A casi dos años del estallido de la segunda intifada, el gobierno israelí de Sharon y Peres ha escalado su guerra contra el pueblo palestino, presentada como la avanzada en Medio Oriente de la “guerra contra el terrorismo” de Bush.
Las consecuencias de la ocupación militar casi permanente en los últimos meses de las principales ciudades palestinas, y el sitio criminal en Gaza son escalofriantes: según un informe de una agencia humanitaria, “uno de cada dos palestinos vive bajo la línea de pobreza y el 65% está permanente o temporariamente desocupado” (The Economist 5-8).
La ocupación militar actúa como un arma perversa de presión para que el gobierno palestino combata a la intifada, transformando así a la población en rehén de la política criminal israelí.
Además de las ejecuciones sumarias, de los bombardeos con misiles y aviones de guerra F16 en zonas densamente pobladas, Sharon ha prometido “hacer más sofisticados los métodos para combatir al terrorismo”. Esto incluye medidas como “castigar a las familias de los atacantes suicidas” demoliendo sus viviendas e incluso “la expulsión de los miembros de la familia del atacante de la franja occidental” (The Economist 5-8). Sólo por temor a una dura reacción de organizaciones internacionales de derechos humanos, la corte israelí no autorizó todavía la expulsión de familias de “sospechosos de terrorismo”.
Las cárceles israelíes están pobladas con miles de activistas, acusados de “terroristas.
El 5 de septiembre comenzará el juicio a Marwan Barghouti, considerado un símbolo de la resistencia palestina. Barghouti es organizador de la milicia Tanzim en la franja occidental, legislador del concejo palestino y uno de los dirigentes del movimiento Fatah más cercanos a Yasser Arafat. Fue arrestado el 15 de abril en una operación militar digna de la dictadura videlista. Está acusado de pertenecer a una “organización terrorista” por lo que pretenden condenarlo a prisión perpetua.
Israel intentará transfomar este juicio en una condena al levantamiento palestino.
En este marco, Arafat acaba de aceptar el plan de “seguridad” auspiciado por la CIA, conocido como “Gaza y Belén primero” que establece el retiro de las tropas israelíes de la ciudad de Belén y un alivio del sitio en Gaza. Por su parte, Arafat tendría que garantizar el fin de los ataques armados contra objetivos israelíes.
Este es un nuevo engaño, ingeniado por el imperialismo, sus aliados árabes e Israel para hacer retroceder la lucha palestina, mientras que las tropas sionistas siguen su cacería en las ciudades bajo ocupación de los mejores activistas de la intifada.
La lista de las atrocidades perpetradas por el estado sionista es interminable y constituye una prueba irrefutable del carácter reaccionario, racista y opresor del estado de Israel, que usa métodos de aterrorizamiento masivos contra la población palestina para someterla.
El imperialismo norteamericano, principal aliado y sostén del estado de Israel, viene apoyando explícitamente al gobierno de Sharon. Sólo hace alguna tibia crítica cuando percibe que el sufrimiento palestino puede provocar la ira de las masas árabes y musulmanas, cuestionando la estabilidad de los gobiernos proimperialistas de la región, lo que dificulta sus planes de guerra contra Irak.
La “comunidad internacional” y las Naciones Unidas siguen encubriendo los crímenes del estado sionista, sin perder oportunidad de condenar la “violencia palestina”.
La heroica lucha de liberación nacional palestina no puede quedar aislada, más aún cuando Estados Unidos está amenzando con lanzar su guerra contra el pueblo de Irak. Es necesaria la fuerza y la movilización de los miles de trabajadores y las masas árabes y musulmanas que odian al imperialismo norteamericano. De los jóvenes anticapitalistas y los trabajadores de los países centrales que repudian los aprestos de guerra contra Irak. De los que en América Latina enfrentamos todos los días la opresión imperialista y a los gobiernos sirvientes. El triunfo del pueblo palestino será una victoria para todos los oprimidos.
Por la libertad inmediata de Marwan Barghouti y todos los presos palestinos. Por el fin inmediato de la ocupación de las tropas sionistas. Fuera el imperialismo de Medio Oriente y de América Latina. No a la guerra contra Irak. Abajo el estado terrorista de Israel. Por el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino.