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El reaccionario rol de la Iglesia

El "partido de la reconciliación"

"La Iglesia Católica no participará de la campaña electoral" dijo el cardenal Bergoglio después de la reunión de la Conferencia Episcopal en una violación flagrante del octavo de "los diez mandamientos".

PTS

26 de abril 2007

"La Iglesia Católica no participará de la campaña electoral" dijo el cardenal Bergoglio después de la reunión de la Conferencia Episcopal en una violación flagrante del octavo de "los diez mandamientos". La alianza entre Telerman y Carrió para poner al delarruísta Olivera como vicejefe de gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, y que apoya el rabino Bergman, está hecha bajo el espíritu del "diálogo interreligioso" y la cruzada "republicana" propiciada por la jerarquía del clero. La propia Carrió confiesa estar "maravillosamente representada por Bergoglio". Desde el plebiscito por la reforma de la constitución en Misiones, y dada la enorme crisis del sistema de partidos, la Iglesia viene jugando un rol político de primer orden, tratando de reorganizar y darle cohesión a alianzas de centro o centro derecha en oposición a Kirchner. Este papel político no se limita a las elecciones, sino también como mediador en las últimas luchas que los docentes vienen protagonizando en las provincias. En Santa Cruz, el Obispo de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín encabeza movilizaciones para "promover el diálogo y la paz social". En Neuquén, el Obispo Melani, a pocas horas del fusilamiento de Fuentealba y cuando masivas marchas y un paro nacional de maestros exigían la renuncia de Sobisch, propuso la mediación de la Iglesia para reabrir el diálogo entre los docentes y sus represores, lo que implicaba una absolución para el gobernador asesino. La Iglesia está jugando como recurso de contención de la radicalización de los trabajadores cuando éstos amenazan desbordar las conducciones de los sindicatos y a los desprestigiados políticos patronales de la oposición.
Esta ubicación del clero provoca la reacción del gobierno. Pero este enfrentamiento tiene un límite y dentro del propio oficialismo la Iglesia encuentra grandes aliados. Como reconoce un defensor de Bergoglio como Morales Solá de La Nación: "Filmus no es un enemigo de la Iglesia ni de Bergoglio, y así lo suele recordar el propio cardenal. Filmus mismo destacó la semana pasada que estuvo durante los últimos seis años en la misa y el acto anuales que Bergoglio suele organizar para promover la educación". Inclusive, la preocupación de la Iglesia por las versiones de que el ejecutivo impulsaría la despenalización del aborto es materia de negociación. La jerarquía católica impondría el veto a este derecho elemental, que hasta en uno de los países más católicos del mundo como México se acaba de votar. Las distancias entre el clero y el kirchnerismo son secundarias frente a los derechos democráticos más elementales y el papel de contención de la lucha de clases que ambos buscan.
Las diferencias se encuentran en que la Iglesia intenta ser la vocera del discurso de la unidad y la reconciliación nacional que pregona la derecha, para poner un freno a los juicios a los militares genocidas, al cuestionamiento del papel de las instituciones civiles y religiosas durante la dictadura y el menemismo. Es un mecanismo de autoprotección: próximamente va a ser juzgado el capellán de la policía bonaerense Christian Von Wernich, torturador y amigo de los genocidas Etchecolatz y Camps. ¿A esto se referirá Bergoglio cuando dice que "la Iglesia es perseguida"?

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