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Jujuy

Importante Conferencia del PTS

Jujuy: se realizó la Conferencia abierta del Manifiesto Programático ‘Por qué luchamos’

7 de noviembre 2005

Contando la presencia en la mesa de Oscar “Chiche” Hernández, delegado de base de la empresa de San Nicolás Siderar (ex Somisa), Demian Paredes dió inicio a la conferencia presentando al compañero invitado, y explicando los objetivos de discutir el Manifiesto: a partir de la caracterización que se hace allí del gobierno de Kirchner y la economía del país, de la situación latinoamericana y nuestra visión de la situación de la clase obrera -de los cambios en su subjetividad a partir de los conflictos que viene protagonizando-, definir entonces cuáles son las tareas de los revolucionarios. Contemplando que la mayoría de los presentes, trabajadores y estudiantes, tenía el Manifiesto, y ya lo habían leído y discutido en muchos casos con la militancia del PTS, se propuso que al final de las dos intervenciones la concurrencia debata alrededor del mismo, y de las ponencias a hacerse.



 



El compañero Demian inició señalando cuál es el proyecto del PTS hoy, y por qué etapas tuvo que pasar: de romper con el MAS de los ’80, un partido que contaba con cientos de trabajadores y una fuerte militancia juvenil, quien decía que se venía la revolución en Argentina... porque Zamora iba a salir diputado (cuestión trágica ya que además de salir diputado Zamora, la clase trabajadora sufrió el golpe económico de la hiperinflación alfonsinista y luego el plan Menem-Cavallo de privatización y entrega al imperialismo), a la década del ’90, una década “negra” para la clase trabajadora argentina y a nivel mundial, ya que con la caída del Muro de Berlín y las burocracias de los estados obreros deformados y degenerados las ideas del socialismo y el comunismo habían caído en descrédito en todo el mundo; y cómo el PTS se armó a partir de retomar la estrategia y programa marxista revolucionario del trotskismo, evitando todo facilismo sindicalista y electoralista para su práctica política.



Cómo en los ’90 también las corrientes de izquierda, como el MST y PO mantuvieron un pragmatismo político alrededor del electoralismo –en el caso del primero, con la alianza estratégica junto al PC en IU, y el segundo con su autoproclamación-, y luego con la militancia –ambos- alrededor de la organización de colaterales piqueteras.



Cómo, a diferencia de estas corrientes, el PTS tuvo como opción estratégica ir a la clase obrera ocupada, y centralmente al proletariado industrial; y cómo esa opción se mostró correcta, más ahora con el surgimiento de decenas y decenas de conflictos obreros en todo el país; conflictos en los que en muchos el PTS participa activamente.



Y que en la provincia de Jujuy también la clase obrera ocupada comenzó a despertar y actuar: con el paro de brazos caídos y cortes de ruta en el 2003 –a poco de asumir Kirchner-, con los parazos del 2004 y 2005 de los metalúrgicos de Aceros Zapla; la lucha de los trabajadores gastronómicos por la defensa de su fuente laboral; las luchas de los trabajadores y trabajadoras del Hospital Páterson de San Pedro, con una carpa en la puerta que estuvo más de 50 días reclamando contra el trabajo en negro; o la importante vanguardia de varios cientos de trabajadores municipales precarizados de San Salvador, que luchan por el pase a planta permanente, apoyando los reclamos de los sindicalizados del SEOM.



Finalizó señalando que con el “anclaje” estratégico, político y programático de los ’90, ahora, con el despertar de la clase, hay que llevar a la vanguardia obrera y estudiantil un proyecto político revolucionario. Luego dejó la palabra a “Chiche” Hernández.



 



Transcribimos abajo su intervención.



