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Notas

La burocracia cubana y el “modelo vietnamita”

PTS

2 de octubre 2010

Aunque con un discurso “socialista” y “antiimperialista”, la burocracia gobernante reivindica desde hace años el llamado modelo chino o vietnamita, es decir, un programa de marchar hacia un proceso gradual de restauración capitalista bajo la dirección del PCC, y ya viene tomando medidas que van en ese sentido. Sin embargo, por varias razones parece muy difícil que el régimen cubano pueda seguir el camino de estos países asiáticos.

En primer lugar, a pesar de cierta desafección con las tradiciones revolucionarias, generadas por el dominio de la burocracia y reforzada por los años de reacción política e ideológica luego de la desaparición de la URSS, en Cuba aún subsiste una cierta conciencia igualitaria y un fuerte antiimperialismo, y no media una derrota como fue en China por el aplastamiento del levantamiento de Tiananmen en 1989.

En segundo lugar, a diferencia de China o Vietnam, ambos admitidos en la Organización Mundial del Comercio (OMC), el imperialismo norteamericano mantiene una política de bloqueo económico, a lo que se suma la amenaza de la burguesía cubana exiliada en Miami, a escasos 140 km de Cuba, que aún reclama sus propiedades expropiadas por la revolución de 1959.

Estas aspiraciones de la burocracia gobernante, se muestran quiméricas cuando se toma en cuenta la diferencia de escala entre la economía cubana y la economía china e incluso vietnamita, que absorbió una porción de la inversión extranjera en la década de 1990 y se transformó en una plataforma exportadora a los países asiáticos.

China se benefició de su rol como proveedor de mano de obra barata, atrajo inversiones capitalistas y se ha transformado en una de las principales economías a nivel mundial. Los gobiernos que emprendieron la restauración capitalista en los ex países del “bloque socialista” de Europa del Este mostraban como perspectiva la incorporación a la Unión Europea, a la que finalmente fueron integrados como patio trasero de las principales economías, sobre todo de Alemania, y luego de unos pocos años de crecimiento hoy sufren las consecuencias de la crisis capitalista. Incluso Rusia donde la restauración capitalista significó una catástrofe social y una gran destrucción para el país, aún conserva un estatus de potencia regional y posee el segundo arsenal nuclear del mundo, detrás de Estados Unidos.

Las consecuencias de la restauración capitalista en Cuba serían aún más catastróficas, ya que, más allá de los ritmos, su destino inexorable será retroceder a los estándares de pobreza y marginación de los países semicoloniales del Caribe y Centroamérica, subordinados al imperialismo norteamericano.

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