logo PTS

Historia

A 91 AÑOS DE LA SEMANA TRÁGICA

Enero rojo

La llamada “Semana Trágica” de enero de 1919 es uno de los hitos más importantes de la lucha de clases en nuestro país, parte de la oleada revolucionaria abierta con la Revolución Rusa. La huelga de los metalúrgicos de Vasena, después de una feroz represión, se transforma en una huelga general que se extiende más de una semana, con elementos semi-insurreccionales, movilizaciones de masas, enfrentamientos con las fuerzas represivas y el despliegue de una gran espontaneidad y solidaridad obrera y popular.

PTS

7 de enero 2010

por josefina luzuriaga

Los trabajadores de Vasena llevaban un mes en huelga. La empresa se mantenía funcionando con rompehuelgas contratados por la Asociación Nacional del Trabajo (asociación patronal que agrupaba a la Sociedad Rural, la Bolsa de Comercio, cámaras de exportadores y otros sectores).
El 7 de enero un grupo de trabajadores con mujeres y niños persigue las chatas que llevan rompehuelgas lanzando palos y piedras para detenerlas. Entonces, de forma inesperada, la policía inicia una descarga. Cientos de heridos graves y varios muertos son el saldo de ese primer enfrentamiento, entre ellos el obrero Juan Fiorini de 15 años de edad que cae muerto de un balazo.

La Sociedad de Resistencia Metalúrgica responde inmediatamente con la huelga en todo el gremio. Los marítimos votan el boicot para la empresa Vasena. Al día siguiente miles de obreros concurren a los locales gremiales y se realizan asambleas en toda la ciudad. La huelga general ha comenzado.

El 9 de enero el diario La Razón titula: “LA CIUDAD BAJO EL IMPERIO DE LA HUELGA GENERAL”. Durante la mañana se voltean tranvías y piquetes obreros recorren los talleres. El comercio se paraliza. Se multiplican actos espontáneos en diferentes barrios.

Pasadas las 2 de la tarde el cortejo fúnebre inicia su marcha hacia el Cementerio de la Chacarita.

Una multitud se va sumando al cortejo, encabezado por un grupo de autodefensa con cien obreros armados con revólveres y carabinas.
Al pasar por las cercanías de los talleres Vasena, la columna es atacada a tiros. Los huelguistas responden, consiguiendo algunos tambores de nafta, y atacan el establecimiento. Caen dos muertos y numerosos obreros son heridos, pero los huelguistas producen un incendio en los depósitos, y logran continuar la marcha.

Cuando la columna se encuentra sobre Corrientes, llegando a la esquina de Yatay se producen nuevos disturbios. Policías y bomberos refugiados al interior de una Iglesia disparan a mansalva sobre a la multitud, asesinando a varios de los manifestantes. La columna no se detiene en su camino hacia el cementerio, donde va a producirse una represión aun mayor.

Enterados de la masacre de Chacarita los huelguistas concentrados frente a Vasena estallan en furia. La policía se ve claramente desbordada, y pasadas las 19 hs. interviene el ejército. Ese día el presidente Yrigoyen, de la UCR, había nombrado al general Dellepiane comandante militar de la Capital Federal, poniendo bajo sus órdenes el conjunto de las fuerzas represivas.

La F.O.R.A. IX ante la huelga general

LA F.O.R.A. IX, dirigida por la corriente de los sindicalistas, era mayoritaria en el movimiento obrero. El 10 de enero convoca a una reunión con la presencia de 36 gremios de la Capital. El Consejo Federal plantea que puede darse fin a la huelga general si se soluciona el conflicto de los metalúrgicos de Vasena, y con la libertad de los presos.

Pero se da un debate cuando los delegados de la Federación Obrera Ferrocarrilera plantean que es necesario incorporar al pliego de reclamos las reivindicaciones de su gremio. Los delegados de los obreros del calzado se suman a la iniciativa, planteando otros reclamos para sumar a un pliego unitario de la huelga general: la reincorporación de otros trabajadores despedidos a raíz de sus respectivas huelgas, la jornada legal de 8 horas, derogación de las leyes social y de residencia, abaratamiento de la vida. La dirección sindicalista de la F.O.R.A. IX insiste, sin embargo, con un pliego limitado para levantar la huelga.

