En las últimas semanas volvieron a reaparecer - como en cada año electoral -, los actos públicos y los acuerdos de pasillo entre los distintos sectores de la burocracia sindical y los partidos patronales. Un nuevo intento de subordinar el movimiento obrero a los partidos burgueses que obliga a retomar el debate sobre la autonomía de las organizaciones sindicales.

En febrero, durante la reunión que tuvieron con el candidato a gobernador Daniel Scioli, los principales dirigentes de la CGT le pidieron el 33% de los lugares en la lista de diputados. Pero el sistema de alianzas del kirchnerismo en la Provincia obligó a la burocracia a bajar sus pretensiones, y discutir en la reunión de estos días “tres lugares entre los primeros 20 de la nómina del Frente para la Victoria de la provincia de Buenos Aires” (Infobae, 8/5). Entre los inscriptos en la carrera figuran Andrés Rodríguez (UPCN), Julio Piumato (Judiciales), Viviani (Taxistas) y Martínez (UOCRA). El resultado de la negociación está por verse, pero Moyano y Martínez ya vienen participando como ‘animadores’ en algunos actos en el conurbano.

Toma y daca

Varios de los anotados para la lista del motonauta menemista estuvieron en la firma del acuerdo por el techo salarial del 16,5 %. Y fueron también los que firmaron la costosa solicitada del 25 de abril en apoyo a Filmus. Ninguna casualidad. Los últimos acuerdos paritarios incluyen no sólo lugares en las listas electorales, sino aportes jugosos para las obras sociales, aumento en las cuotas sindicales a través de las “cláusulas solidarias”, y nuevos aportes patronales extraordinarios para el aparato. Todo esto manejado a espaldas de los trabajadores.
En la solicitada en cuestión, 38 sindicatos hacen pública su adhesión a la candidatura del pedagogo grossista. En medio del récord del trabajo en negro y la precarización, con docentes que cobran básicos por el piso, la solicitada asegura que “acompañaremos las candidaturas de Daniel Filmus y Ginés González García, (...) para que la victoria signifique terminar con el oprobio del trabajo clandestino y del trabajo no registrado”.

Uno de los firmantes y principal impulsor de la candidatura es el miguelista Antonio Caló, referente del Secretariado Nacional de la UOM. Como todos sus ‘colegas’, Caló fue ayer ‘soldado’ de Menem, pero hoy figura como uno de los candidatos kirchneristas para la Secretaría General de la CGT.

Ministros sin cartera

Si la CGT se metió de lleno en la campaña, la CTA y Hugo Yasky no se quisieron quedar atrás. Luego de firmar el piso/techo de $1.040 y dejar aisladas las luchas docentes provinciales, la CTERA puso parte de su aparato al servicio de Filmus. Francisco Tito Nenna, histórico dirigente de UTE (Unión de Trabajadores de la Educación), ya organizó actos como el realizado en el Teatro La Máscara. El Secretario de Relaciones Internacionales de CTERA forma parte de la ‘mesa de diálogo’ que montó el gobierno para levantar la huelga docente en Santa Cruz y se reunió estas semanas en el Ministerio de Trabajo. ¿De qué lado están Nena y Yasky, con los docentes o con su candidato? Mientras tanto, la CTERA no llamó a una sola medida de lucha nacional pese al reclamo de los docentes santacruceños.

Telerman y Macri buscan su “pata sindical”

La mayor apuesta del actual Jefe de Gobierno porteño fue sumar al fuerte gremio de los municipales porteños, el SUTECBA. El secretario gremial Alejandro Amor consiguió un puesto seguro en la próxima legislatura.

Telerman organizó el 1° de mayo un acto donde estuvieron dirigentes sindicales de gremios como Estatales, Trabajadores Limpieza Privada, Molineros, Televisión, AFIP, Tintoreros, Aguas Gaseosas, Hospital Argerich, Remiseros, y Panaderos (Noticias Urbanas 2/5).

En el caso de Mauricio Macri, mantiene el apoyo de Propuesta Peronista, dirigida por Daniel Amoroso, Secretario General del Sindicato de Trabajadores de Juegos de Azar. Mientras los trabajadores del Casino Flotante están en conflicto, Amoroso consiguió un lugar en la Legislatura para Mónica Lubertino, representante del gremio.

La patria sindical
El peso de los sindicatos en las listas del PJ llegó a su pico en 1975. En ese momento, la ‘patria sindical’ dirigida por Lorenzo Miguel, manejaba tres ministerios y 47 legisladores. Según el analista Luis Tonelli, “en 1983 los peronistas de extracción gremial aún arrastraban los beneficios del sistema de cupos impuesto por Perón, que obligaba a la bancada del PJ a contar con un 33% de gremialistas. (…) En 1991, los justicialistas-sindicales sólo eran 18 en una bancada de 120 escaños. Y actualmente los diputados sindicalistas se redujeron a menos de una decena”.
Más allá de ese “retroceso”, nunca se destacaron por defender los intereses de los trabajadores, sino que participaron en la entrega de las conquistas que había conseguido el movimiento obrero con su lucha: si en los ’70 votaron leyes contra las organizaciones obreras combativas y la izquierda, en los ’90 muchos de ellos apoyaron las privatizaciones, la reforma provisional y laboral. Si en los ’70 la burocracia formó parte de los aparatos paramilitares como la Triple A, en los ’90 muchos de sus dirigentes se convirtieron en ‘sindicalistas empresarios’, con mansiones y autos que los trabajadores jamás podrían tener.

Una salida de clase

La estrategia de la burocracia y el peronismo se mantiene vigente: estatizar los sindicatos, que pierden su autonomía, y el inmenso poder de los trabajadores para enfrentar a sus enemigos de clase. Como vimos, esa subordinación continúa en el terreno político, donde los dirigentes tradicionales se convierten en diputados o funcionarios de los partidos patronales.

Este situación plantea la necesidad, vital, de recuperar las organizaciones obreras, las comisiones internas, los cuerpos de delegados y los mismos sindicatos de manos de los burócratas, para ponerlas al servicio de los trabajadores y sus reclamos. Pero además, plantea la necesidad de romper con esa subordinación a los partidos patronales y empezar a hacer política por nuestra cuenta, construyendo nuestro propio partido, un partido de los trabajadores.