 



“Estoy muy orgulloso de que me hayan invitado, de poder estar acá con ustedes, acompañándolos en esta enorme tarea, apasionada, que tenemos los revolucionarios de transmitirles a las camadas de trabajadores y estudiantes nuestras experiencias; fundamentalmente de por qué luchamos. Como decía Demian, nosotros venimos interviniendo en la política nacional desde hace largos años y fundamentalmente a partir de que creemos que la clase trabajadora argentina -que ha protagonizado grandes gestas heroicas y ha marcado en la historia de la lucha de clases importantes enfrentamientos con la burguesía- empieza nuevamente a mostrar un estado de ánimo distinto, diferente, al que se veía hace unos años atrás. Es decir, empieza a haber en la clase obrera argentina un síntoma de recomposición de subjetividad de esta clase obrera que viene intentando de distintas maneras empezar a transmitir al conjunto de los trabajadores que la clase está viva.



Ayer en los ’90 nos decían que la clase trabajadora había desaparecido, que sólo los nuevos ‘sujetos sociales’ podían producir cambios: que eran los desocupados; que eran ellos quienes iban a protagonizar un cambio social porque los trabajadores de las grandes industrias ya no estaban dentro de las mismas, por las políticas que el imperialismo venía llevando a cabo en las grandes semicolonias como es este país Argentina, y que por lo tanto los trabajadores no íbamos a poder recomponer nuestras fuerzas y por ese camino íbamos a seguir siendo trabajadores totalmente precarizados, sin ninguna posibilidad de revertir esa situación.



Yo creo que la tradición de lucha, las enseñanzas y las experiencias que la clase obrera argentina ha dado a lo largo de su historia, hoy empiezan a recuperarse. Vemos el surgimiento de trabajadores, que ven que en una economía como la que hoy desarrolla la burguesía en la Argentina de ‘crecimiento’, donde las grandes patronales empiezan a amasar fortunas. Y por ello hay un reanimamiento de las peleas por el salario, hay un reanimamiento a pelear por las conquistas y por las pérdidas que hemos tenido a lo largo de los últimos años, y eso empieza a tonificar, a poner a tono a los trabajadores de los distintos sectores. Hemos visto cómo a finales del 2004 los trabajadores de los servicios salieron a pelear, pero no solamente reivindicativamente por su salario, sino fundamentalmente sacaron esa lucha corporativa y la trasladaron al conjunto de la población. Vimos la enorme lucha de los trabajadores del subterráneo, que no solamente pelearon por aumento de salario, sino también en función de reducir la jornada de trabajo, para que nuevos compañeros se incorporaran a ese trabajo; y también peleaban para que la comunidad tuviera un servicio eficiente y que los aumentos de tarifas no recayeran sobre los usuarios. Entonces esos tipos de lucha son los que nos muestran que el movimiento obrero empieza a tensar sus músculos, a pesar de la loza burocrática que controlan los sindicatos, a pesar del rol nefasto que han jugado los burócratas sindicales a lo largo de los últimos años. Ellos han sido los impulsores y se han terminado asociando en cuanta privatización se dio en el gobierno de Menem, y a partir de ahí administraron grandes negocios que le permitían a la burocracia transformarse en empresarios. Los trabajadores, por otro lado, empezábamos a organizarnos, a recuperar organizaciones y a ponerlas bajo nuestro control: empezamos a poner esas organizaciones al servicio del conjunto de los trabajadores en lucha, no solamente para darle respuesta a los trabajadores de esos sindicatos sino al conjunto de los trabajadores. Nosotros señalamos la importancia que tiene el hecho de que en la Argentina, en los últimos años el fenómeno que se empezó a dar a partir del año ’95-’96, de surgimiento del movimiento piquetero, de esas organizaciones enormes, de masas, que empezaban a enfrentar al estado burgués, que enfrentaban y heroicamente daban su vida sobre la ruta para pelear, empezó también a poner a tono a la clase trabajadora: los trabajadores industriales empezamos a ver que el mecanismo de lucha que teníamos que empezar a aplicar y empezar a tomar en nuestras manos era el corte de ruta, el piquete; se institucionalizó en el movimiento obrero esa idea de que la única posibilidad que teníamos concreta de poder enfrentar a la burguesía, a la patronal y al gobierno era evitar el envío de mercancías de la patronal cortándole las rutas. Y los trabajadores pudimos ver cómo, por ejemplo el año pasado en la gran lucha de los trabajadores metalmecánicos de la Ford cortando la autopista, se logró que la vieja burocracia traidora de Rodríguez -que no había vacilado en mandar en cana a toda una conducción de todo el sindicato de la Mercedes Benz por ejemplo-, haya tenido que ponerse al frente de la lucha, y lograron los compañeros, no solamente el aumento y la reivindicación económica, sino también el surgimiento de un sector del activismo nuevo que se plantea ser una nueva conducción en ese sindicato.



