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Nacional

La comunión entre Carrió y los patrones petroleros

Miguel Raider

18 de octubre 2007

SI HAY algo de “progresismo” en Elisa Carrió y la Coalición Cívica es su progresivo desplazamiento hacia la derecha más reaccionaria.
Lilita fue agasajada por 170 empresarios y ejecutivos de las petroleras Pluspetrol, Total, Tecpetrol, Pan American, Wintershall, Apache, y proveedoras de esa industria como Skanka y Tenaris. Acompañada por Oscar Vicente, ex presidente de Petrobrás, Carrió prometió “seguridad jurídica” y “reglas claras y previsibles”. Obviamente no se refería a la situación de los trabajadores petroleros afectados por la precariedad laboral, jornadas laborales de 12 horas e infinidad de accidentes de trabajo. No por nada la candidata a primera senadora por la Coalición Cívica es María Eugenia Estensoro, quien reivindica el legado de su padre, José Estensoro, ex presidente de YPF que sentó las bases iniciales para la privatización del petróleo y favoreció a las petroleras mediante los negocios de la “patria contratista”. En pocas palabras, Carrió aseguró que las transnacionales petroleras seguirán pagando las regalías más bajas de todo el mundo.
La comunión entre Carrió y los empresarios no sólo se puso de manifiesto en su asistencia al foro patronal de IDEA sino también en la presentación del empresario Santiago del Sel, presidente del grupo Zurich y dirigente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, como postulante al Ministerio de Infraestructura.
¡Por fin los empresarios podrían tener a uno de los suyos para hacer negociados directos con la obra pública sin necesidad de intermediarios como De Vido y otros “comisionistas”!
_ Por si fuera poco, Alfonso Prat Gay, candidato a ministro de Economía, no sólo quiere pagarle al Club de París U$6500 millones, sino también casi U$28000 millones que reclaman los holdouts, esos fondos buitres que quedaron fuera del canje de la deuda externa fraudulenta renegociada por Kirchner y que hicieron un magnífico negocio comprando papeles de la deuda a valores insignificantes.
Carrió hace profesión de fe empresaria pero también garantiza los medios para defender su “seguridad”. Con esa finalidad había incorporado al ex comisario Edgardo Mastandrea, procesado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar, quien trabajaba con Margarita Stolbizer, candidata a gobernadora por la provincia de Buenos Aires, en un plan orientado a la militarización de la provincia mediante la incorporación de la gendarmería “para luchar contra el paco”.
Pero para “compensar” el distanciamiento de Mastandrea, la chaqueña no tuvo mejor idea que incorporar a su staff al ex secretario de Seguridad Interior de Kirchner,
Norberto Quantín. Quintín hostigó permanentemente a los movimientos piqueteros, convalidó los indultos dictados por Menem y se opuso a la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final.
Claro que Quantín tiene un “mérito” extra: fue fiscal de la Cámara del Crimen durante la dictadura militar, cuando se destacaba criticando por derecha a los militares por no ejercer “una represión más abarcadora”, y se oponía a la libertad de los detenidos-desaparecidos por “los momentos de guerra revolucionaria sufridos por la patria”.
La “institucionalidad republicana” pregonada por Carrio podría sintetizarse en un combo de grandes negocios para los capitalistas y mano dura contra los pobres de los barrios suburbanos. Los trabajadores debemos romper con los partidos de los empresarios y abordar una perspectiva independiente acorde a nuestros propios intereses.

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