 del alcalde de Caracas, opositor derechista Antonio Ledezma, acusado de ser parte de un plan golpista.

La ministra del Interior, Carmen Meléndez, rápidamente condenó el asesinato del joven estudiante en un contacto con la televisora estatal VTV e informó que había un efectivo de la Policía Nacional Bolivariana detenido por la muerte. Por otro lado, la nueva denuncia de Maduro sobre un supuesto plan golpista, se produce a pocos días de que una nueva devaluación y posibles aumentos de combustible que afectan a los trabajadores y los sectores populares.

La derecha y el imperialismo buscan aprovechar la crisis económica

Las declaraciones denunciando la detención de Ledezma de los principales dirigentes de la oposición de derecha venezolana y de distintos países del continente no se hicieron esperar. A estas se sumaron las voces desde EEUU y otros países imperialistas denunciando el “autoritarismo” del gobierno de Maduro.

Bajo un discurso de defensa de la “democracia” la derecha busca aprovechar el malestar que produce la crisis económica, la pérdida de poder adquisitivo que genera la inflación, la devaluación y el descontento por las medidas del gobierno (la oposición derechista actúa de forma similar al aprovechamiento que ha hecho la derecha argentina con la crisis del caso Nisman) que afectan a los trabajadores y el pueblo pobre.

La derecha cuenta con el aval imperialista que hoy parece sostener, al no tener condiciones para destituir directamente al gobierno vía un golpe, la opción de que esta se organice para ganar las elecciones como la mejor forma de sacar a Maduro.
El intento de ingerencia norteamericano ha sido permanente en los últimos años manteniendo las presiones, sanciones y hostigamiento en la búsqueda de sacar al actual gobierno venezolano. Una muestra de esto, fueron las declaraciones al cierre de esta edición del Secretario de Estado yanqui John Kerry que amenazó con sanciones económicas a Venezuela.

Una de las dificultades que enfrenta la oposición de derecha, para capitalizar el descontento con el gobierno, es la división entre sus principales figuras. Un sector encabezado por Capriles, busca fortalecerse de cara a las elecciones legislativas de fin de año y en el mejor de los casos forzar una salida anticipada de Maduro (en 2016 podrían llamar a un referéndum revocatorio) y así lograr imponer un gobierno alineado a los intereses norteamericanos. Mientras se mantiene el sector abiertamente golpista encabezado por López, Ledezma y Machado que por el momento no ha tenido capacidad de convocatoria; frente al arresto del alcalde de Caracas apenas consiguió juntar 200 personas. Esta circunstancia también es aprovechada por el gobierno.

Entre la denuncia de golpe y las medidas de ajuste

Tras la detención de Ledezma, el gobierno continúa con la tesis del golpe de Estado, con la que sostiene la ofensiva contra los políticos de la oposición. Pero aunque Ledezma, entre otros, tiene antecedentes golpistas, no se han hecho públicas las pruebas que Maduro dice tener sobre la actual acusación. Es por eso que surge con fuerza también la idea de que el gobierno busca tensar la situación política como “cortina de humo” para cubrir la severa crisis económica que golpea al pueblo venezolano. Ninguna variante se puede descartar.

Si efectivamente se estuviera preparando un golpe, las medidas del gobierno están lejos de favorecer la organización de los trabajadores y el pueblo pobre para enfrentarlo y atacar los intereses de los capitalistas. Por el contrario, al no tocar sus intereses el gobierno permitió que los capitalistas se beneficien con la enorme fuga de capitales (se calcula entre 150 y 200 mil millones de dólares en la última década), los negocios con el estado y más recientemente con un extendido mercado negro.
La política del gobierno lleva por un lado a rebajar las condiciones de vida de las masas y por otro a aumentar el poder represivo del estado. Ha llevado a una fuerte recesión económica que no encuentra salida y amenaza profundizarse, a una alta inflación que oficialmente cerró en 68,5% para el 2014, y al desabastecimiento de productos básicos. Al mismo tiempo, acaba de emitir un decreto que permite utilizar armas de fuego a las fuerzas de seguridad en las manifestaciones lo que se suma a la criminalización de los trabajadores que realizan huelgas y otros sectores que salen a pelear como pueblos originarios o campesinos.

Los trabajadores deben apostar a una salida independiente

En este marco, la delicada situación política puede tomar cursos inesperados, no solo por intentos de golpe, tampoco se puede descartar movilizaciones en rechazo a las nuevas medidas de ajuste.

No se puede descartar nuevas convulsiones que profundicen la crisis del gobierno dando aire a nuevas variantes destituyentes. Como expresamos durante las jornadas de febrero de 2014, si existiera algún escenario de este tipo, que no es el actual, estaríamos en la primera línea contra la reacción y la injerencia del imperialismo, sin que eso signifique prestarle apoyo al gobierno de Maduro que como viene demostrando. Mientras llama a defender su gobierno en nombre del “socialismo” y la “revolución bolivariana”, descarga el ajuste sobre los trabajadores y el pueblo pobre y fortalece las posibilidades de la oposición como recambio político.

Los trabajadores y explotados, deben pelear por una salida independiente en función de sus propios intereses, independiente tanto del gobierno como de la oposición, pues en ningún lugar está escrito que la crisis que vive el chavismo termine siendo capitalizada por la derecha. En esta perspectiva es que el pueblo trabajador debe apuntar su política si no quiere que la crisis económica les sea descargada sobre sus espaldas.

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