¿Qué es lo que distingue a los militantes y dirigentes obreros de nuestro partido?. Lo que decía Demian: nosotros en los años ’90, cuando el conjunto de la izquierda salió corriendo detrás del asistencialismo del estado, a poner en pie colaterales piqueteras, para desde ahí empezar a administrar los ‘planes trabajar’ y hacer clientelismo político de las corrientes, pensando que a partir de ahí estaba la posibilidad de empezar a construir una verdadera organización revolucionaria que le diera a la clase la posibilidad de empezar a enfrentar palmo a palmo el poder de la burguesía, nosotros dijimos ‘no compañeros, nosotros tenemos que ir al movimiento obrero’. Porque la fuerza del proletariado industrial en Argentina es enorme. Porque somos 9 millones de asalariados que producimos la riqueza que se llevan y que disfrutan el 0,66% de la sociedad. Somos los trabajadores industriales los que producimos.



Por ejemplo solamente en la fábrica que estoy yo, salen 5 millones y medio de dólares por día, cuando antes laburábamos 15.000 compañeros y hoy solamente laburamos 2.500 compañeros. Repartiendo las horas de trabajo seguramente estábamos en condiciones de darle trabajo a miles y miles de trabajadores de la zona, que fueron despedidos a partir de la política de privatizaciones. Es decir, lo que nosotros intentamos hacer y reflejar permanentemente es la política distinta del gobierno y de las distintas corrientes que se quedan solamente en pedir el asistencialismo del estado, cuando en realidad lo que tenemos que poner de manifiesto es la potencialidad social que tiene la clase trabajadora. Que los millones de trabajadores que producimos la riqueza que se llevan un pequeño grupo de parásitos, ponerla al servicio de las necesidades urgentes de la sociedad. Y en ese sentido hay un ejemplo categórico compañeros, que también es un orgullo para nosotros plantearlo en esta Conferencia, el ejemplo de los trabajadores ceramistas de Neuquen, de Zanón, que empezó allá por el año ’99 cuando recuperan su sindicato, su comisión interna, su cuerpo de delegados; cuando ante el vaciamiento y el despido masivo de trabajadores, los trabajadores ceramistas de Neuquen tuvieron la política de decir ‘de la fábrica no nos vamos: esta fábrica es nuestra; esta fábrica es de la comunidad. Esta fábrica la tenemos que recuperar, la tenemos que poner a funcionar bajo nuestro control, pero al servicio de la comunidad, tenemos que exigir la estatización bajo control de los trabajadores de la fábrica’; y hoy, compañeros, les tenemos que decir orgullosamente que la fábrica está cumpliendo 4 años de funcionamiento bajo gestión obrera, acaban de darle el reconocimiento de la cooperativa que los compañeros venían levantando, para poder desde ahí comenzar a comercializar sus productos. Pero no solamente eso, sino que en la fábrica se generaron puestos de trabajo genuino que han sido ocupados por compañeros desocupados de las distintas corrientes políticas de izquierda y piqueteras que ayudaban a los compañeros en la lucha contra la patronal y el estado neuquino para recuperar la fábrica. Entonces los trabajadores de Neuquen no solamente se dieron una política para el movimiento de desocupados, para las corrientes de izquierda, sino fundamentalmente para la sociedad neuquina, porque no tenía ningún futuro una fábrica bajo control obrero en una pequeña provincia; si esa experiencia no la trasladamos al conjunto del movimiento obrero y son otros trabajadores también los que empiezan a tomar en sus manos la necesidad de poner en pie ese tipo de funcionamiento democrático que se dan los trabajadores a partir de decidir cómo, cuándo y de qué manera ponen a producir sus fábricas. Cómo, cuándo y de qué manera empiezan a generar trabajo genuino con salarios que les permitan a los trabajadores vivir dignamente: eso es lo que el PTS tiene para mostrar compañeros. Eso es lo que nosotros orgullosamente mostramos, porque los revolucionarios no nos medimos por lo que hacemos: nos medimos por lo que le aportamos a la clase trabajadora.



