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METALMECANICOS

El imperio del cronómetro

salga un chasis mas por hora en Metalsa (ex DANA); de que un lateral de puerta para la Amarok (nueva 4x4 de VW) ya no salga a 12 piezas por minuto sino a 16; de que en Inergy, sin importar que trabajadores rebarbando tanques de nafta a altas temperaturas se corten los brazos con los cuchillos calientes que son parte de esa “faena”, se pueda batir el record y superar los 60 mil tanques del 2008.

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25 de marzo 2010

por Roberto, trabajador de autopartista

Mayormente escuchamos que a tal delantero le falta un gol para superar el record del otro, que tal arquero lleva tantos minutos sin la valla vencida y que se encamina a superar la marca de su antecesor.

En la industria automotriz y autopartista los capitalistas también hablan al estilo deportivo, pero ya no de minutos sino de segundos.

Las patronales planifican y hacen cálculos de cual será la forma de que salga un chasis mas por hora en Metalsa (ex DANA); de que un lateral de puerta para la Amarok (nueva 4x4 de VW) ya no salga a 12 piezas por minuto sino a 16; de que en Inergy, sin importar que trabajadores rebarbando tanques de nafta a altas temperaturas se corten los brazos con los cuchillos calientes que son parte de esa “faena”, se pueda batir el record y superar los 60 mil tanques del 2008.

Nada importa que trabajadores inexpertos, sin capacitación previa como en la fabrica Fric Rot, tan solo con cuatro días de trabajo vayan a operar una maquina y se amputen dedos. En el imperio del cronómetro, la reina es la PRODUCTIVIDAD. Y eso es lo único que vale.

En este marasmo de números, cálculos y análisis entran los trabajadores.
El 2009, con el telón de fondo de la caída en la producción, nos encontró en el rincón. Justo ahí donde un gancho en la mandíbula puede darnos el nock out, con despidos, suspensiones, vacaciones adelantadas, banco de horas y chantajes para que los trabajadores lleguen a un arreglo y no se use así la palabra despido.

Hoy la situación es bien distinta. Las patronales desenfundan el cronometro, las cámara de filmar y se encaminan a llenar planillas con altos números de producción. Bajo su manga, un par de viejas artimañas.
La continuidad y repetición del trabajo hacen que un trabajador realice de memoria la tarea. A veces la acelera un poco el ritmo con el fin de ganarse unos huecos para poder fumarse un pucho, escaparse un rato a tomar aire al patio o tirarse al vestuario.

Como gustaba repetir a Henry Ford, “andar no es una actividad remuneradora”. Ahora los ojos del jefe de producción o del supervisor están abiertos. Pasan por los pasillos de las líneas y de reojo estudian cuánto de stock uno pudo adelantar. Con esta excusa y muchas más irán con sus carpetas a decir que en tal línea de producción pueden salir X piezas más.

Culpando a los trabajadores por trabajar rápido, por buscar el descanso unos minutos, los delegados de la burocracia mayormente dicen que es “culpa de la gente” cuando pasan con el nuevo programa de producción. Un argumento provocador, porque en realidad son ellos los únicos culpables de que la patronal pueda avanzar en la productividad y en elevar la cantidad de piezas por obrero. Entonces la fábrica se transforma en una carrera infernal. La búsqueda del movimiento perpetuo, sin pausa, sin respiro. Desgastar al máximo al trabajador, es lo que se discute cuando se habla de batir record en la industria automotriz y autopartistas. Como decía Paul Lafargue en su famoso libro Derecho a la pereza: “mas se achica el vientre del obrero, mas se agranda la producción”.

También se busca avanzar sobre viejas conquistas. Del modo de como se hace rendir una naranja para el jugo, los capitalistas hacen comer a sus obreros antes de entrar o al salir del trabajo. Eso elimina los tiempos muertos en la producción, ya que no es lo mismo un obrero que siente cierta pereza por los efectos de la digestión que uno que está sumido en el ritmo de la máquina. En el caso de que se tenga la suerte de comer durante la jornada, los trabajadores deben devorar la comida menos de media hora.

Por los pasillos de la ex DANA es común ver a los trabajadores de la línea TOYOTA correr con el delantal puesto para llegar a la fila del almuerzo o cena. La línea cuenta con unos 120 jóvenes aproximados por turno. Si luego de la comida, algún obrero llega un minuto tarde al puesto se lo apercibe.

El imperio del cronómetro es cruel. Y tarde o temprano, los trabajadores deberán rebelarse contra él.

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