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La Revolución Rusa impacta en Alemania

LOS CONSEJOS OBREROS Y LA SUBLEVACIÓN DE LOS MINEROS ALEMANES

La revolución rusa impacta en Alemania

El ala izquierda del Partido Socialdemócrata había quedado paralizada ante el apoyo parlamentario del partido a los créditos de guerra el 4 de agosto de 1914. Cinco meses después Karl Liebknecht pudo elevar su voz, solitaria, en el parlamento (Reichtag) donde 125 diputados de la socialdemocracia convalidaron el ingreso de Alemania a la guerra de ocupación. Su voz solitaria fue el acto fundacional del Grupo Espartaco y el inicio de la oposición a la guerra de una pequeña fracción de esa enorme organización que había forjado el proletariado alemán.

Comisión del IPS

23 de agosto 2007

El efecto de la revolución rusa sobre el destino de la guerra imperialista tiene una primera y significativa muestra en la lucha de clases de Alemania. El militarismo alemán estaba en pleno desarrollo y apretaba todas sus tuercas para amordazar toda oposición a la guerra. El ala izquierda del Partido Socialdemócrata había quedado paralizada ante el apoyo parlamentario del partido a los créditos de guerra el 4 de agosto de 1914. Cinco meses después Karl Liebknecht pudo elevar su voz, solitaria, en el parlamento (Reichtag) donde 125 diputados de la socialdemocracia convalidaron el ingreso de Alemania a la guerra de ocupación. Su voz solitaria fue el acto fundacional del Grupo Espartaco y el inicio de la oposición a la guerra de una pequeña fracción de esa enorme organización que había forjado el proletariado alemán.

Para 1917 la revolución rusa vino a conmover la situación de aislamiento y represión de la izquierda socialista. Rosa Luxemburgo se encontraba en la cárcel desde 1915 mientras que Karl Liebknecht había sido encarcelado por su discurso antibélico el 1° de mayo de 1916 frente al parlamento alemán, discurso que emitió vestido de soldado raso ya que había sido obligado a enrolarse en el ejército.

El inició de la revolución rusa aceleró la radicalización de las masas y el proceso de ruptura dentro de la socialdemocracia. A diferencia de Rusia donde los revolucionarios (bolcheviques) eran un partido independiente de los centristas1 y reformistas, la Socialdemocracia Alemana había ejercido un enorme poder de atracción que impidió la clarificación de estrategias en su seno. Hasta 1917 agrupó desde abiertos colaboracionistas con la burguesía que ingresaron a la cancillería del Kaiser (el Rey Guillermo II), hasta honestos revolucionarios que se encontraban en las cárceles, como Rosa. El enorme peso del partido y la negativa a romper sin antes luchar por las masas, hizo que su ala revolucionaria, el grupo Espartaco, recién rompiera en abril de 1917. Ese mismo mes se incorporó al recientemente fundado Partido Socialdemócrata Independiente (USPD). Este último, sin embargo, era un agrupamiento de carácter centrista dirigido por figuras como Hesse o Dittman que aunque sostuvieron una política de oposición a la guerra era portadora de una política de “oposición legal” al militarismo alemán. Era tan confuso el carácter del nuevo agrupamiento que hasta los más renombrados reformistas, como Bernstein o Kaustky, se incorporaron a él. En abril, cuando se produce la ruptura, aproximadamente 170 mil militantes permanecen en la Socialdemocracia (los mayoritarios) apoyando la guerra y 120 mil militantes se organizan con los Independientes.

Las huelgas de abril

Para el mes de abril la situación entre las masas se acelera: “un informe del prefecto de policía (…) declara: actualmente, casi todos los militantes sindicales del metal que se imponen en las fábricas, son miembros de la oposición, y una gran parte del grupo Espartaco que ha tomado la consigna de poner fin a la guerra mediante las huelgas”. Como eco de esta situación el diputado Hesse amenaza: “¿Desea el canciller que las masas alemanas lleguen a habar el ruso?”2.