La clase trabajadora tiene un gran déficit en Argentina: porque nosotros venimos de experiencias enormes de lucha de clases; y aquí hay compañeros presentes que vivieron aquellos años de enorme radicalización obrera, aquellos años históricos que la clase obrera vivió en los ’70, que fue un movimiento obrero revolucionario, un movimiento obrero que luchaba y que daba su vida por la idea de la revolución; pero que lamentablemente toda esa experiencia que los compañeros vivieron y forjaron en años de lucha quedó trunco. Que no se pudo lograr. Que ese proceso revolucionario abierto en la Argentina a partir del Cordobazo en el ’69 y que fue cerrado a sangre y fuego por la dictadura en marzo del ’76, que no se pudo continuar y que no se pudo plasmar. Y nosotros estamos convencidos compañeros de que eso no se pudo lograr en la Argentina porque a la clase trabajadora le hacía falta una dirección revolucionaria, le hacía falta un partido. Un partido que planteara la independencia política de la clase trabajadora contra la función de los grandes aparatos políticos que moldean a la clase. Hoy la clase trabajadora argentina sigue siendo peronista. Y el peronismo es ese mal que le metió en la cabeza al trabajador que los patrones tienen que estar bien, que tienen que ganar guita para que los trabajadores tengamos trabajo: el partido peronista es el que le mete la conciliación de clases de creer y hacerle creer a los trabajadores que ellos junto con el capital, con los empresarios, podemos convivir. A los patrones lo que los une es la desidia por la ganancia, por vivir bien. ¿Qué diferencia hay entre Taselli, este asesino de trabajadores de Altos Hornos Zapla, con Rocca, del Grupo Techint? La única diferencia que tienen es que hay un burgués que tiene más poder que otro. Pero en relación a su rol social, son patrones que no tienen escrúpulos a la hora de determinar cuántos trabajadores tienen que trabajar y cuántos se tienen que ir de las fábricas; cuánto salario tienen que pagar y cuánta rebaja salarial les tienen que hacer a los compañeros; no dudan en reclamarle al estado burgués que pone a su servicio el aparato represivo para reprimirlos cuando salen a luchar por sus reivindicaciones: hay una línea de fuego que divide a los trabajadores de estos sectores y por lo tanto nosotros queremos ser categóricos en esto, y apostamos a que la clase obrera argentina dé un paso en el sentido de empezar a poner en pie una nueva organización



Hay que luchar en contra de todas esas ilusiones reformistas de algunas corrientes, que les hacen creer a los trabajadores que hay que ir detrás de algún proyecto burgués, algún proyecto de la ‘burguesía nacional’, que nos dé una perspectiva a largo plazo, como el PC o PCR. Miren compañeros, nosotros esa experiencia la hemos vivido y ha quedado trunca permanentemente, por eso hay corrientes con las cuales las diferencias políticas, ideológicas y estratégicas son mayores. Bien lo decía Demian, es inconcebible que una corriente política como el MST hoy esté llevando adelante un curso político a la derecha de llevar a un figurón a la elección de diputado nacional, a un tipo como Mario Cafiero, que todos sabemos que está ligado al clero eclesiástico, que fue funcionario del gobierno de Menem en un organismo director del Astillero Río Santiago, y que los trabajadores con su resistencia y con su lucha evitaron la privatización. Es la única fábrica del país que no fue privatizada, y no porque no quisieron sino porque no pudieron, porque los trabajadores sabían que la privatización iba a generar todas las consecuencias sociales que generaron todas las privatizaciones, donde quedaron miles y miles de compañeros desocupados, desamparados totalmente.



