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Derechos Humanos

19 años más tarde…

“Encontraron” al prófugo de la masacre de Budge

9 de noviembre 2006

La SIDE y la Dirección de Investigaciones de Lomas de Zamora “encontraron la tortuga que tenían perdida hace ocho años”. El jueves 2/10 fue detenido en la casa de su hijo, en la localidad de José Mármol, el ex-suboficial de la bonaerense Juan Ramón Balmaceda, último “prófugo” de la Masacre de Budge, ya que Jorge Alberto Miño fue detenido el 19 de setiembre en su casa.
Hay que recordar que este asesino junto al Cabo 1° Jorge Alberto Miño y el Cabo Isidro Rito Romero fusilaron contra un paredón el 8 de marzo de 1987 a tres jóvenes que se encontraban tomando una cerveza en una esquina de Budge. Oscar Aredes de 19 años recibió 7 tiros, Agustín Olivera 10 y Roberto Algarañaz al menos 15 balazos.
En el juicio se comprobó cómo se armó todo el escenario para justificar la masacre, plantando armas en el lugar. Sin embargo, el 24 de marzo de 1990 se condenó a Balmaceda y a Miño a 5 años de prisión por homicidio en riña y a Romero a 12 por homicidio simple, como si se tratara de hechos diferentes, como si hubiera habido un enfrentamiento y sin que la manipulación de las pruebas se considerara un agravante.
Luego de una ardua lucha de los familiares y los organismos de derechos humanos, en 1994 se logró en un nuevo juicio que la Cámara de Lomas de Zamora condenara a los tres por homicidio simple a 11 años de prisión. Sin embargo, todos recibieron el beneficio de continuar en libertad hasta que la resolución fuera confirmada, lo que sucedió once años después de los hechos, el 11de febrero de 1998 y la orden de detención recién se emanó el 28 de mayo de ese año, Balmaceda, Miño y Romero estaban prófugos. Este último cayó en 1999 (ya está en libertad condicional).
Como en los casi 2000 casos de gatillo fácil pueden comprobarse varias cosas: el carácter asesino de la institución policial, el encubrimiento por parte de sus colegas, la complicidad de la justicia y el poder político, y que sólo la lucha y la movilización es la que puede garantizar el castigo a los asesinos. Indudablemente, como denuncian los familiares, “nadie buscaba a Balmaceda y a Miño” y como dice el abogado de las víctimas, miembro de la CORREPI , el policía asesino tenía “un aparato que le garantizaba la impunidad”, el mismo aparato que garantiza la represión, el mismo que tiene en sus garras a Jorge Julio López. De hecho la Comisaría de Mármol, en cuya jurisdicción apareció Balmaceda, se hizo célebre en los últimos tiempos por sus aprietes a jóvenes que se manifestaban por la aparición con vida de Julio López. Por todo esto redoblamos nuestro llamado a la coordinación de los organismos de derechos humanos, las organizaciones obreras y estudiantiles por el juicio y castigo a los genocidas de ayer y de hoy.

Prensa

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