La organización clandestina de los trabajadores en las fábricas había avanzado. Las noticias rusas habían permitido el desarrollo de una amplia agitación contra la guerra. Los delegados obreros de los Independientes y la Liga Espartaco deciden que es momento de preparar una acción. Proponen en la asamblea del sindicato del metal el llamado a una huelga general por la mejora del abastecimiento. Uno de sus organizadores, el delegado de los torneros Richard Müller, es arrestado. La asamblea se desarrolla y los delegados metalúrgicos de los Socialdemócratas mayoritarios, percibiendo la situación, se ponen a la cabeza del movimiento. El 16 de abril 200.000 huelguistas paralizan Berlín. Los mayoritarios quieren detener el movimiento, aconsejan al gobierno que relaje las medidas de racionamiento y permita a los sindicatos organizar el abastecimiento. Pero el movimiento es obligado a ir más allá y las asambleas obreras levantan consignas políticas: declaración de una paz sin anexiones, supresión de la censura y levantamiento del estado de sitio, abolición de la ley de movilización del trabajo, liberación de los presos políticos e introducción del sufragio universal. Los independientes mientras tanto tratan de convencer a la burguesía alemana que debe negociar con los sindicatos, ya que el movimiento puede tomar un carácter “anárquico”. La izquierda, mientras tanto quiere proseguir el movimiento hasta la liberación de Richard Müller. Durante la jornada se extienden los consejos de huelga espontáneos en las fábricas. Los mayoritarios rápidamente negocian y levantan la huelga, que continúa varios días más en algunas fábricas y regiones dominadas por la izquierda. Pero la primera embestida es sofocada, las fábricas son militarizadas y encarcelados los integrantes de los consejos obreros. El diario de la mayoría socialdemócrata, el mítico Vorwärts acusa: “Las huelgas deben ser evitadas, sólo un aumento de la capacidad de resistencia (militar) alemana puede conducir a la paz”.

Organización política y conciencia de clase

Los teóricos de la mayoría socialdemócrata se esfuerzan en distinguir la situación alemana de la rusa. A diferencia de Rusia y su proletariado, Alemania estaba fuertemente protegida de la “anarquía” por la fortaleza organizativa de su proletariado, que agrupado en fuertes sindicatos contaba con la experiencia de un partido “legal” que participaba del ejercicio de la “libertad” política en las instituciones republicanas de la monárquia (!). El fetichismo de la madurez del proletariado alemán servía para sujetar a éste a la dominación de la burguesía imperialista. Desde la cárcel Rosa Luxemburgo rebatía estos argumentos indicando que en Alemania una poderosa organización política no era sinónimo de conciencia de clase, y por el contrario a pesar de sus deficiencias organizativas el proletariado ruso mostraba una alta conciencia de sí mismo. La contraposición entre un proletariado “moderno”, alemán, y uno “atrasado”, el ruso, era así dialectizado.

Decía: “Cierto, los obreros rusos no poseen organizaciones, asociantes electorales, apenas tienen sindicatos y prensa. Pero ellos disponen de ventajas decisivas para conquistar su poder e influencia: una combatividad novedosa, una voluntad irrevocable y un espíritu de sacrificio sin límite por los ideales del socialismo; ellos disponen de estas cualidades sin las cuales el más bello aparato organizacional no es más que una vana baratija, un grillete en el pie de las masas proletarias. Cierto, sin organización, la clase obrera, no puede conservar por mucho tiempo todas sus facultades de acción. Vean porque nosotros estamos prestos a afirmar que en este mismo momento, en Petersburgo, en Moscú, y en toda la Rusia, los obreros febrilmente han emprendido la creación de una organización, de asociaciones políticas, de sindicatos, de institutos culturales, todo el aparato necesario. Como hace diez años, el primer acto del proletariado revolucionario ruso será llenar lo más rápidamente posible las lagunas de su organización. Y esta organización, nacida del combate y templada en su fuego constituirá ciertamente un auténtico acorazado para su potencia y no la picota de su impotencia”3.

Los anuncios de Pascua

Mientras los trabajadores del metal se lanzaban a la huelga política contra la guerra, el Kaiser debe prometer la concesión de una serie limitada de demandas democráticas: “si Dios lo quiere y el pueblo alemán continúa bien conducido” el Rey ofrecerá el sufragio pluralista para la cámara de diputados y reformará la cámara de pares de Prusia. Así el régimen alemán acusaba recibo de la revolución rusa y su repercusión sobre las aspiraciones de las masas obreras y de soldados. Decía Rosa: “Vean las reformas a las cuales los alemanes han dedicado sus esfuerzos, prometidas por la influencia de la revolución rusa”.