Por eso nosotros estamos en una ciudad que tiene el mayor índice de suicidios de trabajadores, producto de la privatización; San Nicolás es una ciudad donde trabajábamos 15.000 compañeros en la fábrica, que le daba trabajo a 30.000 trabajadores de la zona y solamente hemos quedado 5.000, 2.200 que pertenecemos a plante permanente y 3.500 compañeros precarizados, en condiciones de trabajo inhumanas donde los compañeros no solamente están dejando parte de su salario sino que están dejando sus vidas. Hemos tenido la desgracia de pagar con 18 vidas de compañeros en lo últimos años de la privatización: ése es el costo que viene pagando la clase obrera. El alto costo que venimos pagando en vida en salarios, con desocupación, con miseria, con hambre, nosotros opinamos que eso hay que cambiarlo; que se puede cambiar. Y que se puede cambiar a partir de que empecemos a construir una herramienta política propia de la clase trabajadora que le empiece a dar respuestas concretas a esas demandas. Somos los propios trabajadores los que tenemos esa posibilidad porque somos los que tenemos en nuestras manos los medios de producción. Acá está demostrado que los trabajadores podemos funcionar sin patrones: Zanón, Brukman, Grissinópoli, todo el movimiento cooperativo que surgió a partir de el proceso de desintegración que los sectores de las pequeñas y medianas empresas empezaron a colapsar, y que empezaron a tomar en sus manos las decisiones y la tarea enorme de recuperar esas fábricas y ponerlas al servicio de sus trabajadores, empezó a mostrar que en Argentina los trabajadores podemos funcionar sin patrones. Pero los patrones no pueden funcionar sin nosotros, compañeros. Entonces esa es una enorme conclusión que empezamos a sacar, y empezamos a mostrar cómo los trabajadores se empiezan a recomponer, cómo empiezan a luchar consecuentemente no solamente contra las patronales, sino contra el gobierno y la burocracia sindical, porque no significa que el gobierno el domingo 23 de octubre haya superado su test y haya logrado tener un apoyo de masas, donde la clase trabajadora votó por el kirchnerismo porque votó por el reformismo; porque todavía la idea de la revolución en la cabeza de los trabajadores no está afilada, no esta pensando en la tarea concreta de empezar a construir su partido, entonces es por eso la salida reformista que tuvo las elecciones y el apoyo al gobierno. Pero no significa que los trabajadores le hayan dado un cheque en blanco al gobierno para que éste los siga castigando. Vimos cómo los trabajadores municipales de Avellaneda a una semana de las elecciones salieron a luchar por sus reivindicaciones económicas. Vimos como los trabajadores de la provincia de Jujuy, de los sectores estatales y privados, siguen luchando por recuperar el salario. No es que dijeron: ‘bueno, ahora que votamos al gobierno de turno, vamos a esperar que nos solucione los problemas’, no. Los trabajadores están haciendo una experiencia permanente con el gobierno, con sus conducciones sindicales, con el activismo, con la vanguardia. Hay un sector de la vanguardia que todavía está en plena formación; es una vanguardia que tiene muchas debilidades producto de años de retroceso que hemos sufrido, producto de los cambios profundos que la sociedad capitalista nos ha impuesto a los trabajadores a partir de lo que fueron los 10 años de menemismo en Argentina. Pero eso no significa que la clase obrera no esté dispuesta: hoy la clase obrera empieza a tensar sus músculos; comienza a autodeterminarse y empieza a mostrar la potencialidad que tiene. Y también la clase obrera latinoamericana: porque hablando de la ‘toma del poder’, estando muy cerca en términos limítrofes del país hermano de Bolivia -creo que todos hemos venido siguiendo en los últimos años los acontecimientos del hermano pueblo Boliviano-, este pueblo heroico viene peleando incansablemente, y hace décadas, contra una burguesía rancia que le ha quitado todos los recursos naturales y los ha puesto al servicio de los grandes grupos económicos y ha sumido en el hambre, la miseria y la desesperación al conjunto de la población. Pero hoy vemos también cómo este pueblo empieza a levantase; cómo este pueblo, así como nosotros tiramos a De la Rúa en su momento, ellos tiraron ya dos presidentes, y hoy están reorganizándose para volver a combatir en los momentos más álgidos, que seguramente se van a plantear, cuando el nuevo gobierno que asuma seguramente va a volver a descargar sobre sus espaldas la crisis de los planes económicos.



