Los restos de Perón fueron la excusa y San Vicente el campo de batalla de algo que se iba a dar en cualquier momento: la disputa de “quien será el alcahuete oficial”. Este episodio patotero no tiene NADA que ver con los trabajadores, no hace otra cosa que empañar un logro obtenido por los mismos trabajadores -como son los sindicatos- y que estos gorilas aferrados fuertemente a la transa burocrática utilizan y manipulan para sus propios beneficios a costillas de los obreros. Entonces no queda otra que sacarnos de encima a estos burócratas. Tenemos que recuperar nuestros sindicatos organizándonos, haciendo asambleas, recuperando los cuerpos de delegados y las comisiones internas hasta echarlos de las centrales sindicales para que estas organizaciones sean dirigidas por los trabajadores mismos y sirvan para defender sus intereses y no para apoyar al peronista de turno. ¡Fuera los dinosaurios peronistas de las organizaciones obreras!