El 16 de septiembre, las bases combativas dieron su apoyo a la lista Verde encabezada por Ortiz y Juárez (dos ex delegados), que con 583 votos quedó al frente del sindicato. Fue el resultado de meses de incesante campaña recorriendo cada rincón de La Esperanza, San Pedro y los lotes. Así derrotaron a la Celeste y Blanca del burócrata Castrillo, ex Secretario Gremial, que intentó volver con el apoyo de la patronal; luego que una asamblea de 700 obreros lo destituyó por traidor. Su lista apenas consiguió 344 votos en una elección donde votaron cerca de 1.460 de los 1.600 obreros bajo convenio.

La militancia obrera junto a las mujeres y sus hijos le dio peso propio a la Verde, que superó también la Lista Azul de Farfán que sacó 463 votos. Este ex dirigente traidor quiso aprovechar la intervención del SOEA para volver, organizando a buena parte de los sectores más postergados del campo y los lotes. Aunque no pudo, por su pasado de burócrata de más de una década, de enemigo del ensayo de control obrero del 99-2000, y de socio de la administración de los síndicos del Estado.

El gran perdedor fue el ex Secretario General, Bonilla, que recibió 69 votos. Las bases ajustaron cuentas con este dirigente timorato y conciliador que levantó la última huelga, aceptando la conciliación obligatoria y la intervención, para luego renunciar, sin consultar a la base, cediendo a las presiones del Ministerio de Trabajo, la patronal y el gobierno.

Recuperar una posición de lucha, para pararle la mano a Roggio

Seicientas personas se agolparon en el sindicato y luego fueron en caravana por el pueblo y los lotes. El entusiasmo tiene una explicación: los obreros habían logrado transformar “La Esperanza”, en realidad. Al grito de “La empresa ahora va tener que respetar al obrero y a su familia, porque ya echamos a sus socios”, seguido del canto “la empresa tiene miedo”, los obreros, sus familias y vecinos protagonizaron un hecho que marca una nueva correlación de las fuerzas. Tomando las elecciones como “un recuento globular de fuerzas”, los resultados expresan una notable recomposición de los sectores combativos, en relación a las fuerzas de la burocracia y de la patronal, que perdieron territorio. Por el contrario, las bases combativas pasaron del cierre de una huelga larga con el sindicato intervenido, imposibilitados de participar en las paritarias, y sin ninguna solución a su pliego de reivindicaciones- salvo el ingreso de todos a la producción-, a recuperar fuerzas a través de una campaña militante. El corolario, una victoria sobre la burocracia pro-patronal de Castrillo, y la recuperación del sindicato.

Ahora las bases pondrán a prueba a la nueva conducción de Ortiz-Juárez ante los desafíos de retomar la lucha contra Roggio, el gobierno de Fellner-PJ y la oposición patronal de Morales-UCR, ambos socios menores de la arrendataria, y sostenes políticos de burócratas. Porque mientras la agenda de la empresa es la compra del ingenio y la reducción de personal, la agenda de los trabajadores sigue siendo la defensa de la fuente de trabajo, evitando todo despido encubierto, como el retiro “voluntario” o la jubilación anticipada. Junto a la lucha por mejoras en las condiciones de trabajo, la categorización, el cumplimiento de los 10 meses para los temporarios, un salario igual al costo de la canasta familiar, un conjunto de reivindicaciones que quedaron postergadas.

Paso a la mujer y a la juventud trabajadora

El rol protagónico de las mujeres y los jóvenes combativos, plantea a la nueva dirección que tome sus exigencias, como ser el reconocimiento de la Comisión de Mujeres, y el derecho a las compañeras a tener voz y voto en las asambleas. Junto al pedido de apoyo en la pelea por el pase a planta de las cuartas, el fin de las tercerizadas y la lucha por trabajo genuino para los hijos de los trabajadores, en el caso de la juventud. Dos reivindicaciones de la huelga de abril, que fortalecen el frente único obrero y popular para vencer.

Por un plenario de delegados y activistas de los ingenios azucareros
La recuperación del SOEA, y el gran triunfo de “El Tabacal”, que saludaban los activistas que leían la tapa de La Verdad Obrera antes y durante el festejo, muestran fortalezas para prepararse y vencer los movimientos ofensivos de las patronales y los gobiernos K. El poder económico y su régimen político-judicial tienen como objetivo cerrar este proceso de “despertar obrero” que recorre el NOA. Hoy esto también se ve en la lucha de los activistas del ingenio San Juan contra la proscripción de la “Lista Joven” por la burocracia de la FOTIA. Tomando nota de las intenciones de los de arriba, está planteado coordinar desde las bases con todos los sindicatos azucareros, superando la unidad por arriba y la pasividad de la directiva de la FAR-FEIA. La nueva directiva de La Esperanza junto al STEA-El Tabacal, podría ser punta de lanza de esta política ofensiva, impulsando un plenario de delegados y activistas de todos los ingenios, para golpear con un solo puño e imponerle a los explotadores, la voluntad de los trabajadores.