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EL TRABAJO ESCLAVO EN EL CAMPO MENDOCINO

El modelo, el capital y la servidumbre

Mientras que el boom de las exportaciones y producción sojera alcanzó su punto más alto en la historia bajo el gobierno de los Kirchner, la política de “dejar crecer” y retener parte de su renta extraordinaria para redistribuir a otros sectores patronales de la industria y los servicios se fue complementando cada vez más -luego del conflicto por la 125- con buscar un apoyo patronal en el agro máas leal a los generosos servicios del gobierno central, enemistado con la mesa de las corporaciones oficiales del “campo”.

Alejandro Cámac

13 de enero 2011

Mientras que el boom de las exportaciones y producción sojera alcanzó su punto más alto en la historia bajo el gobierno de los Kirchner, la política de “dejar crecer” y retener parte de su renta extraordinaria para redistribuir a otros sectores patronales de la industria y los servicios se fue complementando cada vez más -luego del conflicto por la 125- con buscar un apoyo patronal en el agro máas leal a los generosos servicios del gobierno central, enemistado con la mesa de las corporaciones oficiales del “campo”.

¿En qué consistió este intento? En entregar a discreción subsidios millonarios -vía compensaciones- a sectores de la agroindustria y las “economías regionales”.

El colmo del cinismo del gobierno de Cristina se pudo ver en la producción ajera de Mendoza: ante el pedido de los empresarios para reclutar mano de obra suficiente para levantar una cosecha un 39% mayor a la del año pasado- manteniendo las conocidísimas condiciones de esclavitud a la que es sometido-, la presidenta decretó la continuidad del pago de la Asignación Universal por Hijo durante la temporada de cosecha para quienes trabajen en ella. El gran traidor, Lucio Quilpatay del sindicato de frutas y hortalizas de Cuyo, le entregó una ristra de ajo y una tijera en un acto de agradecimiento a las mandataria. Hoy decenas de miles de Ajeros trabajan sometidos a las cooperativas truchas y los cuadrilleros que utilizan las patronales, bajo la bendición de la “asignación” del gobierno nacional.

Mientras, el gobierno provincial se embandera con un nuevo
“descubrimiento”: ¡en los hornos de ladrillo se explotan niños de hasta 4 años! Y prometen más inspecciones contra esta modalidad. ¡Increíble! Hace por lo menos una década que se sabe oficialmente que Mendoza es la capital del trabajo infantil; los ajeros denunciaron nacionalmente esta situación, e incluso existen numerosas denuncias sobre la situación de los hornos de ladrillo de esta provincia. Las inspecciones del gobierno son un fiasco: se comprueba la situación y se multa a las patronales, que ya tienen conformados fideicomismos por si tienen que pagar “un vuelto” de mil a cinco mil pesos por cada niño que le encuentren. Pero la realidad es que la rutina legal de las multas está tan aceitada a favor de las patronales, que en los seis primeros meses del 2008 de 30 infracciones levantadas por trabajo infantil, solo 2 tuvieron sentencia firme y fueron cobradas. De esta forma, las inspecciones sólo sirven como distractor de una realidad, que es que el 30% de los alumnos de escuelas primarias mendocinas están sometidos a trabajar.

Lo que se podría ver como una postal ajera o ladrillera, es en realidad lo mismo que denuncian los trabajadores golondrinas en la cosecha del arándano en Entre Ríos, en la fruta del Alto Valle y la región cuyana, en el citrus y la zafra tucumana, en los campos de la región pampeana y en la vendimia del Valle de Uco, los motoserristas de Misiones y otros trabajadores de otras regiones del país. De tal forma está “registrada” la reducción a la servidumbre de miles de trabajadores golondrinas, en cuyo reclutamiento, tráfico y robo de parte de su jornal, intervienen no sólo cuadrilleros que tratan con los patrones, sino corporaciones gigantescas que operan bajo el consentimiento gubernamental como son las cooperativas truchas que reúnen el fraude de decenas de miles de obreros, y agencias como Manpower, con su filial Ruralpower, la empresa imperialista con mayor cantidad de trabajadores temporarios del mundo (más de 4 millones, en 82 países). Con lo que terminamos de comprobar que todos los capitalistas se benefician y sustentan con la mano de obra esclava.

Los jefes sindicales y la conducción política de la esclavitud

El Momo Venegas sabe que el enorme poder de fuego de su corporación sindical ha sido construido en base a su asociación directa con las patronales del sector, y por ello no duda en traicionar cualquier reclamo y encubrir las situaciones de esclavitud de sus “representados”. Hoy chilla porque el gobierno hizo público como propias las inspecciones que ellos realizan cotidianamente, pero no puede explicar por qué, si inspeccionan tanto, las condiciones de esclavitud, lejos de retroceder, crecen desde los sectores más informales hasta la élite de la cúpula capitalista argentina.

Alineado con Duhalde y la Mesa de Enlace, Venegas representa para el gobierno un enemigo que hay que derrotar para mejorar su posición en la mesa de negociación con las patronales del “agropower”. Efectivamente esta campaña contra el trabajo esclavo, que no ha implicado ningún anuncio nuevo en relación con la legislación laboral videlista (aun cuando el año pasado habían intentado mostrar intenciones de darle curso a una nueva ley de trabajo rural), parece representar una nueva maniobra de Tomada para apuntar contra el monopolio de la UATRE, y abrir paso al moyanismo.

¿Pero en qué sentido el moyanismo quiere avanzar sobre el Momo? En los lugares donde los caudillos de la CGT kirchnerista tienen la representación de enormes destacamentos de trabajadores rurales (como en la fruta y la hortaliza), su rol no es distinto que el de la UATRE, ni la condición de los trabajadores cualitativamente distinta. Quilpatay en Mendoza, junto a centroizquierdistas como Maure del SUTE-CTA, apoyan la candidatura de Adaro y Rasso como representantes del gobierno nacional en la provincia. Adaro desde el ministerio de Gobierno no dio la más mínima solución al reclamo de los trabajadores de las cooperativas truchas (ni hablar de terminar con el trabajo infantil). ¿Y del “joven K” Hector Rasso qué se puede esperar? Como director de cooperativas de la provincia fue el responsable de permitirle a la mafiosa Cooperativa Colonia Barraquero (con más de 17 mil empleados en condiciones de esclavitud laboral en todo el país) que siguiera funcionando en la provincia aún cuando el INAES le había dado la baja a nivel nacional a partir de la denuncia de los trabajadores.

Por más que se esfuercen en acusarse mutuamente sobre quién es el responsable de la situación obrera en el campo, es indiscutible que allí donde son patrones de estancia, cada uno se sirve del sometimiento de miles y miles de obreros.

Los únicos que pueden romper estas condiciones de esclavitud son los propios trabajadores, superando las divisiones impuestas artificialmente por los patrones, organizando sindical y políticamente a los sectores más explotados del campo junto a sus hermanos de la ciudad con una política clasista y revolucionaria, como la que impulsan los dirigentes clasistas del sindicato ajero de Mendoza y del citrus tucumano, entre otros, junto a los dirigentes de Zanon y Kraft en el plenario nacional de trabajadores clasistas del sindicalismo de base.

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