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AVALAN EL PAGO DE LA DEUDA Y EL TRABAJO EN NEGRO

Gobierno y oposición contra el 82% móvil

La oposición (UCR-PS-PJ disidente) impulsa un proyecto para elevar el salario de los jubilados a un 82%, pero no aplicado al salario de la actividad y la categoría del trabajador al momento de jubilarse, como plantea el histórico reclamo de las organizaciones sindicales, sino al “salario mínimo” de $1500.

Octavio Crivaro

22 de julio 2010

Gobierno y oposición contra el 82% móvil

En el anterior número de La Verdad Obrera denunciamos las dos posiciones neoliberales que se esgrimen en el debate sobre las jubilaciones. La oposición (UCR-PS-PJ disidente) impulsa un proyecto para elevar el salario de los jubilados a un 82%, pero no aplicado al salario de la actividad y la categoría del trabajador al momento de jubilarse, como plantea el histórico reclamo de las organizaciones sindicales, sino al “salario mínimo” de $1500. Esto elevaría las jubilaciones de los poquísimos $895 a los escasos $1200. El gobierno, por su lado, que con la nacionalización de las AFJP hizo un caballito de batalla de una supuesta política “redistributiva”, se niega ¡incluso! a otorgar este miserable aumento que proponen los que acompañaron a De la Rúa cuando recortó las jubilaciones y los salarios de estatales y docentes en un 13%. Un festival de neoliberalismo: gobierno y oposición pretenden mantener pobres a los 5 millones de jubilados.

Un oscuro ocultamiento: el trabajo en negro

En el debate en torno al “82%” una de las discusiones es la que se refiere al financiamiento de la propuesta. La oposición de derecha sostiene que “es fácil” financiar esta reforma, reasignando partidas del presupuesto y con los fondos del llamado Fondo de Garantía de Sustentabilidad, que viene de los fondos de las ex AFJP. La centroizquierda de Pino Solanas, acostumbrada a no salirse del juego “apoyo al gobierno o apoyo a la oposición” que garantiza los beneficios de los grandes empresarios, solamente difiere con ellos en que agrega la necesaria pero limitada propuesta de reestablecer los aportes patronales a los valores previos a Menem, que los bajó radicalmente (esto generaría $20.000 millones).

Ninguno de ellos sostiene, por ejemplo, la exigencia de que se deje de pagar la deuda externa, como forma no solamente de sustentar jubilaciones al 82% de los salarios y pensiones al 75%, actualizadas según índices confiables de inflación, sino también de impulsar planes de obras públicas para acabar con la desocupación, triplicar el presupuesto educativo y de salud, etc.

Los argumentos del gobierno, sin embargo, son directamente insólitos. Alfredo Zaiat, el economista de Página/12 mimado por Cristina, hace malabares para conciliar su discurso “pro distribución de la riqueza”, con las empresariales opiniones de los K y del “ex UCD” Amado Boudou, de que aumentar miserables 300 pesos las jubilaciones es “irresponsable”. Zaiat sostiene que “varios son los motivos que explican esa situación (la fragilidad del sistema previsional), entre ellos, el envejecimiento poblacional y la inestabilidad laboral. El desempleo, la informalidad y la flexibilidad laboral ponen bajo tensión al sistema jubilatorio. Cuando se desarrollaron los esquemas previsionales las economías registraban elevados niveles de empleo (…). La relación aportante/beneficiario era muy favorable para contabilizar superávit en las cuentas de ese régimen.
Ese saldo positivo se fue deteriorando (…)”. Como vemos, para justificar la “responsable” política de jubilaciones de hambre, los K y Zaiat pretenden explicar la supuesta “insustentabilidad” de aumentar las jubilaciones, a través de dos fenómenos “naturales”: el envejecimiento de la población y la existencia de trabajo en negro.

El neoliberalismo “responsable” de los K

El “trabajo no registrado”, que hoy afecta a casi el 40% de la Población Económicamente Activa (PEA), lejos de ser un fenómeno “natural”, es una consecuencia de políticas que se aplican desde la dictadura, que se acentuaron en los 90s y que los empresarios usufructúan hoy bajo el kirchnerismo. El trabajo en negro se combina con decenas de formas de subocupación (contratos, pasantías, etc.), que son formidables forma de evadir impuestos, explotar con mayor libertad y amasar fortunas a costa de los trabajadores. Esto, por supuesto, se expresa en un vaciamiento de la ANSES, en un techo a las jubilaciones y, lo que sorprende a Zaiat, que haya menos aportantes y más jubilados. El gobierno nacional, sin embargo, es el que garantiza que a casi 1 de cada 2 trabajadores no se le realice aportes y que los empresarios evadan impuestos. Hay sectores como el agro en los que el trabajo en negro es el “uso” habitual, pero también en la industria y los servicios la proliferación de contratos eventuales, porciones del salario en negro, pasantías negreras, están enormemente extendidas. Este es, junto a la devaluación del peso que Néstor K “heredó” de Duhalde, uno de los sustentos del crecimiento K.

Un programa de lucha

Venimos afirmando que existen medidas fundamentales para sustentar jubilaciones que cubran el costo de vida real: desde el PTS proponemos impuestos progresivos a las grandes fortunas, dejar de pagar la deuda, aumentar los aportes patronales al nivel de los 90s, que la Asignación Universal por Hijo se aumente y que la pague el Tesoro y no la ANSES, gravar a la renta financiera. Pero la lucha por terminar con el trabajo en negro, junto a lograr salarios iguales a la canasta familiar, es una de las principales banderas por la que deberían movilizarse y ganar las calles los sindicatos, contra los empresarios negreros del campo y la ciudad.

Solamente así, con independencia del gobierno de los K y de la oposición de derecha, es posible conquistar demandas justas como jubilaciones de 82% móvil, pero en serio.

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