Mientras Cristina visitaba la planta de Stani/Cadbury (reinaugurada como planta Kraft-Victoria), la agrupación Bordó Desde las Bases junto a trabajadores de Stani, Kraft y PepsiCo, realizaban un piquete en 9 de Julio exigiendo aumento salarial. El reclamo del 40% que impulsan los trabajadores de la alimentación enfrenta la pretensión oficial de imponer un nuevo esquema paritario a la baja con el techo miserable del 19% o 21%. La oposición clasista de la alimentación reclama y duplica el techo que el gobierno pretende imponer.

La meta del gobierno es explícita: cambiar el esquema salarial por el cual un sector de los trabajadores que negocian en paritarias había recuperado algo de lo perdido en la crisis de 2001. Según denuncia el abogado Horacio Meguira (basado en datos del Observatorio del Derecho Social y el Taller de Estudios Laborales), los convencionados nunca superaron el 45% de la fuerza del trabajo, y el 55% restante trabaja en negro o en condiciones precarias, sin derecho a discutir en paritarias.
El nuevo plan es sencillo: al proceso inflacionario, por el cual el trabajador se empobrece día a día, ahora hay que sumar aumentos con techos miserables, por detrás de años anteriores, y muy por debajo de la actual inflación. El objetivo es avanzar más directamente sobre el bolsillo del trabajador. Mientras la presidenta reconoce que los empresarios “se la llevan en pala”, amedrenta a los trabajadores que reclaman.

Por su parte, las cúpulas burocráticas se dividen en la interna de la CGT, ajenas al interés obrero. De las variantes en disputa ninguna planteó un atisbo de plan de lucha serio ante las paritarias. Como denuncian sectores de base en la UOM, Caló, a su pesar, se vio obligado a convocar al paro y utilizó la medida como tribuna oficialista; Moyano, devenido opositor al gobierno, no llamó a un plan de lucha y adelantó la miserable pretensión de un 25% para su gremio. Todas las alas de la CGT dejan correr la caída salarial. Poco importa a burócratas millonarios el bolsillo del trabajador.

Para ganarle la pulseada salarial al gobierno y las patronales, debemos rodear de solidaridad las luchas en curso: los trabajadores del Subte junto a los Metrodelegados están en paro y reclaman un aumento según la inflación, condiciones dignas y seguras de trabajo. En Provincia de Buenos Aires la lucha de los judiciales lleva ya dos meses, desacataron la conciliación obligatoria y reclaman incorporar la Ley porcentual que ata el salario de los trabajadores a jueces y ministros de la Corte. Los trabajadores del INTI, pelean contra el decreto 324 de Cristina, que habilita el recorte salarial y exigen pase a planta de 1600 contratados. También luchan los petroleros y municipales en Santa Cruz, los choferes en Córdoba, y como ya dijimos, los de la alimentación que plantean el 40% de aumento. El gobierno viene fracasando en instalar como casos testigos los aumentos en cuotas del 20% a docentes y el 21% a UPCN. Aquí y allá se dan conflictos que cuestionan el techo salarial.

Hay que impulsar asambleas en los lugares de trabajo para elegir nuestros delegados paritarios, medidas de lucha y levantar un pliego de reclamos que plantee Salario Mínimo, Vital y Móvil para todos los trabajadores equivalente a la Canasta Familiar valuada en $6000. El ajuste automático del salario respecto a la inflación es elemental para defender el bolsillo obrero. Hay que incorporar los reclamos de los trabajadores en negro, precarizados y contratados.¡Abolición del trabajo en negro! ¡Pase a planta! ¡Abajo la estafa de la tercerización! ¡Igual trabajo, igual salario! Luchamos por derrotar las leyes y decretos de la flexibilización laboral menemista vigentes bajo el gobierno K y por una paritaria nacional única.

El PTS participa en los sindicatos con la premisa de que son un instrumento de lucha que debe encarar la pelea por los derechos de todos los trabajadores, abriendo sus puertas al 55% de compañeros no sindicalizados. Esta actitud, que parte de un principio elemental de solidaridad de clase, se basa en la convicción de que en la unidad de las filas obreras está la fortaleza para hacer frente a las presiones a la baja del salario por parte de las patronales y el gobierno. La división entre trabajadores es para disciplinar y afectar las condiciones de la clase obrera en su conjunto. La unidad es una tarea de primer orden que abre el camino para recuperar y conseguir nuevas conquistas para el pueblo trabajador.