La clase obrera argentina viene haciendo una experiencia muy importante en ese sentido. Creemos que empezar a plantear la táctica de un Partido de Trabajadores en Argentina es una tarea central. Nosotros estamos agitando esa idea como una táctica, porque creemos que no va a ser nuestro partido el partido de la revolución. El partido de la revolución en Argentina compañeros, lo vamos a formar y a foguear cuando los sectores combativos de la clase obrera, cuando los sindicatos combativos del proletariado industrial tome en sus manos el programa de los revolucionarios, y cuando los revolucionarios, como una fracción, intervengamos en ese proceso de lucha, y desde ahí empecemos a poner en pie el partido que necesitamos. No nos podemos dar el lujo en esta Argentina, donde empieza a surgir el movimiento obrero, de volver a repetir las viejas experiencias de lucha que vivimos los trabajadores hace décadas atrás, donde pusimos de manifiesto la potencia de la clase trabajadora pero lamentablemente los trabajadores estaban yendo detrás de políticas de partidos patronales como es el peronismo. Hoy hay una tarea enorme para dar contra la conciencia que hay en los trabajadores, que siguen creyendo que el peronismo es el partido de la clase obrera, que le puede dar alguna mejora económica o social, cuando vimos que el peronismo se reconfiguró en los ’90 con el menemismo y se alió al neoliberalismo de los Alzogaray aplicando el plan que la burguesía venía sosteniendo desde la dictadura, y que habían empezado con Alfonsín en el ’83 y que hasta el día de hoy lo siguen aplicando.



Entonces la tarea es empezar a construir el partido, la tarea es empezar a forjarlo en los combates vivos de la lucha de clases, los trabajadores junto al movimiento estudiantil universitario. La lucha que acaban de dar los trabajadores de la educación conjuntamente con los estudiantes creo que ha sido un elemento enorme de recomposición que se empieza ver. Nosotros no creemos que los trabajadores yendo detrás de los partidos burgueses -pequeños o medianos- como es el Encuentro de Rosario del Partido Comunista con un sector del radicalismo, o el Ari de Carrió y compañía van a poner en pie una organización política que le dé contención a la clase obrera, porque la clase obrera va a seguir luchando y va a seguir dando pelea permanentemente en los distintos lugares y en los distintos sectores en defensa de sus conquistas, de lo que hemos perdido y de lo que queremos recuperar. Hay una recuperación económica que nos permite pensar seriamente que eso es lo que viene. Pero luchar no alcanza. Los trabajadores tenemos que intervenir en la vida política.



