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LAPA: la impunidad de los asesinos de guantes blancos

Esa fue la conclusión de los familiares de las víctimas del accidente de LAPA, después de escuchar que los principales responsables de la muerte de 65 pasajeros y trabajadores aeronáuticos, eran declarados inocentes. Las únicas condenas fueron las de Valerio Diehl, ex gerente de Operaciones, y de Gabriel Borsani, jefe de línea de los aviones 737-200, aunque tampoco tendrán prisión efectiva.

Carlos Platkowski

4 de febrero 2010

Esa fue la conclusión de los familiares de las víctimas del accidente de LAPA, después de escuchar que los principales responsables de la muerte de 65 pasajeros y trabajadores aeronáuticos, eran declarados inocentes. Las únicas condenas fueron las de Valerio Diehl, ex gerente de Operaciones, y de Gabriel Borsani, jefe de línea de los aviones 737-200, aunque tampoco tendrán prisión efectiva.

Como denunció el cineasta y ex-piloto de LAPA, Enrique Piñeyro, en el juicio se habían presentado una gran cantidad de pruebas que demostraban de qué forma el dueño de la aerolínea (Gustavo Deustch) y sus principales gerentes, fueron los principales responsables de esa masacre.

En el caso de LAPA los aviones tenían constantes fallas en los sistemas de alarmas y, por ser una empresa de bajo costo, la cantidad de personal por aeronave era inferior a la recomendada. Es escandaloso que la “culpa” del accidente sea cargada sobre el piloto (uno de los 65 muertos), argumentando que desoyó las alarmas del avión.

Para sorpresa e indignación de todos, la justicia terminó absolviendo a 6 de los 8 acusados, entre ellos el presidente y dueño de LAPA (Deustch), al director general (Ronaldo Boyd), a los gerentes de operaciones y a la gerenta de RRHH (Nora Arzeno). Los otros dos imputados, miembros de la Fuerza Aérea, también fueron sobreseídos por prescripción de la causa.

Recordemos que hasta hace pocos meses la seguridad de los vuelos comerciales de la Argentina era responsabilidad de esa fuerza que participó del genociodio de la última dictadura militar. Este verdadero disparate solo ocurría en nuestro país, China, Nigeria y Uruguay.

La situación hoy no es muy distinta. Con la excusa de la crisis internacional las líneas aéras de todo el mundo despideron a miles de trabajadores. Sin embargo, la cantidad de vuelos se mantuvo, por lo que aumentaron significativamente los ritmos de productividad en todos los aeropuertos. Esto no sólo termina en ritmos de trabajo insalubres, sino también con la degradación en los controles y la seguridad de los vuelos.

Esto se refleja en las estadísticas: según un informe de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional, la tasa de accidentes aéreos del 2008 aumentó con respecto al 2007, y el mismo informe destacaba que en un 30 por ciento de los siniestros hubo “una gestión deficiente de la seguridad de la línea aérea como un factor contribuyente”. Esta preocupante tendencia se agravó en el 2009 ya que el último año murieron 200 personas más que en el año anterior, según datos proporcionados por el Instituto para la Seguridad en el Transporte Aéreo.

¿En manos de quién?

El mensaje de este fallo es tan claro como peligroso: los empresarios pueden reducir costos en materia de seguridad tranquilamente, si esto tiene como consecuencia la muerte de pasajeros y trabajadores, los responsables de estas decisiones quedarán impunes.

Los trabajadores aeronáuticos que formamos la Agrupación “El Despegue” repudiamos este nuevo caso de impunidad, en favor de los empresarios y denunciamos: ¡ellos tienen comprada su libertad! Esa misma justicia, aplica todos los días durísimas penas a miles de pobres por delitos menores y persigue sin cuartel a los luchadores obreros y populares. Sin embargo cuando los acusados son empresarios o miembros de la Fuerza Aérea, la justicia vuelve a mostrar su carácter de clase. Es que cuando el “móvil del delito” es mantener a cualquier precio la rentabilidad empresaria sin importar las vidas que cueste, la justicia es ciega, sorda y muda.

Si en el caso de la masacre del boliche “Cromagnon” se logró condenar a Chabán por estrago doloso (la misma calificación que pedían los familiares querellantes de las víctimas de LAPA), es por que durante años realizaron movilizaciones para evitar que ese caso quede impune. Hay que tomar este ejemplo para lograr el castigo de los verdaderos responsables de esta masacre, algo que será posible con la movilización de los familiares de las víctimas, pero también de los trabajadores aeronáuticos. Hay que imponerle a las conducciones de los sindicatos – que han sido pasivos en todos estos años - un plan de lucha en ese sentido.

Creemos que la seguridad de los vuelos tampoco puede estar en manos de funcionarios cuyo único interés es el control de una caja cada vez mayor.

El control de las empresas aéreas y del tráfico aéreo tiene que ser llevado a cabo por profesionales altamente capacitados bajo la órbita de una administración de trabajadores y técnicos especializados en seguridad aérea, independiente de la Secretaría de Transporte, donde los pilotos y todos los trabajadores y usuarios tengan un control común sobre el cumplimiento de los procedimientos que hagan de esta actividad un servicio público, seguro y eficiente.

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