Decenas de artículos nacionales e internacionales reviven los horrores sufridos por las poblaciones de Hiroshima y de Nagasaki, cuando EE.UU. lanzó las bombas atómicas que instantáneamente provocaron la muerte de cerca de 200.000 personas, las de otros cientos de miles posteriormente, oleadas de enfermedades como distintos tipos de cáncer, deformaciones y la marca de por vida para los sobrevivientes y sus descendientes que aún hoy viven sus secuelas mortíferas. Hiroshima perdió en un minuto casi un tercio de su población.
El objetivo era político. EE.UU. se proponía, desde el inicio de la guerra, definir el reparto del mundo a su favor y consolidar su hegemonía a nivel mundial.
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