El sábado 9, al mismo tiempo que se intentaba llevar a cabo la convocatoria del pre-encuentro regional de Capital, GBA y La Plata: Por la libertad de las/os presas/os políticas/os; por el derecho al aborto y por los derechos de las mujeres trabajadoras, varias agrupaciones feministas se reunieron para organizar el próximo encuentro feminista nacional.
En la reunión feminista, donde previamente se discriminó a las compañeras travestis, -lo que fue denunciado por la activista Lohana Berkins, se hizo eje en la discusión con la iglesia y se repudió a las organizaciones y partidos de izquierda por pelear por la libertad de los y las presos políticos, considerando que "ya nos usaron en el Encuentro de Paraná pidiendo por la libertad de Raúl Castells".
Mientras tanto, el Encuentro es recorrido por compañeras de varias organizaciones que relatan en cada taller la terrible situación de las mujeres presas en Caleta Olivia o de las mujeres que están presas por los acontecimientos de la Legislatura de Buenos Aires, cuando se intentaba aprobar el represivo Código Contravencional.
Creemos que, en esta situación, la posición que reivindicaron las feministas autónomas es francamente repudiable. Las invitamos a reflexionar sobre estas cuestiones, máxime cuando estamos presenciando un ataque virulento de la Iglesia y el gobierno que nos persigue por nuestras ideas, por nuestras luchas, por enfrentar las medidas más reaccionarias de un gobierno que no soluciona el problema del hambre pero encarcela a quienes reclaman por sus derechos.

Lamentablemente, algunas organizaciones que se reivindican de izquierda, como Convergencia Socialista formaron parte de esta reunión y no dijeron una palabra sobre las detenidas y detenidos y los miles de procesados que hay en todo el país.
La compañera de Kino Nuestra Lucha que se encontraba presente filmando la asamblea comentó a viva voz: "Compañeras, ustedes están hablando de hacer un escrache a la Iglesia, yo escuché a las compañeras de Caleta Olivia... piensen que en la situación que estamos viviendo, con este gobierno represivo las próximas presas podemos ser también nosotras". Pero, salvando a tres mujeres que la aplaudieron, el resto permaneció en silencio y no modificó sus declaraciones.