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¿Donde quedó el “desendeudamiento”?

El “modelo” económico K que ya venía mostrando síntomas de agotamiento desde el 2007 ve peligrar uno de sus pilares: el superávit fiscal. Todo el buen “clima” de estos días con la reapertura del canje se resume sobre todo a buenos negocios financieros con una menor repercusión en la real de la economía.

Esteban Mercatante

29 de octubre 2009

El “modelo” económico K que ya venía mostrando síntomas de agotamiento desde el 2007 ve peligrar uno de sus pilares: el superávit fiscal. Todo el buen “clima” de estos días con la reapertura del canje se resume sobre todo a buenos negocios financieros con una menor repercusión en la real de la economía.

En realidad los K no han hecho más que aplicar una variante de la política de socializar pérdidas y privatizar ganancias. Con el desplome de fines de 2008, la política “anticíclica” consiste en “raspar las ollas” de los superávits de todos los organismos, especialmente de ANSES, cambiándolos por títulos de deuda. El manejo estatal de los fondos de jubilaciones no va a parar a los jubilados. Los fondos dejaron de ser coto de ganancias financieras... para serlo de los contratistas del estado y de los empresarios que reciben financiamiento y desgravaciones fiscales. Pero como la caja previsional no alcanza para todo y el gobierno necesita dólares, anunció la reapertura del canje.

Hoy hay dinero que circula por el mundo con avidez (producto de los salvatajes a los bancos), aprovechando el costo casi cero de endeudarse en EEUU para hacer negocios con retornos formidables. Boudou y Kirchner quieren subirse ya a esta ola dando señales a los “mercados” mediante la reapertura del canje a los holdhouts que, además de constituir un fraude como toda la deuda, se aplica sobre bonos de valor de mercado prácticamente nulo.

El acuerdo -que aún debe definirse en sus detalles- es para las finanzas un regalo tan generoso como fue el canje de Lavagna en 2005. Lo más notorio de la operación es que los bancos “intermediarios”, el Citibank, el Deutsche y Barclays, son los que se encargaron de confeccionar la propuesta (y no el gobierno), siendo que son a la vez representantes de los tenedores de bonos, en su mayoría en manos de hedge funds, mientras los bonos en manos de tenedores individuales no alcanzan ni al 15%. Ni siquiera guardan algunas de las formas que se cuidaron de cubrir en ocasiones anteriores. A la vez los fondos buitres y los operadores de Wall Street presionan por reducir el nivel de quita y aumentar las tasas sobre una deuda que hasta la semana pasada tenía un cobro incierto. Aunque el gobierno quiere mostrar la actual oferta como peor que la de 2005 “ingresar en la operación tiene importantes atractivos: se desprenden de bonos impagos que ahora ni siquiera pueden utilizar como garantía de otros préstamos, canjeándolos por títulos que subieron fuerte de precios en el mercado ante la posibilidad concreta de una nueva oferta y hasta cobrarán por los pagos realizados por el Gobierno en los últimos cuatro años tanto en concepto de intereses de los nuevos bonos como por los correspondientes al cupón del PBI” (˜ámbito Financiero, 26-10-2009).

Para los próximos años se abultará la deuda haciendo más pesados los pagos y abriendo lugar a nuevos condicionamientos, más aún cuando está en los planes volver al FMI. La mentira del “desendeudamiento” quedó desenmascarada. A pesar del pago cash de 10.000 millones de dólares al FMI hace 3 años, con el canje la deuda externa llegaría a 150.000 millones de dólares, mucho más allá de los 123.000 millones que dejó Menem y de los 144.000 millones de dólares que había cuando De la Rua se fue en helicóptero. Todo a pesar que el kirchnerismo es el gobierno que más deuda pago en la historia.

Con el canje el gobierno espera mostrar solvencia macroeconómica para despejar los fantasmas de la fuga de capitales, y eventualmente obtener fondos frescos para contrarestar una recaudación que recula rápidamente y poder encarar el camino al 2011, y seguir usando la “caja” para garantizar el alineamiento de intendentes y gobernadores.

Gracias al canje, el sector financiero se beneficia de la expectativa de recuperación y la euforia financiera internacional, aunque en muchos sectores la economía argentina todavía no detuvo su caída. El superávit fiscal y de comercio exterior, claves para el gobierno, se están diluyendo rápidamente. Pero el clima es hoy de mayor optimismo gracias a los mejores precios de la soja y los buenos pronósticos climáticos. Y el gobierno busca alimentar las expectativas con un regalito de beneficios fiscales para inversiones, que alcanzará los $ 3600 millones de pesos.

Deuda, para seguir “redistribuyendo” entre los capitalistas que después de haber despedido más de 250 mil trabajadores, aspiran a aumentar los ritmos de producción y las jornadas de trabajo. Mientras tanto, la mayor carga de la deuda y la vuelta al FMI significará menos gasto en educación, salud, viviendas, etcétera. Las ganancias y subsidios para los capitalistas, los platos rotos para los trabajadores y el pueblo pobre.

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