Hoy, en cualquier fábrica, cuando nosotros decimos que somos militantes políticos, de una organización política de izquierda, hay muchos compañeros que nos miran con recelo y dicen ‘¿no es perder el tiempo militar, estar organizado en un partido... no te parece a vos que podés hacer otras cosas?’. Miren compañeros, nosotros venimos desde hace mucho tiempo delegándole como clase trabajadora el poder a los capitalistas a través de sus partidos e instituciones. Es hora de que los trabajadores comencemos a formar nuestra propia herramienta: empecemos a construir nuestro propio partido. Empecemos a sacarle a esos partidos ese apoyo que la clase obrera le ha venido dando y brindando y que lo ha llevado de traición en traición y de frustración en frustración. Entonces para mí no es perder el tiempo; yo creo que los jóvenes universitarios que militan en la universidad tienen que ser para nosotros un enorme apoyo porque desde acá, desde donde ustedes se forman y adquieren conocimientos teóricos, tienen que transformarlo y ponerlo al servicio de los trabajadores; creo que ustedes son un elemento enorme que a los trabajadores nos tiene que servir para poder avanzar. No solamente salir a pelear, sino esa fusión obrera-estudiantil, tenemos que ponerla en pie, como la clase obrera lo hizo en los ‘70 en el Cordobazo: no se pudo protagonizar si los trabajadores industriales no tenían una política de ligarse al movimiento estudiantil cordobés, quien fue el que le hizo el aguante cuando los trabajadores metalmecánicos en el mayo ‘69 salieron a pelear contra el gobierno de Ongania y derrotaron a esa dictadura, lo pusieron en retirada. Y los trabajadores de Villa Constitución en el año ‘72-‘74 no pudieron protagonizar esa experiencia enorme de lucha si no fue a partir de la experiencia que venían haciendo desde el Rosariazo con estudiantes universitarios que fueron a ponerse al servicio de la lucha de los metalúrgicos. Esa solidaridad concreta, esa coordinación es la que tenemos que desarrollar permanentemente.



Ahora hay que apoyar a los trabajadores de Garrahan: es una lucha emblemática de los trabajadores estatales y no puede ser que el gobierno se ensañe tanto contra los trabajadores de la salud. El gobierno les niega el aumento de 1.800 pesos a los trabajadores de la salud cuando son ellos los que garantizan la vida de los pibes en los hospitales; cómo puede ser que el gobierno les niegue un salario digno a los docentes que son los encargados de garantizar la educación a los hijos de los trabajadores. Eso despierta un ánimo de combatividad en sectores de la clase obrera, que puede que sean miles y miles de trabajadores los que salgan a luchar.



Así salimos a pelear nosotros los siderúrgicos, que hacía mas de 14 años que nos habían privatizado la fábrica y nos decían ‘ustedes no van a salir a luchar, los siderúrgicos no existen más’, y nosotros protagonizamos en el lapso de 20 días tres paros generales y le hicimos perder 50 millones de dólares a la patronal de Techint y le mostramos que los trabajadores a pesar de no haber conseguido el objetivo, que era el aumento del salario, fue una primera pelea que dimos, un primer ‘round preparatorio’, para los futuros combates que van a venir.



 



Apostamos al desarrollo de esta subjetividad, apostamos a la necesidad de poner en pie un verdadero Partido de Trabajadores, que pelee por la independencia política de la clase, que unifiquemos y que coordinemos con los distintos sectores en lucha con una verdadera organización que le dé respuestas concretas a las demandas inmediatas que tiene la clase obrera.



Nosotros decimos que hay que repartir las horas de trabajo; que hay que reestatizar todas las empresas privatizadas bajo control obrero. Hoy vemos como Chávez dice que le va a reestatizar la fabrica a Techint en Venezuela, pero el mismo Chávez organiza hoy en Caracas el Foro mundial de los productores siderúrgicos mas importantes. Yo tengo el orgullo de estar acá en esta Conferencia mientras el secretario general del sindicato está en Caracas colaborando con la burguesía de los Rocca viendo como afilan el lápiz para hacer números de las ganancias de los capitalistas, y cómo él va a colaborar para contener a los trabajadores para que no sigamos luchando.