Incorporar el reclamo de las 8 horas, la reincorporación de todos los despedidos en huelgas anteriores, y planteos más amplios como el abaratamiento de la vida, como punto de partida de un pliego único de reclamos, podría haberle dado una clara dirección y más fuerza a la huelga general en curso, consolidando el frente único obrero que se había dado en las calles de forma espontánea. Pero este no era el objetivo de la F.O.R.A. IX, que por el contrario estaba interesada en llegar a una rápida resolución de la misma.

A pesar de esto, la huelga continúa. La F.O.R.A. anarquista del V Congreso, más combativa, sostiene el llamado a continuar con la huelga general por tiempo indeterminado. Pero la F.O.R.A. V es una organización minoritaria, y su propuesta no incluye un programa para fortalecer el frente único obrero ni la autoorganización. El Partido Socialista coincide con la posición de los sindicalistas, y emite una declaración considerando conveniente la vuelta al trabajo.

Hacia el 10 de enero la huelga ya se extiende a otros importantes centros urbanos e industriales, como Mar del Plata, Mendoza y algunos pueblos del interior. En la Capital se produce una gran confusión esa misma noche cuando corre el rumor de que huelguistas han intentado ocupar el Departamento Central de la Policía. La F.O.R.A. IX se apresura a reunirse con el gobierno y con el jefe de la policía, que oficia de mediador con la empresa. Ante el compromiso del empresario de dar cumplimiento a los reclamos de los metalúrgicos de los talleres, la F.O.R.A. IX anuncia públicamente que da por finalizada la huelga general. El PSI (luego Partido Comunista) adopta desde el primer momento la posición de la F.O.R.A. IX, y apoya la vuelta al trabajo.

La F.O.R.A. IX había levantado la huelga general por los diarios, sin siquiera haberse realizado aún la asamblea en Vasena ni contar los obreros de esa empresa con ningún compromiso escrito de parte del patrón. La huelga general continúa durante unos días más, pero comienza a languidecer, dejada a su suerte por la dirección sindicalista.

Mientras tanto la policía continúa con los allanamientos a los locales obreros y anarquistas, continuando la represión sobre los sectores más combativos. Las bandas de la Liga Patriótica, formada por los “hijos de la oligarquía”, recorren los barrios obreros “cazando rusos” y persiguiendo “maximalistas” y anarquistas a los tiros.

El balance sobre el total de las víctimas de la Semana Trágica no es unánime. Archivos diplomáticos de los EE.UU. hablan de 1.356 muertos y aproximadamente 5.000 heridos. Los detenidos superan las 5000 personas tan sólo en la capital.


Conclusiones

La F.O.R.A. sindicalista no había convocado a la huelga general. Esta surgió de forma espontánea, desde las bases obreras. La lucha de Vasena se había transformado así en una huelga general que involucraba al conjunto del movimiento obrero de la Capital, que comenzaba a extenderse a otras ciudades, y que abría una gran crisis para el gobierno radical y el régimen político de conjunto.

Una vez en curso la huelga, la F.O.R.A. IX toma la dirección del movimiento, reuniéndose con el gobierno y los empresarios para llegar a un acuerdo y poner fin al conflicto. La estrategia sindicalista es contraria al desarrollo de las tendencias espontáneas y más combativas de las masas obreras. En vez de desarrollar la huelga general en el sentido de una huelga general política y revolucionaria basada en los reclamos más sentidos de los trabajadores, busca contenerla y limitarla a los reclamos sectoriales de los obreros de Vasena. Esto es acorde a la concepción de la corriente sindicalista de luchar dentro del régimen y del sistema por mínimas reformas, negociando con el gobierno para obtener concesiones parciales.

Pero la huelga general estaba en curso, provocando la respuesta represiva del gobierno, del ejército, y de las bandas derechistas de la Liga Patriótica. La política de la F.O.R.A. implicó que toda esa energía desplegada por los huelguistas fuera contenida, dejando en el camino el sacrificio de los hombres, mujeres y niños caídos en la lucha, los miles de heridos y detenidos.

La gesta de la Semana Trágica no fue en vano. Sus heroicos protagonistas y sus mártires son parte de la tradición del movimiento obrero; y sus conclusiones, necesarias para el presente.


Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: