“El recientemente fundado Buró Internacional de Propaganda Revolucionaria estaba bajo el mando de Boris Reinstein, de Buffalo, Nueva York, donde también trabajaban otros dos socialistas norteamericanos, John Reed y Albert Rhys Williams. El comité estaba encargado, entre otras cosas, de llevar las ideas revolucionarias hacia Alemania y Austria por cualquier medio posible, Reed y Williams introdujeron la psicología publicitaria norteamericana -brevedad e impresiones concretas- en la propaganda. (…). Reprodujeron una foto de la vieja embajada alemana en Petrogrado con la leyenda “Obreros y soldados alemanes -¿Por qué no ponen a un trabajador alemán en este lugar?”

Insertaron fotos de revolucionarios derribando la insignia real con el comentario: “Cuando los trabajadores están ciegos, reverencian tales símbolos. ¿Ustedes cuando derribarán la máscara de sus ojos?”

Había una ilustración que mostraba a un grupo de trabajadores holgazaneando cómodamente en un palacio. “Los trabajadores siempre construyeron los palacios”, decía la leyenda, “Y los defendieron con su sangre, ahora, ahora por primera vez ellos viven en los palacios que construyeron y defendieron, ¿Ustedes por qué se quedan atrás?”.

Los norteamericanos le sumaron energía a los planes de los rusos. Cada día procuraron toneladas de literatura revolucionaria, que eran cargadas en trenes y llevadas al frente. Williams incluso formó una Legión extranjera para ayudar a repeler la amenazante invasión.