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Notas de tapa

UNA RELACIÓN RENOVADA

Garre y la Gendarmería

La flamante ministra de Seguridad se ha convertido en la protagonista de la nueva política de seguridad “democrática”.

Ruth Werner

23 de diciembre 2010

Garre y la Gendarmería

La flamante ministra de Seguridad se ha convertido en la protagonista de la nueva política de seguridad “democrática”.

Pero la ministra tiene su propia historia, y no nos referimos a su militancia setentista, título que usan para embellecerla los progres K y para condenarla los reaccionarios. Resulta que Nilda Garré fue integrante de un gobierno que quedará en la historia como uno de los más antiobreros y antipopulares de esta democracia para ricos. Garré formó parte de la Alianza, que durante la rebelión de diciembre de 2001 dejó un tendal de 39 muertos a manos de la Policía Federal.

Fue por octubre del año 2000 cuando Nilda Garré renunciaba a su banca de diputada para integrarse al gabinete de Fernando De la Rúa y acceder a la Secretaría de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, en ese entonces al mando de Federico Storani.

La historia viene a cuento ya que la ahora devenida en fuerza estrella de esta nueva etapa del gobierno kirchnerista es nada menos que la Gendarmería Nacional, que también jugó un papel importante cuando Garré ocupaba su cargo en el Ministerio de Interior. La misma fuerza ya había asesinado (a días de asumir De la Rúa) en el puente de Corrientes a los jóvenes Mauro Ojeda (18 años) y Francisco Escobar (25 años). Ojeda a duras penas lograba sobrevivir con changas y Escobar era cartonero.

Ambos fueron los mártires de la autoconvocada lucha del pueblo correntino (entre ellos estatales y docentes) que la coalición gobernante de ese entonces mandó a aplastar. A los dos lo mataron las balas de los gendarmes al mando de los comandantes Chiappe y Caruso, enviados por el Ministro del Interior para que el interventor provincial, Ramón Mestre, pudiera asumir su cargo con la situación “pacificada”. Chiappe había sido uno de los responsables del Centro Clandestino de Detención La Perla durante la dictadura genocida.

Ya desde mediados de los ’90 la Gendarmería se había convertido, según denuncia CORREPI, en “la fuerza favorita a la hora de reprimir conflictos sociales”. En todas las luchas importantes disputó protagonismo con la policía, como durante la Semana Santa neuquina de 1997, cuando en la ruta nacional 22 una bala policial le quitaba la vida a Teresa Rodríguez, una joven empleada doméstica de 24 años, con dos hijos. Al mando de ese operativo, la Gendarmería había dispuesto al Comandante Jorge, otro viejo represor que había dirigido el Centro Clandestino de Detención El Vesubio.

Garré no salió de su mandato con las manos limpias. A sólo un mes de su asunción, el 10 de noviembre de 2000, es asesinado por la acción policial el joven piquetero Aníbal Verón en el corte de General Mosconi en un operativo conjunto con la Gendarmería. En esa misma localidad salteña, siete meses más tarde, el 17 de junio de 2001, esta última fuerza estaba al mando de la cacería matando a los piqueteros Carlos Santillán y Oscar Barrios.

Y si hiciera falta recalcar que la Gendarmería es una fuerza para la represión interna, basta recordar sólo algunos hechos más recientes.
En septiembre de 2007 desaloja una ruta en Santa Cruz atacando con balas de goma e hiriendo a varios de los 50 empleados de la empresa petrolera local Empasa.

En octubre de 2009, junto a la policía, amenaza a los trabajadores de Kraft que cortan la ruta Panamericana.

En febrero de este año serán reprimidos seis mil vecinos de Andalgalá en Catamarca, cuando se movilizaban para repudiar el ataque sufrido por los asambleístas, con gases lacrimógenos, balas de goma y golpes de la gendarmería.

En septiembre volverá a actuar: organizaciones sociales del Chaco repudiaron la represión a las organizaciones campesinas del Lote 16, donde los gendarmes humillaron y golpearon a hombres y mujeres, allanaron sus casas, utilizando a perros y a la caballería.

En estos días, los gendarmes siguen hostigando a los hermanos Qom en la comunidad La Primavera de Formosa.

Es esta misma fuerza “ejemplar” la que el gobierno de Cristina Kirchner está diseminando por las calles del Conurbano. La excusa es el reclamo de seguridad de algunos sectores de la población (exacerbado estos días por la campaña atemorizante de los medios contra las tomas de tierras), pero el verdadero objetivo es aumentar aún más el control, la persecución y la represión contra los jóvenes, los trabajadores y los habitantes de los barrios más humildes, que ya ejerce la Bonaerense con un triste récord de muertos por gatillo fácil. Reprimir a los que desde abajo salgan a reclamar por sus justas reivindicaciones seguirá siendo el objetivo central, a pesar del discurso de “no violencia” contra la protesta social que repiten Cristina y Garré.

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