De la Sota dio la nota esta semana, entrando en la escena política nacional con un discurso derechista, diferenciándose del kirchnerismo y exigiéndole el pago de la deuda por la Caja de Jubilaciones provincial. Una nueva escena en la interna peronista.

Orden y negocios capitalistas

Desde su asunción, De la Sota apuntó a disciplinar a los trabajadores, endureciendo el Código de Faltas y poniendo a burócratas sindicales en puestos del gobierno, para garantizar la “paz social”. Junto a ello, lanzó una serie de medidas demagógicas para darle mayor legitimidad a su gobierno frente a un posible escenario de reclamos sindicales y sociales. Entre ellas, la “Ley contra la trata”, repudiada por organizaciones como AMMAR porque da más poder de fuego a la policía, deja impunes a proxenetas y legaliza la persecución a quienes están en situación de prostitución. Lo mismo con la ley “contra el narcotráfico” que sólo perseguirá a los consumidores mientras no tocará a los narcotraficantes, buenos amigos del poder político y la policía.

En su último discurso, basándose en los opresivos “valores familiares”, De la Sota fue contra la libre elección sexual de la juventud, defendió a padres golpeadores y hasta se mofó de una conquista: la Ley de Identidad de género. Fue, así, claro portavoz de la Iglesia. Busca crear, con esta ofensiva ideológica, un clima social reaccionario que vaya contra todo tipo de disidencia para que “reine el orden”; por eso afirmó una vez más, que está en contra de cortes de calle y los reclamos obreros. Pero no sólo era un discurso de campaña, expresa la raigambre peronista de derecha, reaccionaria en lo social y cultural, pro-patronal y anti-obrero. Esa Córdoba conservadora de De la Sota, va de la mano con la Córdoba sojera beneficiada por los altos precios internacionales. A esos intereses patronales hay que sumarle la pretendida “industrialización” con la multinacional Monsanto y otras empresas de producción de semillas transgénicas y agroquímicos. Contra ese modelo, marchamos miles el pasado jueves.

El combo se completa, por ahora, con altos precios de la soja y reactivación del mercado automotor en Brasil – a favor de cierta recuperación de la industria automotriz cordobesa- que le permiten al “Gallego” transitar una situación económica menos crítica y esto le permitió sortear, ayudado por U$S 105 millones de financiación externa, una crisis de las finanzas provinciales. Todo tiende, por ahora (y junto a una mejor recaudación mediante), a evitar una confrontación “a lo Scioli”.

El reclamo por la Caja

La búsqueda de un escenario que evite el ataque directo a los trabajadores y los jubilados provinciales, mueve al gobernador cordobés. De ahí el redoblado reclamo de los fondos de la Caja. La desaceleración económica puede implicar que las arcas no alcancen para mantener el equilibrio entre subsidios a las multinacionales, infraestructura provincial y el pago a término de los salarios. Ahí está el temor de las patronales y gobierno cordobeses. Por eso, en la pelea de la Caja, el PJ alineó al conjunto de la oposición patronal.

Sabemos que De la Sota pretende un esquema de finanzas con la plata de los jubilados, puesto al servicio de las grandes patronales. En la negativa del kirchnerismo a enviar fondos, subyace el mismo objetivo, combinado con disciplinar a amigos y rivales con su bonapartismo previsional. En este tironeo, ninguno negocia a favor de los trabajadores y los jubilados, ni está dispuesto a lanzar impuestos progresivos a las grandes patronales para financiar haberes jubilatorios del mismo monto que la canasta familiar. Por eso, el PTS sostiene que la única perspectiva a favor de los trabajadores es acabar con la intervención en la Caja y que sea administrada por sus trabajadores, por organizaciones de jubilados y representantes de los trabajadores estatales que aportan a ella.
Sobre este terreno movedizo, pisa el gobierno, y su política de poner el presupuesto al servicio de los monopolios puede llevarlo a ajustar a los trabajadores estatales o detonar otras crisis, como aquella que vimos en 2010 cuando el reclamo por mejoras en la escuelas se convirtió en un movimiento de decenas de miles de estudiantes, sólo derrotado con represión. Si el Gallego juega con fuego, puede encender en la pradera la bronca de una juventud trabajadora y estudiantil que no se banque el clima de represión y precariedad que se vive en la provincia que el discurso delasotista busca fortalecer.