Mientras tanto los Independientes adoptan una política “adecuada a la situación y las costumbres del proletariado alemán”. Éstos declaran en su prensa que: “las condiciones a las cuales nosotros debemos hacer frente son diferentes a las de Rusia, la lucha por nuestra libertad interior debe así tomar otras formas. Sobre la influencia moral de los acontecimientos de Rusia, esta lucha ha comenzado sobre el terreno parlamentario”. Los Socialistas Independientes quieren basar la lucha por la “libertad” en las mismas instituciones parlamentarias del militarismo alemán, ellas serán el terreno sobre el cual se emprenderá la lucha revolucionaria. El nuevo partido se diferenciaba así en poco de los mayoritarios para quienes la lucha de clases era reducida a la lucha parlamentaria. Frente a la postración ante la democracia “liberal” de los Independientes Rosa Luxemburgo contrapone la democracia de los Consejos de Obreros y Soldados en Rusia: “Y vean, entonces un testimonio, una muestra clásica del cretinismo parlamentario, sincero, intacto, inalienable, incorregible que amerita la más dura corrección. Se predica así la imposibilidad de una revolución de masas en Alemania, esto es lo que remarcan las habladurías inspiradas sobre los ‘medios de presión maravillosamente organizados de un estado moderno’. Bien que precisamente los consejos de obreros y soldados rusos prueban que estas mayorías pueden muy bien servir a la potencia del pueblo, a la revolución, si justamente el proletariado es revolucionario!”4.

La sublevación de los marineros

La agitación huelguística de abril sin embargo había fortalecido a los Socialdemócratas Independientes ya que la Liga Espartaco había ingresado al nuevo partido, lo cual será fatal para los próximos acontecimientos. Fueron a los Independientes a quienes se dirigieron los marineros para solicitar ayuda en su organización clandestina. La Liga de soldados y marineros era integrada por suboficiales y marineros socialdemócratas quienes se reunían clandestinamente para leer las publicaciones de la oposición. La Marina había permitido la reunión de comisiones de cantina para que la tripulación se distienda en sus momentos de descanso. A través de estas comisiones la Liga había armado una red de contacto entre los distintos acorazados. Para julio ya eran 5.000 hombres organizados. El objetivo, según uno de sus impulsores, Max Reichpietsch, era: “debemos darnos cuenta perfectamente de que las comisiones de cantina son el primer paso para la construcción de consejos de marinos sobre el modelo ruso”5.
Luego de una huelga de hambre victoriosa en uno de los acorazados, la Liga cree que la situación está madura para desencadenar un levantamiento en la flota a favor de la paz. Antes de establecer su fecha, cree necesario contactarse con tierra. Busca el apoyo de los Independientes. Dittman recibe a una delegación en el parlamento, éste apoya el alzamiento como forma de presionar sobre las potencias imperialistas, y es tal su legalismo que aconseja a los agitadores no organizar círculos del partido simplemente porque los militantes de la marina no pueden cotizar a la organización.

Los agitadores están dispuestos a actuar: nuevas huelgas de hambre y el desembarco de marineros en agosto en varias flotas desobedeciendo las órdenes de los Capitanes. El Alto Mando está al tanto de la situación y actúa sobre los agitadores, apresa a los líderes de la sublevación y el consejo de guerra determina la pena de muerte para los cabecillas, entre ellos Max Reichpietsch, quien junto a otros cuatro marineros son fusilados el 5 de septiembre.

La crisis ha madurado

Al corriente de los acontecimientos en Alemania Lenin indica: “estamos ante una revolución mundial inminente”. La radicalización de las masas en Rusia y el fusilamiento de los marineros amotinados en Alemania significa, para Lenin, que el mes de septiembre “nos ha traído el más grande viraje de la revolución rusa y de la revolución mundial”. La revolución mundial se inició con combatientes aislados como Liebknecht, Adler en Austria y Mc Lean en Inglaterra. La segunda etapa continuó con las cárceles llenas de opositores a la guerra en los países “liberales” como Francia, Inglaterra o Alemania. La tercera etapa “a la que podemos llamar vísperas de la revolución mundial” se ha iniciado: por fin “maduró en la escuadra un movimiento de tal envergadura que no fue posible silenciarlo ni ocultarlo, ni siquiera a pesar de todo el rigor lanzado por el régimen alemán de presidio militar”6. Lenin se ubica desde el punto de vista de la situación mundial para fijar el momento de la insurrección en Rusia. Para él el proletariado ruso, quién goza de una amplia libertad pues está organizado en los soviets, tiene el 99% de posibilidades de triunfar, de tomar el poder en sus manos y detener la guerra mediante la revolución obrera. Los marineros alemanes tenían el 1% contra 99% de triunfar y se han sublevado, el proletariado ruso debe avanzar. El momento de la insurrección en Rusia es señalado así no sólo por su maduración interna, sino también porque la revolución rusa ha acelerado el despertar de la revolución europea.

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