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Mundo Obrero

KRAFT-CADBURY Y LOS TRABAJADORES

Dos gigantes

Luego de cuatro meses de idas y vueltas, finalmente Kraft se ha quedado con Cadbury, tras poner 19 mil millones de dólares. Mucha plata.
Se convierte así en la segunda mayor empresa de alimentación, cerca de Nestlé.

PTS

4 de febrero 2010

Los medios la titularon “La guerra del chocolate”.

Luego de cuatro meses de idas y vueltas, finalmente Kraft se ha quedado con Cadbury, tras poner 19 mil millones de dólares. Mucha plata.

Se convierte así en la segunda mayor empresa de alimentación, cerca de Nestlé.

Con el cinismo de siempre, la gerente de Kraft Irene Rosenfeld adelantó que darán “una calurosa bienvenida a los trabajadores de Cadbury a la familia de Kraft Foods”.

En boca de Rosenfeld la bienvenida no suena muy tentadora.

La guerra del chocolate… contra los trabajadores

En los últimos años el sector alimenticio ha mostrado una marcada tendencia a las megacompras y fusiones. Empresas centenarias como Danone, Nabisco o Cadbury son absorbidas por sus competidoras, con la participación cada vez más importante del capital financiero, como el caso del accionista Warren Buffet, o los bancos que le prestarán 10 mil millones a Kraft para esta operación.

Así, el objetivo de alcanzar cada vez mayor rentabilidad ha convertido a la alimentación en el sector que más despidos ha producido en la última década, luego de la agricultura.

Como denunciaba el sindicato que incluye a los trabajadores de Cadbury, Unite, “en los últimos 10 años Kraft ha despedido a 60.000 trabajadores para poder pagar las empresas que ha adquirido” (www.unitetheunion.com).

Ante esto, el sindicato inglés estaba llevando adelante desde hace meses una campaña llamada ‘We love Cadbury’, algo así como ‘Nosotros amamos a Cadbury’, buscando evitar la operación. Pero parece la historia de un amor no correspondido. La empresa inglesa venía golpeando duro a los trabajadores, sobre todo los últimos años. En 2004 había puesto en marcha un plan titulado “Energía para el Crecimiento”, destinado a eliminar el 10% de su personal para que los accionistas puedan retirar más ganancias. En el 2008, cambiaron de nombre pero no de objetivo: con el programa “Visión hacia la Acción”, anunciaron la supresión de 15% del personal (www.iuf.org).

Es el caso de la fábrica de Trident, en España, cerrada hace pocos meses con una secuela de despidos. De las plantas del este europeo, donde la empresa lleva al extremo los bajos salarios. O los jóvenes obreros de Stani en Argentina, precarizados bajo el Convenio Mantecol.
Semejante reestructuración le estaba permitiendo pronosticar un crecimiento del 7 % para este año. Con menos plantas, menos productos, menos fuerza laboral, la única forma de explicarlo era un aumento constante de la explotación en sus fábricas, del trabajo robado a los obreros.

Esos buenos pronósticos es lo que hicieron a Cadbury “apetecible” para los dueños de Kraft.

Se les puede dar vuelta la torta

Pero los trabajadores de Cadbury no estuvieron de brazos cruzados este tiempo. El mismo día del acuerdo se movilizaron en Londres para rechazar cualquier recorte en los puestos de trabajo.

Es que el “esfuerzo” de Kraft por quedarse con la empresa le ha generado una nueva deuda, “por lo que ha prometido 675 millones de dólares de ahorros de costos anuales con el acuerdo de compra, lo que significará recortes de puestos de trabajo” (www.cnnexpansion.com).

En realidad, abrumados por los números de la megaoperación, los analistas se olvidan algunos detalles. Al tiempo que crearon un gigante de la alimentación, crearon un “ejército” de 145 mil trabajadores que pasan a pertenecer al grupo Kraft en todo el mundo. Una fuerza que, si es capaz de organizarse, puede pararle la mano a cualquier plan de la empresa de seguir con más despidos y más explotación.

Para esos 145 mil “hermanos” no puede haber fronteras, ni de países ni de marcas. Es la única forma de demostrar que todo gigante puede tener los pies de chocolate.

Valga como ejemplo: en la Argentina, Terrabusi (Kraft) sumará a Stani (Cadbury), para quedarse con una buena parte del mercado de golosinas. Pero también sumará enfrente a más de 4000 trabajadores. Los compañeros de ambas plantas y sus comisiones internas tienen una nueva oportunidad para unirse en la pelea por la reincorporación de los despedidos de Kraft, la elección democrática de nuevos delegados de sector, un verdadero aumento salarial, y los reclamos más sentidos de los trabajadores de la alimentación.

L.A.

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