Las paritarias parecían mostrarse “moviditas” desde aquel acto que realizó el secretariado de la UOM junto a los cuerpos orgánicos en las puertas de SIDERAR en San Nicolás, pero sin la participación de ningún metalúrgico de base. Una vez más se negociaba a espaldas de los trabajadores.

Caló decía: “esta es la patronal que más se opone a un aumento salarial que cubra las expectativas de los trabajadores”, lo que ameritaba preparar un verdadero plan de lucha debatido y votado en asambleas.
Los empresarios nos chantajean con la crisis para imponernos bajos aumentos, peores condiciones de trabajo y reducción de puestos de trabajo , siendo siempre la variable de ajuste los contratados, que tienen las peores condiciones de trabajo: apenas superan el básico de convenio de $ 4.000.

El paro nacional de 24 hs. fue una acción directa que era importante si se continuaba. Pero sólo fue una pose de la conducción para la interna cegetista. Fue impuesta por arriba, ya que en la política de la conducción prima la negociación.

 En fábricas importantes como ACINDAR Villa Constitución y SIDERCA Campana el paro fue total pese a la actitud dubitativa de la burocracia. Una muestra clara de que en la base había predisposición a la lucha. 
Distinta fue la historia en una de las principales siderúrgicas, SIDERAR del grupo TECHINT, que por responsabilidad exclusiva de la conducción decidió no parar, justo frente a la patronal más dura.

Pero dentro de fábrica la bronca se empezaba a escuchar, con la intención de parar y conseguir un salario digno, lejos de directivos como Brunelli que impide que los trabajadores tengan protagonismo.

 Al final el acuerdo nacional es de 23% desdoblado, unos $4.000 de básico y más $1.100 en dos pagos. La rama siderúrgica ofreció una miseria: que el 23% sobre el básico se pagara entero ahora y desdoblamiento sobre los adicionales con un 15% en abril y un 7% en agosto. Llegaron a este acuerdo, pero nos dividen más aún porque ya está arreglado poder negociar por seccional.

Una nueva salida en favor de la patronales que “la juntan con pala”, donde los salarios van siempre por debajo de la inflación.

En varias fábricas había una bronca bárbara y en otras el descontento era evidente. Muchos trabajadores decían que “lo que te dan por un lado te lo sacan por el otro”. Otros calculaban los descuentos por el impuesto a las ganancias, más el no cobro de las asignaciones familiares si metés extras.

Los metalúrgicos, otra vez, por detrás de la inflación.