Nosotros estamos acá evaluando, reflexionando y caracterizando la situación en el movimiento obrero para ir preparándonos para esos combates futuros; es decir esa es la tarea que tenemos los revolucionarios: cómo aportamos desde nuestra experiencia, desde nuestros conocimientos; cómo le aportamos a los jóvenes que despiertan a la vida política, que vean la necesidad concreta de que debemos comenzar a militar y empezar a comprometernos con nuestra propia clase y empezar a disputarle el poder a los burgueses.



Hay muchas cosas para plantear, cosas enormes que podemos discutir. Abramos el debate”.



 



Luego de un intenso aplauso en reconocimiento a la intervención de “Chiche” Hernández, se desarrollaron las intervenciones.



Un compañero reivindicó el aspecto internacional de la lucha de los trabajadores. Otro agregó que aunque la clase obrera “aparezca” no alcanza, y que por ello la política de coordinación era fundamental, más teniendo en cuenta las políticas de la CTA y la burocracia sindical.



Chiche contestó que había que hacer la solidaridad y la coordinación efectivas. Y puso dos ejemplos: la presencia de compañeros y dinero en el conflicto del Garrahan, por parte de los trabajadores de Siderar y Zanón. Y el otro es la Coordinadora del Alto Valle, que una a Zanón con estatales, desocupados y otras organizaciones.



Otro compañero preguntó sobre la “Contracumbre” de Mar del Plata, respondiendo lo que también está en el suplemento de La Verdad Obrera: que quienes se oponen a Bush y el ALCA no denuncian a sus agentes locales, como Kirchner, Lula y Tabaré de Uruguay. Que proponen “redistribuir la riqueza”, con la utopía de humanizar al capitalismo, manteniendo la explotación de trabajadores y campesinos en Latinoamérica, y que por ello denunciábamos la “Contracumbre”, reafirmando que la única manera de desarrollar una lucha consecuente contra el imperialismo es que esta sea encabezada por la clase obrera y los sectores populares.



Un compañero del PTS, trabajador docente y militante en los ’60 y ’70 reivindicó la actividad política del compañero “Chiche”, como cuadro revolucionario que combina la teoría marxista con la práctica. “Chiche” comentó que él era parte de una generación que despertó a la vida política en los ’80, pos dictadura, y que tenía familiares desaparecidos. Que tras el “corte histórico” que hizo la dictadura era su misión, y la de los compañeros que pasaron esos años, transmitir a los jóvenes la experiencia histórica, más allá de los 1.600 kilómetros de “separación” entre San Nicolás y Jujuy. Que hay que discutir las experiencias también de los ’80 y ’90, como hacíamos en esta Conferencia.



Otro compañero presente, activista sindical en los ’70 en el ingenio Ledesma, comentó que ellos estuvieron luchando contra el ingenio, aislados de la vanguardia nacional, pese al apoyo del FAS. Y que por ello hoy, contra el embate del imperialismo yanqui, había que coordinar y unir las luchas.



Finalmente otro compañero del PTS habló acerca del programa a levantar, ya que en la provincia de Jujuy, en los ’90, hubo infinidad de luchas, que se echaron a varios gobernadores, pero que sin embargo la situación actual de los trabajadores y el pueblo continuaba siendo de miseria. Y que ello era por el programa del PCR-CCC de armar “multisectoriales” donde los reclamos obreros eran relegados en pos de las políticas de curas y empresarios, quienes junto al gobierno desactivaron las grandes luchas de estatales y desocupados.



 



El compañero “Chiche” Hernández finalizó haciendo dos propuestas a la Conferencia: que los compañeros presentes se sumen a las discusiones que comenzaremos a hacer en Círculos marxistas, instancias abiertas de lectura, discusión y acción; y que se sumen con su suscripción a La Verdad Obrera, leyendo también las otras prensas de la izquierda, para comparar programas y políticas.



Finalmente se hizo la invitación a marchar con el PTS, contra Bush, el viernes 4.



La Conferencia termino con un fuerte aplauso, con la mayoría de los concurrentes dispuestos a seguir discutiendo y actuando junto a nosotros.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

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