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Derechos Humanos

Exigimos al gobierno nacional: aparición con vida y castigo a los culpables

26 de octubre 2006

Al mes de la desaparición de Jorge Julio López, se caen todas la falsas dudas que se plantearon al principio y el tema se instala con la verdadera dimensión de tragedia social, no personal ni sectorial, sino social e institucional, que tiene.
No sé si se pudiera haber evitado esta u otra intimidación contra los militantes del campo popular, dado la gran cantidad de represores y cómplices que permanecen en estamentos de poder como Juanjo Alvarez, ex-agente de la SIDE, Leyla Perazzo en Santa Fe, hasta hace poco Jefa de Policía Provincial, y su papel con hijos de desaparecidos en la época del sanguinario Feced, hoy, ni más ni menos que el Tte. Cnel. José A. Bernhart, ex integrante del Batallón 601, en el gabinete de Obeid.
La denuncias y escraches cotidianos podrían llenar páginas, sin que se tome la mínima medida, todo lo contrario ( baste el ejemplo del Ministro Rosúa pidiendo “pruebas” a ex detenidos-desaparecidos).
¿Qué es sino fascismo la “patota de la Tuta Mohamad”, que atacó a los trabajadores del Hospital Francés? Nos rememora claramente el accionar de los que conformaron las tres A.A.A. ( para-policiales de la derecha peronista, antecedente inmediato del genocidio, conspicuos miembros de los grupos de tareas y hoy “asesores” y mano de obra dispuesta de infinidad de políticos).
Julio López no es el primer desaparecido de la etapa constitucional postdictadura, sí es el que deja el mensaje más claro a todos los que resisten buscando justicia y cárcel común para los genocidas.
JULIO LOPEZ no era uno más, era un querellante y testigo, que había estado en cinco campos clandestinos, inclusive uno que se desconocía, y que aportó datos y pruebas fundamentales: decenas de nombres de policías provinciales, federales y gendarmes, de los cuales sólo hay 7 detenidos.
¿Es posible que esté en manos de represores? Claro que sí. Todos y cada uno de los crímenes contra el pueblo en gobiernos constitucionales están unidos a personeros y ejecutores de la dictadura (las muertes de Teresa Rodríguez, piqueteros salteños, puente Corrientes, Kosteki y Santillán, Barrios de Flores, diciembre 2001, son algunos ejemplos).
La impunidad ha cobrado un valor excepcional en nuestra sociedad, de la mano del individualismo, la compra de voluntades y el no te metás, por eso el papel de las organizaciones de DD.HH. independientes de los gobiernos de turno es tan necesario. Un ejemplo concreto, Juanjo Alvarez, denunciado como agente de la SIDE en la dictadura, no preocupó a nadie en el Congreso, pero sus pares ( muchos de los cuales también pueden tener carpetas en los armarios de la SIDE ) estaban horrorizados buscando a quién había entregado el dato a la sociedad (…).
La desaparición de López es un ataque a toda la sociedad. No es el primer desaparecido de la “democracia”, ni mucho menos, allí están los compañeros que aún estaban vivos en los campos de concentración hasta 1984 y jamás aparecieron. Allí los compañeros de la Tablada, fusilados y/o torturados hasta la muerte y desaparecidos. Muchos otros de distintos lugares del país los siguieron, pero sin dudas Julio López es el que más simboliza la posibilidad de juicio, castigo y cárcel común a los asesinos.
La movilización y reclamo, en la unidad más amplia posible, debe ganar las calles, cada día, para exigir al gobierno nacional aparición con vida, castigo a los culpables y denunciar que el aparato represivo continúa impune.
Como ayer, como hoy , como siempre, hasta que el pueblo, y sólo el pueblo, haga justicia.

NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS

Prensa

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