A días del comienzo de la XVI Cumbre de Jefes de Estado Iberoamericanos en Montevideo, en un galpón del puerto de Gualeguaychú –nuevo santuario de reunión de los asambleístas –, unos 2000 pobladores aprobaron por amplia mayoría un nuevo corte de ruta. Esta nueva medida amenaza ser sólo el comienzo de un verano caliente en Entre Ríos. 
 
Volver a la ruta
El nuevo corte del Puente Internacional que une Gualeguay-chú con Fray Bentos, durará en principio tres días, desde el viernes, en coincidencia con la Cumbre Iberoamericana. 
La estrategia de los asambleístas se asienta en la bronca de la mayoría de los entrerrianos por ver los avances en la construcción de Botnia y el desencanto con la estrategia del gobierno de encaminar el reclamo por la vía muerta de los tribunales internacionales.  
Como dijo un poblador: “Nuestra única verdad es el corte, que fue y será lo que ha puesto presión y conciencia en todos. Si estamos fuera de la ruta, el Banco Mundial piensa que estamos muertos, vamos a la ruta para no darles la licencia social.” (Página/12, 30/10).
De conjunto, la asamblea está retomando hace dos semanas los métodos de la acción directa, aislando a los que a caballo de la ofensiva del gobierno se hicieron voceros de la desmovilización.
 
Encumbrados en el poder, arrodillados ante las multinacionales
Ante este panorama, Kirchner y Tabaré Vazquez difícilmente se encontrarán durante la Cumbre de Montevideo. Ya sus voceros dejaron sentadas las posiciones. El canciller uruguayo Reinaldo Gargano calificó de “irracional” el nuevo corte. Por su parte, el embajador argentino en Montevideo, Patiño Mayer, aseguró que el gobierno no impedirá la manifestación, apuntando a los problemas que generaría “enfrentar una movilización pacífica” (sic). (Pagina12, 31/10)
Así y todo, la Cumbre no será en vano ya que asistirán, entre otros, el rey de España, Juan Carlos I, y el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, suficiente como para mantener ocupados a ambos mandatarios con discusiones de negocios, que siempre resultan en ganancias multimillonarias para los imperialistas, pero en miseria para el pueblo trabajador, como lo muestran los casos de Botnia y Ence en Uruguay, o Repsol y Telefónica en Argentina.
 
Separarse de los gobiernos, acercarse a los trabajadores 
El corte del próximo fin de semana puede convertirse en un escenario ideal de demostración de fuerzas antes del verano. Esto es clave para continuar la lucha. Pero igualmente clave es fortalecer los lazos resquebrajados entre los pobladores argentinos y uruguayos, quienes serán los principales afectados por la contaminación de las papeleras. 
Hace pocos días, los asambleístas de Gualeguaychú enviaron una Carta a Kirchner, en la que exigen que si no se obtienen los “resultados deseados” se declare a Uruguay ‘país agresor’. 
Esta posición nos parece un error. Los socialistas del PTS entendemos que los únicos agresores en este conflicto son las empresas imperialistas y los gobiernos cipayos que las cobijan. La enemistad entre los pueblos explotados de Uruguay y Argentina sólo puede beneficiar a los intereses de las grandes multinacionales y sus representantes políticos. 
Es necesario abrir paso al diálogo y la confraternización con los trabajadores uruguayos, planteando la perspectiva de la nacionalización de la industria forestal y del papel, para ponerla bajo el control obrero y popular en el marco de un plan ambientalmente racional.