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Internacional

El subte de Londres sale a la huelga

El lunes 6/9, cerca de 10.000 trabajadores del London Underground (subterráneo de Londres) se adhirieron a una huelga de 24 horas en protesta contra los planes de la empresa de recortar 800 puestos de trabajo.

Alejandra Ríos

9 de septiembre 2010

El subte de Londres sale a la huelga

desde Londres

El lunes 6/9, cerca de 10.000 trabajadores del London Underground (subterráneo de Londres) se adhirieron a una huelga de 24 horas en protesta contra los planes de la empresa de recortar 800 puestos de trabajo entre el personal de las estaciones, los servicios de atención al pasajero y otros sectores clave en la seguridad del servicio. La medida, que contó con un alto grado de acatamiento, fue llamada por los dos sindicatos que organizan a los trabajadores del subte, el RMT (Sindicato del Transporte, Ferroviarios y Marítimos) y la TSSF (Asociación del Personal Asalariado del Transporte). Esta medida es la primera de una serie de huelgas de 24 horas cada una que se llevarán adelante en los meses de octubre y noviembre.

Coches vacíos de pasajeros –algo realmente inusual a la hora pico en esta poblada ciudad-, demoras e interrupciones de los servicios y el cierre de varias estaciones fueron algunos de los síntomas que empezaron a sentirse ni bien salió a la huelga el primer turno de trabajadores.

Como era previsible, el martes por la mañana la ciudad era un caos, ya que en este medio de transporte urbano viajan diariamente 3,5 millones de pasajeros hasta a sus lugares de trabajo y actividades cotidianas. Desde tempranas horas de la madrugada era evidente que la huelga tenía un alto nivel de acatamiento y a pesar de los miles de “voluntarios” contratados por la empresa, ésta apenas pudo brindar un servicio de emergencia mínimo que no logró disimular los efectos de la medida de fuerza. Según datos brindados por la misma empresa en el horario pico el servicio funcionó en un 15% de su capacidad de un día normal. El alcalde de Londres, Boris Johnson, del partido conservador y responsable del transporte de la ciudad montó una campaña contra los trabajadores del subte y su derecho a huelga, diciendo que la medida estaba motivada por razones políticas y que la verdadera razón de fondo era atacar al gobierno de la alianza conservadora-neoliberal. Claro que nada dice de las razones políticas que motivaron su “contribución” de una flotilla de 100 autobuses en el centro de la ciudad y lanchas a lo largo del Río Thames –taxis acuáticos– para contrarrestar los efectos de la huelga. De más está decir que su “buena voluntad” no tuvo ninguna repercusión de importancia sobre el efecto del paro.

Casi todas las líneas de la red de subterráneos se vieron afectadas por la suspensión de los servicios: la mayoría de las estaciones permanecieron cerradas y la única línea que funcionaba parcialmente ni siquiera tenía capacidad para trasladar a todos los pasajeros que trataban de viajar.

En la estación de King’s Cross –una de las más importantes del centro de Londres– y en otros puntos neurálgicos de la ciudad los trabajadores del subte organizaron piquetes para informar a los transeúntes los motivos de su lucha. A su vez, los dirigentes del sindicato acusaron a la empresa de jugar con la seguridad de los pasajeros y de no respetar las normas de seguridad durante la huelga al emplear “voluntarios” para conducir los trenes y no contar con la cantidad mínima reglamentaria de personal en las estaciones. En una de las líneas la empresa abandonó a 150 pasajeros que quedaron varados en un tren que circulaba, en contravención de las normas de seguridad; los pasajeros fueron obligados a abandonar el tren y a trepar las vallas de seguridad al no poder continuar su viaje.

Más allá de este hecho particular, otra muestra de que a la empresa lo que menos le preocupa es la seguridad de los pasajeros es el acuciante problema de las condiciones en las que se viaja en las grandes ciudades, cuyos servicios de transporte están en manos de empresas privadas que privilegian sus ganancias a la seguridad de las personas. Los trabajadores del sector del transporte son los únicos que pueden velar por un servicio eficiente y seguro para los pasajeros.

En un marco de recortes en el sector público, educación y salud como telón de fondo, la huelga del London Underground es una señal que indica que los trabajadores están dispuestos a enfrentar los ataques mostrando a su vez que la fuerza militante es el camino para enfrentar los futuros recortes y despidos.

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