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Internacionales

Fuera EE.UU. y la ONU de Irak-Por la derrota de los imperialistas!

15 de febrero 2003

Estados Unidos comenzó la cuenta regresiva para una nueva masacre en Irak, peor que la que perpetró en el año 91.
El primer objetivo de la guerra lo expresó sin vueltas una editorial del New York Times: “Irak estará controlado por el puño de hierro del ejército norteamericano y sus aliados, con una administración civil “asesora” iraquí que irá surgiendo detrás de este puño de hierro” (5/2). Tras una victoria imperialista en Irak, pretenden imponer en Medio Oriente su “solución” a la lucha del heroico pueblo palestino, enterrando sus aspiraciones de liberación nacional, y lograr en la región regímenes títeres de EE.UU. para controlar las principales reservas petroleras del mundo.
Para intentar convencer a la opinión pública norteamericana y del mundo, la excusa del ataque imperialista es que Irak posee armas de destrucción masiva y constituye “un peligro para la paz y la seguridad internacional”. Los poseedores de los más grandes armamentos nucleares y convencionales del mundo deciden qué puede y qué no puede tener un pequeño estado semicolonial. No obstante ello, los inspectores de armas de la ONU han demostrado la total falta de “evidencias”. Su jefe, Hans Blix, declaró al Consejo de Seguridad este 14 de febrero “Nosotros no debemos llegar a la conclusión de que (las armas de destrucción masiva en Irak) existen. No obstante, esta posibilidad no puede descartarse”. Y aún así Estados Unidos, secundado por Gran Bretaña y España, de todos modos irá a la guerra con o sin el aval de las Naciones Unidas, chantajeando a las principales potencias europeas, Alemania y Francia, con que, en caso de un triunfo norteamericano contundente, quedarían marginadas del reparto del botín de la posguerra. Y como Francia y Alemania no están, por ahora, en condiciones militares de disputar ese botín, se muestran reticentes a la decisión “unilateral” de los norteamericanos y por eso piden “más tiempo” para los inspectores de armas de la ONU. Esta es la verdadera discusión y disputas políticas entre los EE.UU. y las principales potencias de Europa, que estos últimos enmascaran, por un problema de conveniencia para sus apetitos imperialistas, tras una fachada “pacifista” y en nombre de una “solución política” al conflicto. Incluso Francia no descarta “como último recurso” el uso de la fuerza militar, y que su posición nada tiene que ver con el pacifismo lo demuestra su reciente incursión militar “unilateral” en Costa de Marfil. Y hasta hicieron circular la versión de un plan de instalación de “cascos azules” para convertir a Irak en un protectorado de la ONU. ¿Aprovechar las disputas interimperialistas? Sí, pero no para recostarse en un bando imperialista contra el otro, como parecen promover los dirigentes del Foro Social Mundial reunido en Porto Alegre. Sino para impulsar la movilización independiente. El movimiento antiguerra no sólo debe oponerse y luchar contra la agresión imperialista de Bush y sus aliados más cercanos como Blair y Aznar, sino que debe rechazar la política imperialista de Alemania y Francia y exigir el retiro de las misiones e inspectores de la ONU de Irak.

Por un gran movimiento antiguerra para derrotar al imperialismo
De triunfar la cruzada imperialista redundará en nuevas ofensivas contra los trabajadores argentinos y latinoamericanos. Hace 12 años atrás cuando EE.UU. descargó miles de bombas sobre Irak, en Argentina comenzaba la década infame de las privatizaciones, despidos en masa y entrega nacional. Aquel triunfo imperialista en Irak determinó, en gran medida, las condiciones internacionales para la ofensiva neoliberal contra los trabajadores en el país y en el mundo, cuando Menem enviaba barcos al Golfo como parte del inicio de las “relaciones carnales” con Washington. Que Duhalde no mantenga el mismo discurso que Menem en la anterior Guerra del Golfo, no significa de ninguna manera que su política exterior haya girado hacia la “no intervención” o hacia alguna clase de “neutralidad” en relación a la ofensiva guerrerista norteamericana. Mientras aparenta distanciarse de la primera fase de la guerra, si ésta fuera lanzada unilateralmente por los EE.UU., el gobierno nacional ya está comprometido explícitamente con Bush a participar con soldados y “ayuda humanitaria” en la posguerra lo cual significa un aval a la política imperialista desde el comienzo. Coincidiendo con el discurso norteamericano, Ruckauf declaró que Irak “posee armas peligrosas”. La lucha contra la guerra en Irak debe ser una lucha contra todos los gobiernos sirvientes del imperialismo, empezando por casa.
La voluntad neocolonialista de EE.UU. no será derrotada a menos que se profundice el camino iniciado por las movilizaciones populares que se vienen sucediendo en el propio corazón de los países imperialistas, en especial en EE.UU. e Inglaterra. Para ello las actuales movilizaciones deben avanzar a convertirse en acción directa de masas, con huelgas y boicot, que paralicen la maquinaria de guerra desde adentro. Pero también esta lucha internacional se juega en los países latinoamericanos que los yankys consideran su “patio trasero” y tienen hoy en los trabajadores, campesinos y el pueblo de Bolivia la principal oposición a los planes del FMI con jornadas revolucionarias que se hermanan a las que protagonizamos en Argentina en diciembre del 2001. Esta amplia marcha convocada para el 15 de febrero en Buenos Aires debe ser sólo el primer paso de una campaña permanente de acciones y movilizaciones en la Argentina, para lo que proponemos impulsar la formación de comités contra la guerra imperialista en los lugares de trabajo, estudio y barrios, tarea que, creemos, deben impulsar en primer lugar los movimientos de piqueteros, asambleas, fábricas ocupadas y la izquierda.
Abajo la campaña guerrerista de Bush y Blair. Fuera el imperialismo y la ONU de Irak y de Medio Oriente. Por la defensa de Irak, por la derrota de los imperialistas. Fuera de Argentina y América Latina.
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VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES Y CAMPESINOS DE BOLIVIA
Nuevamente el pueblo boliviano vuelve a dar muestra de heroísmo. Las jornadas revolucionarias de los días 12 y 13 de febrero están hermanadas con la lucha iniciada en Argentina el 19 y 20 de diciembre del 2001. Pero el antiobrero y proimperialista gobierno de Sánchez de Lozada que se ha cobrado casi 40 muertos y dejó cientos de heridos con la represión del ejército, no ha caído aún y trata de mantenerse en el poder con cambios cosméticos. Todo el pueblo boliviano pide que se vaya. Llamamos a los movimientos piqueteros, asambleas, trabajadores combativos y la izquierda a organizar acciones de frente único en su apoyo movilizándonos a la embajada de Bolivia: Abajo el gobierno MNR-MIR del asesino de Sánchez de Losada y Carlos Mesa. En Bolivia se necesita una coordinación nacional, obrera y campesina, para desarrollar la movilización hasta paralizar el país con una gran huelga general política y bloqueo nacional de caminos, que lo derroten e impongan un gobierno provisional obrero y campesino que tenga la autoridad popular para convocar a una Asamblea Constituyente.

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