La pelea que hace un mes y medio protagonizan las y los despedidos de Felfort, con el apoyo de diversas organizaciones, logró irrumpir en los medios masivos de comunicación, gracias a las últimas acciones realizadas el viernes pasado. Las pantallas de televisión, que dedican horas emitiendo trivialidades sobre Ricardo Fort, se vieron invadidas por los reclamos de reincorporación de los y las despedidas, pase a planta permanente de todos los contratados y el cese de la persecución a las embarazadas. Por un momento, en vez de los patéticos concursos de novias y las excentricidades menemistas de Fort, si alguien hacía zapping veía imágenes de la protesta impulsada por la agrupación Pan y Rosas, organismos de derechos humanos y estudiantes frente al teatro en “6,7,8”, Canal 9 y América, a los trabajadores y trabajadoras que vienen peleando por su reincorporación en Crónica TV, y a las embarazadas despedidas en “Duro de Domar”.

Evidentemente, la acción de las organizaciones solidarias fue decisiva para sacar a la luz que la “dulzura” en la fábrica Felfort es sólo la del chocolate, ya que en la empresa se impone la ley del despido, la contratación y los maltratos como moneda corriente. Las falsas acusaciones de Fort diciendo que fue “atacado”, son para esconder lo que a millones de personas de nuestro país les quedó claro: el que ejerce violencia en la fábrica y con su patota es este patrón impune, que hizo su fortuna a costa de la “sangre, el sudor y las lágrimas de los obreros”, y que, por más que lo niegue, es parte del directorio de la empresa.

Si esta pelea se sostiene es también gracias al aliento de cientos de trabajadores y trabajadoras de la fábrica que saben que esta lucha es también por ellos, para acabar con el fraude laboral, el maltrato y ponerle un límite a la impunidad patronal.

Ante esta situación, el Ministerio de Trabajo se vio obligado a recibir a los despedidos/as y sus abogados, y a comprometerse a realizar una audiencia en los próximos días, presionado también por el hecho que esta patronal incluso violó el limitado acuerdo firmado ante el ministerio a principio de año, que planteaba la efectivización de 60 contratados (cuando casi la mitad de la planta se encuentra con contratos basura). El gobierno, que es el que permite la existencia de millones de trabajadores/as “en negro” o contratados por agencia, como en la mejor época neoliberal, tuvo que pronunciarse en este caso emblemático.

Una causa para toda la clase trabajadora

La pelea contra los despidos y por los contratados en Felfort es mucho más que desnudar la cara oculta del farandulero Ricardo Fort: se trata, como la de los tercerizados del ferrocarril Roca, de una causa de toda la clase trabajadora contra la flexibilización, la precarización, la unidad de las filas obreras y la defensa de la mujer trabajadora. De allí que merece todo el apoyo de todo el movimiento obrero.

Dentro de la empresa, hoy más que nunca, frente a la enorme repercusión que cobró la lucha de los despedidos de Felfort, hay que hacer asambleas por turno de todos los y las trabajadoras, para discutir los reclamos y votar las medidas a tomar, para hacer realidad el “si tocan a uno tocan a todos”, para algunos olvidado, pero para la mayoría de los trabajadores presente. Es el momento de unir a toda la fábrica tras la demanda de reincorporación de todos/as los despedidos y el pase a planta de todos los contratados.