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Notas

La recentralización de la economía

PTS

2 de octubre 2010

A partir de 2003, la economía cubana volvió a crecer en base a la exportación del níquel, principalmente a China. También se benefició de su relación con el ALBA recibiendo petróleo de Venezuela a precios subsidiados y aumentando la exportación a ese país de servicios profesionales, sobre todo médicos, que significaron un importante ingreso de divisas. De esa manera, Venezuela y China se transformaron en los principales socios comerciales de Cuba, con alrededor del 41% del comercio entre ambos, desplazando a España y Canadá. A su vez, la incorporación al ALBA permitió contrarrestar el aislamiento que impone la adhesión de los países vecinos de Centroamérica al CAFTA.

Con la recuperación del crecimiento económico, Fidel lanzó la llamada “batalla de las ideas”, período durante el cual, según el economista Mesa Lago, “recentralizó las decisiones económicas, desdolarizó la economía, creó una cuenta única en el Banco central de Cuba (BCC) para depositar todas las divisas y recortó el pequeño sector privado por cuenta propia (Ver Carmelo Mesa Lago: “La economía cubana en la encrucijada: el legado de Fidel, el debate sobre el cambio y las opciones de Raúl”, Real Instituto Elcano, 23-04-2008). La cantidad de empresas mixtas se redujo de 358 en el año 2000 a 250 en 2009, y con ella el volumen de la inversión extranjera directa.

Aunque no se revirtieron las medidas estructurales tomadas durante los años críticos del período especial, entre ellas la participación del capital extranjero en áreas estratégicas como la explotación del petróleo o el níquel, donde opera la multinacional canadiense Sherritt, la recentralización de la economía y la recuperación de un mayor control estatal, incluyendo un cierto nivel de planificación burocrática y la centralización estatal de las divisas, han impedido en estos años la generalización de las relaciones capitalistas y la creación de un mercado de trabajo, que es lo que está tratando de conseguir Raúl Castro con sus actuales reformas.

En el año 2003 se desdolarizó la economía y el dólar fue reemplazado por el CUC (la moneda cubana convertible que se usa para comprar divisas y para adquirir bienes de consumo importados en tiendas minoristas especiales). Esto le permitió al estado concentrar las divisas disponibles y controlar su asignación, lo que tiene consecuencias tanto en el plano interno como en las operaciones de comercio exterior.

En cuanto a la planificación, hubo un cierto restablecimiento de un plan económico para las empresas 100% cubanas, en el que intervienen el Ministerio de Economía y Planificación y el Banco Central. Esta relativa planificación burocrática combina las asignaciones del presupuesto estatal con decisiones de inversión que pasaron de los sectores no relacionados con la generación de divisas durante los años del período especial, a invertir en sectores de rápida generación de divisas y en la sustitución de importaciones, entre otros energía y biotecnología (Ver “Plan Económico Social 2010, Lineamientos de Presupuesto del Estado”, presentado por el ministro Murillo al Consejo de Estado y de Ministros). Sin embargo, la gestión burocrática de la economía, de la que están excluidos los trabajadores, es todo lo contrario de una planificación eficiente, como demuestran los pobres resultados de los planes económicos, orientándose hacia una planificación a nivel empresarial según criterios de productividad y rentabilidad, como se puede observar en la extensión del programa de perfeccionamiento empresarial.

La concentración de divisas implicó, de manera indirecta, una recentralización de la actividad económica y del comercio exterior, aunque esto no haya significado el restablecimiento pleno del monopolio del comercio exterior. En relación con este aspecto, el economista Mesa Lago plantea que “China rompió el control del comercio exterior por el ministerio central y devaluó la moneda para hacer sus exportaciones competitivas, mientras que Vietnam liberó la tasa de cambio y dejó que la moneda flotase con resultados similares. Por el contrario, en 2003 Cuba revirtió la descentralización modesta del comercio exterior de los años 90 y reconcentró el poder en el Ministerio de Comercio Exterior y el Banco Central” (Carmelo Mesa Lago, op cit).

Este relativo control estatal se ejerce por medio de la asignación de divisas por parte de un Comité constituido a tal fin, integrado por el Banco Central y el Ministerio de Economía y Planificación, a los distintos ministerios que luego distribuyen a las empresas estatales de su órbita, lo que se conoce como Capacidad de Liquidez.

El otro elemento relacionado con el sector externo de la economía es que la importación-exportación se hace a través de empresas autorizadas (estas son de 3 tipos: empresas estatales que son las importadoras de bienes de consumo para la población y para empresas privadas, mixtas o estatales sin licencia para importar; empresas estatales que tienen autorización para importar insumos para su actividad; y algunas empresas extranjeras que tienen licencia para importar). Además, los inversores extranjeros no pueden vender directamente en el mercado y tampoco contratar mano de obra cubana. Los trabajadores cubanos empleados por firmas extranjeras son contratados por una agencia nacional de empleo, que luego les provee esta mano de obra a las empresas. El negocio de la burocracia es que cobra los salarios de estos trabajadores en dólares y les paga en pesos cubanos (Ver Ley 77 de inversiones extranjeras). Un mecanismo similar se ejerce sobre los médicos que van a trabajar al exterior, a quienes el estado les retiene una parte significativa de su salario.

Estas medidas de recentralización no han significado una mejora en la condiciones de vida de la gran mayoría de la población. A pesar de la prohibición de la circulación del dólar, sigue existiendo una dualidad monetaria: el peso cubano devaluado, en el que cobra su salario la mayoría de los trabajadores y campesinos, y el CUC, el peso convertible que tiene un valor 24 veces superior a la moneda nacional y al que sólo tienen acceso los funcionarios del régimen y los sectores ligados al turismo o quienes reciben remesas de sus familiares en el exterior. Esto está generando una situación potencialmente explosiva: mientras el gobierno amplió las concesiones a los sectores que acceden al CUC, liberalizando la compra de bienes importados, como DVD o teléfonos celulares, y permitiendo el uso de complejos hoteleros reservados al turismo externo, la mayoría de la población no puede acceder con sus salarios a los bienes básicos que no están incluidos en la libreta de racionamiento que provee el Estado, cuyos precios están expresados en CUC.

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