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CIUDAD DE BUENOS AIRES

Hilos solidarios entre trabajadores textiles

María es boliviana pero nada la une a su patrón también extranjero. Ricardo se hace llamar. Hace 7 meses que le impide el ingreso a la textil Elemento donde ella trabajaba hace más de una década

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8 de mayo 2014

Hilos solidarios entre trabajadores textiles

María es boliviana pero nada la une a su patrón también extranjero. Ricardo se hace llamar. Hace 7 meses que le impide el ingreso a la textil Elemento donde ella trabajaba hace más de una década. María no se dejó doblegar y junto a su compañero Eduardo Toro luchan por su reincorporación con una cautelar del ministerio de trabajo y de la justicia que indica que deben volver a sus puestos de trabajo. Luchaban por sus derechos y los echaron. Hace pocos días recibieron la noticia de un nuevo fallo a su favor.

Carla solo siente desprecio por el empresario argentino que juega hace años con su fuente laboral. Nelson Sánchez Anterino es su nombre y es dueño de la marca Soho. También de las denuncias por reducción a la servidumbre y trata sexual que engrosan sus ganancias. Suerte la suya que en ese entonces fue sobreseído por el juez Oyarbide con el grotesco argumento de que la tercerización esclava respondía a “costumbres y pautas culturales de los pueblos originarios del Altiplano boliviano”. El 24 de abril recibieron la noticia de la quiebra efectiva de la fábrica. Los vecinos que vienen siguiendo su lucha iniciada por el vaciamiento de la fábrica hace 3 años, fueron los que les avisaron que en camiones se llevaban parte del mobiliario.

Mientras tanto, los empresarios textiles firman un convenio con el gobierno nacional con la supuesta creación de miles de puestos de trabajo. Sarcásticamente se sonríen. Una vez más se hace visible la unidad de gobiernos y empresarios en una burla hacia quienes están siendo despedidos y suspendidos por organizarse. Una burla a los recientes delegados de hecho despedidos de la textil CIA. Las burocracias sindicales harán lo propio.

Un colectivo y más de una hora une ambas textiles y luchas en una Ciudad plagada de talleres textiles clandestinos donde inclusive el propio núcleo familiar de Macri tiene adjudicado marcas de ropa realizadas con trabajo esclavo.

María le entrega a Carla el comunicado de solidaridad desde la agrupación textil Cosiendo Conciencia. Fraternalmente se sonríen. Sobre un pequeño poste de la vereda, una caja improvisa un fondo de lucha. Será el aguante de esas más de 20 familias que decidieron ocupar la fábrica ubicada en el barrio de Villa Urquiza. Las cajas de ambas luchas supieron también cruzarse en la Plaza de Mayo colmada de trabajadores y estudiantes el pasado primero de mayo.

Lo que las separa a ellas de sus patrones, las une entre sí: hermandad de clase. Las fronteras geográficas se desmoronan ante la fuerza común de aquellos trabajadores y trabajadoras que deciden luchar mancomunadamente por sus derechos.

Los trabajadores de Soho invitan a que se solidaricen en la puerta de la fábrica en Díaz Colodrero 3562.

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